El impacto de un asteroide es el único fenómeno natural predecible que se puede evitar. Aunque el riesgo de impacto en la Tierra es muy bajo, las consecuencias pueden ser catastróficas y no se descartan o consideran como algo improbable en su totalidad, consideró en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt el doctor en ciencias aeroespaciales, Sergio Camacho Lara, secretario general del Centro Regional de Enseñanza de Ciencia y Tecnología del Espacio para América Latina y el Caribe (CRECTEALC).
CRECTEALC fue establecido por los gobiernos de México y Brasil bajo la tutela de la Oficina para Asuntos del Espacio Ultraterrestre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1997, con la finalidad de enriquecer el conocimiento en las disciplinas espaciales, a través de programas de enseñanza, investigación y aplicación práctica orientada a la teleobservación, telecomunicación por satélite, meteorología mediante satélites y los sistemas de información espaciales. El CRECTEALC tiene un campus en Brasil y otro en México.
El Campus México del CRECTEALC fue hospedado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en 2002. El investigador del INAOE y director del Campus México, el doctor José Guichard Romero, destacó que entre los proyectos que el Campus México realiza en colaboración con el INAOE está la observación astronómica de objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés). Los NEO incluyen asteroides y cometas, aunque la gran mayoría de los objetos cercanos a la Tierra son asteroides.
Por sus órbitas, a una categoría de asteroides se le conoce como asteroides potencialmente peligrosos y son estos los que preferentemente se observan con la cámara Schmidt en Tonantzintla y con el telescopio de 2.2 metros en el Observatorio Guillermo Haro del INAOE. Este monitoreo fotométrico y espectroscópico de asteroides sirve para determinar sus parámetros físicos (periodos de rotación, forma, tamaño, orientación del eje de rotación, etcétera). El conocimiento de estos parámetros permite calcular la probabilidad de que un asteroide impacte la Tierra.
Riesgo y consecuencias de impacto a la Tierra
Asteroides y cometas han impactado la Tierra desde su creación. Se sabe que los dinosaurios, junto con 80 por ciento de la biodiversidad que existía, se extinguieron hace unos 65 millones de años como consecuencia del impacto de un asteroide de entre 10 y 14 kilómetros de diámetro en Chicxulub, Yucatán. A la fecha se han encontrado del orden de 16 mil asteroides, chicos y grandes, en órbitas cercanas a la Tierra. De los que miden más de un kilómetro ya se han detectado más de 95 por ciento.
El astrofísico investigador del INAOE, doctor José Guichard, explicó en entrevista que la atmósfera protege en general a la Tierra de impactos por asteroides de tamaños de 30 metros y menores. Sin embargo, se calcula que hay del orden de un millón de asteroides de más de 30 metros y menos de un km de diámetro orbitando cerca de la Tierra. Por ser muy numerosos y aún no detectados, estos son un peligro.
“Un asteroide de 50 metros es capaz de destruir en su totalidad la zona metropolitana de una ciudad grande, como la Ciudad de México o Londres, de ahí que sean potencialmente muy peligrosos y la urgencia por encontrarlos antes de que uno de ellos nos encuentre a nosotros”, advirtió el investigador.
Cálculos por los siguientes 100 años
Por su parte, el doctor Sergio Camacho Lara relató que en 1999 la ONU, dentro de sus iniciativas, estableció la necesidad de estudiar el estado de conocimiento sobre NEO a nivel internacional a fin de determinar el riesgo de impacto a la Tierra y posibles acciones que permitieran evitarlo o mitigar las consecuencias. El tema cobró importancia en diciembre de 2004 por el descubrimiento de Apofis, un asteroide con altas probabilidades de impactar la Tierra en 2036. Observaciones adicionales de este asteroide permitieron bajar la probabilidad de impacto a uno en 250 mil.
“Hasta el momento no hemos encontrado un asteroide que vaya a impactar la Tierra de aquí a 100 años. Cada vez que se encuentra un asteroide, se determina su órbita por medio de múltiples observaciones y se proyecta la órbita que seguirá en los próximos 100 años, o más si se quisiera”, aclaró el doctor Sergio Camacho Lara.
No obstante, añadió que iniciar con la planeación de medidas de respuesta no es un asunto de menor importancia, ya que si un asteroide de un kilómetro se impactara contra el planeta, se estima que mataría a la mitad de la población en el mundo, es decir, morirían miles de millones de personas.
Explicó que la NASA recibió un mandato del Congreso de Estados Unidos en los años noventa para encontrar 90 por ciento de los asteroides cercanos a la Tierra que fueran de un kilómetro o más. La NASA aceleró la búsqueda y hasta la fecha se han encontrado entre 95 y 97 por ciento de lo que se estima puede ser el total de asteroides de esos tamaños. De ahí la confianza de que en los próximos 100 años no haya un asteroide de ese tamaño con posibilidad de impactar la Tierra; sin embargo, aún falta de tres a cinco por ciento de esa búsqueda, indicó el doctor Camacho Lara.
“La buena noticia es que los asteroides más grandes son más fáciles de ver, pero hay muchos más asteroides de menos de un kilómetro cercanos a la Tierra que aún debemos encontrar”.
Iniciativa internacional para la seguridad de la Tierra
La Asociación de Exploradores Espaciales, integrada por astronautas y cosmonautas que han viajado al espacio, organizó un panel de expertos para preparar un informe sobre asteroides, riesgos de impacto a la Tierra y acciones necesarias para preparar una respuesta internacional ante una amenaza de impacto. El informe motivó que el tema fuera tomado a nivel de gobiernos en 2009 por la Subcomisión de Asuntos Científicos y Técnicos (SACT) de la Comisión de Naciones Unidas para la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS).
La subcomisión condujo su trabajo a través de un Equipo de Acción sobre Objetos Cercanos a la Tierra compuesto por expertos provenientes de agencias espaciales, universidades y otras instituciones con actividades afines. Entre 2009 y 2013, el equipo presentó informes anuales a la subcomisión, la cual a nivel de gobiernos, los consideró por medio de un Grupo de Trabajo sobre Objetos Cercanos a la Tierra. México tomaría la Presidencia del Equipo de Acción y del Grupo de Trabajo sobre NEO, a través del doctor Sergio Camacho.
El resultado fue un acuerdo de la Asamblea General de Naciones Unidas en 2013 para que se creara una Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN, por sus siglas en inglés) y un Grupo Consultivo de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG, por sus siglas en inglés). Los miembros de IAWN son instituciones con telescopios para buscar y caracterizar asteroides y SMPAG incluye agencias espaciales que podrían evitar que un asteroide impacte la Tierra.
Entre IAWN y SMPAG se prepararía una respuesta internacional en caso de amenaza de impacto a la Tierra por un NEO. La Agencia Espacial Mexicana (AEM) es miembro de SMPAG.
Sobre la importancia de la observación de asteroides, el doctor José Guichard Romero destaca en entrevista que el INAOE fue una de las cinco primeras instituciones a nivel mundial en signar un compromiso para observar y monitorear asteroides. Este compromiso incorporó al INAOE y al CRECTEALC a IAWN.
¿Cómo evitar el impacto de un asteroide?
“Hay varias formas para evitar el impacto de un asteroide. Una forma es lanzar una misión con dos satélites: uno para examinarlo de cerca y otro para posicionarlo enfrente o detrás, para que por gravedad lo acelere o lo frene a lo largo de su órbita. Esto funcionaría si tenemos de 10 a 20 años antes del impacto. Con menos tiempo disponible se puede aumentar o reducir la velocidad del asteroide a lo largo de su órbita más rápidamente para evitar la colisión impactándolo con uno o más satélites”, explica el doctor Sergio Camacho Lara.
Si el tiempo de impacto no es suficiente para utilizar alguna de las formas mencionadas, se podría recurrir a un dispositivo nuclear que estalle junto al asteroide para que el calor de la explosión queme un lado del asteroide y, por consiguiente, aumente o disminuya su velocidad a lo largo de su órbita.
Sin embargo, en el uso de un dispositivo nuclear intervienen otros factores que tienen que ver con políticas internacionales, ya que están prohibidas las explosiones nucleares en el espacio. Dependiendo de la gravedad de las consecuencias del impacto, correspondería a la comunidad internacional, quizá a través del Consejo de Seguridad de la ONU, tomar la decisión.
“Hay mucho por estudiar y resolver, ya que a veces los asteroides están conformados por una gran roca sólida, o a veces son un montón de rocas pequeñas que se van moviendo como si fueran un cuerpo y la gravedad las mantiene juntas, así que una misión satelital puede que no surta efecto, o bien una explosión nuclear sea contraproducente”, dijo el doctor Camacho Lara.
La experiencia con los asteroides
A pesar de las certezas y los riesgos, existen pruebas realizadas por el ser humano para conocer más de cerca un asteroide o cometa. Fue en septiembre de este año cuando la sonda Rosetta, emitida por la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), concluyó su misión al impactarse con el cometa 67P-Churyumov Gerasimenko, conocido como Chury. La misión abre nuevas líneas de investigación y posibilita que, sumada a las experiencias de las misiones DAWN de la NASA y Hayabusa de la JAXA de Japón, se tenga información detallada de objetos celestes de este tipo.
“La importancia de la observación de NEO permitirá tomar una decisión adecuada. Por ejemplo, nosotros como INAOE y CRECTEALC ya tuvimos acercamiento con la Agencia Espacial Mexicana y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), para iniciar con la formación de un grupo de trabajo que identifique a las instituciones nacionales que deben coordinar las acciones que se deban tomar en México en caso de una eventualidad. Se espera una propuesta de legislación al respecto para que se instituya un protocolo de seguridad, que permita más adelante realizar simulacros y la población, tanto como el gobierno, puedan estar preparados ante un fenómeno que no podemos descartar”, concluyó el doctor Camacho Lara.
Fuente: CONACYT.
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