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Científicos producen “árboles superiores” para mejorar actividad forestal

Aun cuando no es una de sus principales actividades económicas, México es un país cuya productividad forestal tiene un impacto relativamente considerable en el producto interno bruto (PIB) nacional. De acuerdo con el Anuario Estadístico Forestal 2014, dicha actividad representa 0.3 por ciento del PIB.

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El documento da cuenta de un incremento gradual en su aportación al PIB desde 2010 hasta 2014 (última actualización), periodo durante el cual registró incrementos del 3.6, 1.8, 7.7, 0.5 y 0.6 por ciento. Sin embargo, aun cuando la aportación se ha mantenido en índices positivos, el tamaño de los incrementos se ha contraído, y ante ello es necesario asumir nuevas medidas que reviertan dicha situación.

Es ahí donde el campo de la investigación científica y tecnológica cobra especial relevancia. Ejemplo de ello son los esfuerzos del doctor Javier López Upton, quien encabeza un proyecto encaminado a optimizar los procesos de reforestación a través de la creación de “árboles superiores”, es decir, el símil a los sementales en la industria ganadera.

En entrevista exclusiva con la Agencia Informativa Conacyt, Javier López Upton, profesor investigador titular en el posgrado de ciencias forestales del Colegio de Postgraduados (Colpos), campus Montecillos, explicó en qué consiste el proyecto y los pasos que se han dado para llegar a los denominados árboles superiores.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo se llama su proyecto de investigación y cuáles son sus objetivos?

Javier López Upton (JLU): Establecimiento de huertos semilleros con material genéticamente superior de Pinus patula y Pinus greggii, y su objetivo es la generación de huertos semilleros de la más alta calidad. Nos planteamos dicho proyecto y objetivo central toda vez que en México no existen fuentes de semilla de calidad genética superior.

Cuando hablamos de calidad, nos referimos a la calidad genética que debe tener la semilla. Esto significa que no existe actualmente una fuente de semillas que deriven en árboles que crezcan más que los actuales y que se adapten mejor al medio.

Hay que recordar que de manera regular, la actividad de plantación o reforestación se realiza con fuente de semilla de origen desconocido y sin un control del individuo, lo cual ha causado que la supervivencia dentro de las reforestaciones sea baja y el crecimiento limitado.

AIC: ¿Por qué no se cuenta con semillas de calidad actualmente?

JLU: Esto pasa básicamente porque al encargar semilla de árboles, los productores, para acceder a las mejores, tendrían que escalar a la cima de los árboles (a los más altos y sin ramas, que son los mejores), pero en la práctica, eso sencillamente no pasa. El productor no va a invertir en escalar árboles bien conformados, sin ramas, al contrario, buscan los de porte bajo, con alta cantidad de ramas, porque son los más fácil de escalar y producen más frutos o conos, los cuales portan las semillas.

Es una cuestión de economía, cuando uno le encarga a otra persona, esta busca reducir costos para obtener mayor beneficio, básicamente lo hace barato, pero en este caso lo que se necesita es satisfacer cuestiones de calidad.

AIC: ¿Por qué las ramas influyen en la calidad de los árboles?

JLU: El valor más relevante de los bosques radica en la madera; si bien es cierto que hay muchos productos que se obtienen del bosque y que hay mucha gente que piensa que tener verde y el oxígeno son su mejor producto, en realidad no es así, no cuando menos para el dueño del bosque, ya que él no vende el agua que genera su bosque ni el oxígeno. Es a él a quien le conviene obtener madera en mayor cantidad y de mayor calidad.

La única forma de lograr mayor cantidad y calidad es seleccionar árboles que crezcan rápido, rectos y que no tengan muchas ramas. Eso te va a permitir producir más madera. A su vez, contar con árboles rectos y más grandes permitiría cortar menos árboles y preservar, en consecuencia, un mayor porcentaje del bosque. De hecho, plantando cinco por ciento del área forestal se pueden satisfacer las demandas de madera del mundo, por eso hay que regenerarlo de manera constante con mejor y más productivo material, para no superar ese cinco por ciento de la superficie boscosa.

En consecuencia, si se seleccionan árboles bajos, con muchas ramas para la obtención de las semillas, los árboles tendrán esas mismas características, eso es algo que sabemos muy bien, lo sabemos en plantas y en animales. Por ejemplo, si se consigue un macho para preñar vacas, se busca un semental para que lo haga.

En los árboles no contamos aún con sementales de las especies forestales en México, pero el proyecto que estoy desarrollando está orientado a eso, es el equivalente para seleccionar, de manera natural, árboles sementales; no obstante, nosotros no los nombramos así, les llamamos «árboles superiores», ese es el término que nosotros utilizamos.

AIC: ¿Cómo lograrán los árboles superiores, cuál es el proceso que siguen para llegar a ellos?

JLU: Primero hay que explicar que el bosque requiere que se quiten individuos para que otros vengan atrás, se requieren individuos jóvenes para crecer, fijar carbono y liberar oxígeno; los individuos viejos llegan a un punto en el que dejan de crecer y, por ende, dejan de fijar carbono y liberar oxígeno. Entonces, hay que talar esos árboles viejos, vender la madera y generar una economía que permita a la gente del bosque vivir bien y sumar al ciclo reforestando.

Básicamente hay que llevar a cabo una sustitución, sustitución que en el bosque funciona de manera natural hace miles de años. En ese contexto, lo que nosotros estamos haciendo es seleccionar y sembrar árboles que crezcan mejor, manteniendo una diversidad genética alta.

De manera artificial ponemos los árboles que crecen mejor, seleccionamos árboles superiores en diferentes bosques de la zona central de México. Seleccionamos los árboles superiores de varios lugares y los mezclamos en una plantación. Actualmente, esa plantación experimental la estamos midiendo para determinar cuáles son los mejores árboles creciendo ahí.

El proyecto contempla un segundo filtro para eliminar los inferiores y dejar los superiores (proceso que ya realizamos) para que sean realmente los mejores los que se crucen entre ellos. El objetivo es que la semilla resultante sea de mejor calidad, la cual germinará mejor pero también dará hijos de mejor crecimiento.

AIC: ¿En qué momento inició el proyecto y al momento cuántas etapas ha atravesado?

JLU: Fue en 2001 que obtuvimos el apoyo para un proyecto a través del Fondo Conafor-Conacyt, y obtuvimos nuevos recursos por ahí del 2008. Ello se debe a que se trata de proyectos de muy largo plazo porque los organismos (árboles) no crecen muy rápido.

En primera instancia, definimos las dos especies de mayor relevancia para México en la zona central de México, se trata de los más usados por la Comisión Nacional Forestal y los productores de la región. Asimismo, son especies que a nivel internacional cuentan con gran demanda.

Los dos pinos se usan en otros países donde no son nativos, los plantan para comercializarlos. Incluso hay naciones donde la actividad forestal es la base de su economía.

Después de seleccionar ambas especies, se buscó a productores que estuvieran interesados, además de la colaboración con los gobiernos estatales. A ellos se les presentó el proyecto y se establecieron ensayos con los ejidatarios, utilizando árboles superiores que crecieron así de manera natural, ello en diferentes bosques.

Para la selección de los árboles, caminamos los bosques, identificamos los árboles mejor conformados, los más altos, rectos, robustos y con menor cantidad de ramas. Posteriormente, escalamos los árboles, recolectamos los conos (conocidos como piñas por las personas), los procesamos y recolectamos la semilla, manteniendo siempre un control de la semilla y su progenitor.

Esas semillas las sembramos, generamos plantitas de pino y establecimos pequeños ensayos de 1.5 hectáreas. El objetivo de estos ensayos denominados de progenie es probar en campo el crecimiento de los árboles, determinar la heredabilidad de los árboles; los dejamos crecer entre ocho y nueve años —realizando mediciones anuales— para identificar los mejores árboles.

A la par se han aplicado, a través de estudios de progenie, técnicas de selección de los mejores árboles en el terreno, pero vinculados a su árbol madre. Al dejar los árboles más grandes ya en el terreno, es como si permitiéramos que se cruzaran solo sementales en ganadería —guardando las debidas proporciones— e incrementamos así las posibilidades de tener incluso mejores árboles.

AIC: ¿Cuál es el siguiente paso para esta investigación?

JLU: Bueno, el siguiente paso consiste en generar esquemas de colaboración con otras áreas del Colpos para potencializar la producción de semillas con el uso de fertilizantes y otras técnicas que ayuden a incrementar la producción de conos.

Fuente: CONACYT.

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