Con harina de soya estudiantes de la Universidad Mexiquense del Bicentenario (UMB) buscan separar antibióticos que contaminan el agua con el fin de disminuir su presencia debido a que podrían llegar a las fuentes de agua potable. La OMS ha advertido que 15 por ciento de los residuos generados por las actividades de atención sanitaria, se consideran peligrosos y pueden ser infecciosos, tóxicos o radioactivos.
La innovación mexicana consiste en procesar la semilla de soya hasta obtener harina cien por ciento pura, utilizarla para separar el antibiótico del agua y así poder reutilizar el fármaco y el líquido. Cecilia Paz Montes, estudiante de ingeniería química, detalló que la soya contiene proteína, por lo que “la fórmula química de estos antibióticos permite la adsorción con la legumbre, es decir la molécula de la soya se adhiere a la partícula del antibiótico y con facilidad permite su separación y reúso de los elementos”.
La técnica mexiquense
Tras la intención de resolver el actual problema de contaminación en suelo y agua, el equipo de estudiantes de la Unidad Tultitlán encontró ampicilina y amoxicilina como los antibióticos más usados en México y, por ende, los que mayores residuos generan al desecharse cuando caducan o al consumirse y eliminarse en la orina.
“Queríamos innovar y dar solución a este problema, por lo que elegimos la harina de soya como material adsorbente de antibióticos por su bajo costo y efectividad en su uso”.
Tras seis meses de pruebas de laboratorio, los alumnos comprobaron la eficacia de la soya. En dos frascos con solución se disolvió una cápsula de amoxicilina y una tableta de ampicilina, respectivamente con un gramo de soya. Dos horas después observaron que ese gramo de soya adsorbe gran cantidad de antibiótico, es decir 84.79 por ciento; mientras que dos gramos de la legumbre en el mismo tiempo obtuvo 99.55 por ciento de la adsorción, lo que quiere decir que entre más porción en un largo periodo, mayor será la adsorción del antibiótico.
La estudiante Cecilia Paz, de 20 años de edad, enfatizó que el planteamiento del equipo es utilizar el método en afluentes hospitalarios y de la industria farmacéutica. “Buscamos hacer una planta tratadora para que antes de que llegue al drenaje, el agua esté libre de antibióticos, y una vez captados los fármacos, se puedan reutilizar; o bien, a los fármacos caducados desintegrarlos naturalmente a través de un proceso de confinado que consiste en enterrarlos y aplicarles procesos químicos para su extracción o reducción sin que contaminen”.
Por lo pronto, la innovación se encuentra en proceso de patente, el equipo universitario busca obtener apoyo de la industria aceitera para adquirir la soya que se desecha como parte de sus procesos; así como indagar la eficacia de la harina de soya con otros antibióticos.
“En México no hay planta tratadora de aguas contaminadas con medicamentos, estas aguas generalmente se destinan para el riego de frutas y verduras que consumimos, queremos resolver científicamente este problema social”, finalizó Cecilia Paz Montes.
Fuente: Agencia ID.
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