En el marco de la celebración del Día Mundial de los Humedales, este 2 de febrero se presentó el documento Manglares de México. Actualización y exploración de los datos del sistema de monitoreo 1970/1980-2015, que analiza cómo se han deteriorado los manglares mexicanos en las últimas décadas, pero también presenta propuestas esperanzadoras para su recuperación y conservación.
Esto toma relevancia al considerar que el manglar provee de refugio, para el desove y la crianza, a especies marinas comerciales, aves, mamíferos, insectos y reptiles. Incluso se calcula que 70 por ciento de las pesquerías en el país depende de la existencia de este ecosistema, afirma Alejandro del Mazo Maza, titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
México se ubica entre los primeros cinco países con una mayor extensión de manglar, de un total de 125 territorios que poseen este ecosistema. A pesar de ello, este dinámico paisaje solo representa 0.4 por ciento de la superficie del país, lo cual vuelve prioritaria su conservación, puntualiza el coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), José Sarukhán Kermez.
El documento, elaborado por la Conabio, es uno de los resultados del monitoreo sistemático de manglar en el país, que comenzó en el 2005.
Durante este monitoreo se tomaron 150 mil fotos, desde helicóptero, gracias a la colaboración con la Secretaría de Marina (Semar). Estas imágenes sirvieron para ubicar el manglar mediante un sistema de coordenadas, acoplar y validar la información obtenida mediante satélite.
Estas fotos se encuentran georreferenciadas, esto permite que cualquier persona que se encuentre en un manglar se conecte a la red y descargue las imágenes del lugar exacto donde se encuentra, con ello podrá comparar el estado del lugar con el año 2005, 2010, 2015 y la década de los setenta y ochenta, comenta José Sarukhán.
“Fue una enorme cantidad de trabajo, pues queríamos hacer que coincidieran las fotos tomadas en los setenta y pudieran verse en el lugar en el que realmente están en la actualidad”, explica José Sarukhán.
El manglar, protector de la tierra y el océano
Estos bosques, que dividen el mar de la tierra firme, proveen las condiciones adecuadas para el desove y la crianza de camarones y de diversas especies de peces, incluyendo los de interés comercial, de aquí que 70 por ciento de las pesquerías en México dependa de la existencia de este ecosistema, indica Alejandro del Mazo.
El manglar es un paisaje dinámico, refugio para aves, mamíferos, peces y reptiles, como tortugas y cocodrilos. Conforma un muro natural que confronta tormentas, huracanes y ciclones provenientes del trópico, ayudando con ello a mantener el territorio costero de la nación.
Los esfuerzos por su conservación han sido notorios, pasando de uno por ciento de superficie de manglar protegida en el país, a 63 por ciento en el 2015, de acuerdo con los datos del monitoreo presentado.
Sin manglar no hay playa
“Por primera vez tenemos datos muy precisos y confiables sobre el efecto del deterioro de los manglares en la línea de costa del país. Sabíamos que este ecosistema era muy bueno para defender la costa, pero no sabíamos qué tanto. Con este trabajo se pudieron observar retrocesos de más de mil metros de costa, que implica perder miles de hectáreas ante el mar, pero también vimos otros casos donde el manglar ha ayudado a ganar pequeñas áreas de costa”, detalla José Sarukhán y recalca que esto es una verdadera pérdida de territorio nacional.
Estos fueron resultados sorprendentes, pues los expertos no esperaban encontrar tantos cambios en la línea de costa, pero con el estudio observaron que la superficie perdida supera con creces la ganancia de territorio.
Destrucción del manglar
Gracias al trabajo presentado por la Conabio, se tiene una panorámica de cómo ha cambiado, en cuatro décadas, la superficie de manglar.
En el primer periodo, entre 1970 y 2005, se registraron pérdidas muy fuertes en la superficie de este ecosistema, algunos estados perdieron incluso más de la mitad de la superficie de manglar que tenían registrada, detalla Luis Humberto Valderrama Landeros, especialista en percepción remota de la Conabio.
Para el 2010 se siguió con una tendencia de pérdida, pero para el periodo comprendido entre 2010 y 2015 se encontró una recuperación de 11 mil hectáreas de manglar, lo cual se debe a que se tienen cada vez mejores instrumentos para la protección de este ecosistema y a la mejora de la metodología para generar el mapa, añade el especialista.
Para el doctor Jorge López Portillo, quien lleva más de 30 años realizando investigación sobre el manglar en el Instituto de Ecología (Inecol) —que forma parte del Sistema de Centros Conacyt—, es de suma importancia identificar las causas del deterioro de este ecosistema. Las cuales, en ocasiones, pueden no ser tan evidentes, como la construcción de vías de comunicación, las obras hidráulicas o la rectificación de ríos.
Según los datos obtenidos en este trabajo exploratorio, la principal amenaza para este ecosistema es el establecimiento de estanques artificiales y granjas para la cría de camarón y pescado, así como el uso del territorio para la cría de ganado. En segundo lugar se encuentra el cambio de uso de suelo para el desarrollo de zonas turísticas y otros tipos de construcciones.
De aquí la importancia de los acuerdos tomados en la decimotercera Conferencia de las Partes de la Convención de Diversidad Biológica (COP-13), para comenzar en México la búsqueda de una agricultura con respeto pleno a la biodiversidad, señala José Sarukhán.
Esperanza para el manglar
Tanto Luis Valderrama como Jorge López concuerdan que las regiones de manglar perturbado no pueden darse por perdidas, pues el ecosistema, por su dinamismo, tiene la capacidad de recuperarse, si se identifican las causas de la perturbación y se aplican programas de conservación adecuados.
De 1970 a 2010, se perdieron 91 mil 600 hectáreas, pero solo hubo una pérdida irreversible de 17 mil 140 hectáreas. “El resto es manglar perturbado, lo que abre una gran oportunidad para los procesos de restauración”, especifica Jorge López.
Explorando manglares de cuatro décadas
El trabajo que llevó a la publicación de este libro comenzó en 2005, cuando se comienza la elaboración de un mapa a partir de imágenes satelitales, que se construyó para reflejar la distribución de los manglares y territorios aledaños, detalla Luis Valderrama.
En 2010 se actualizó con nuevas imágenes para generar la perspectiva de cinco años después, y casi al mismo tiempo gracias al acervo de fotografías aéreas históricas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Fundación ICA, principalmente, se puede crear esa vista retrospectiva de los manglares para 1970 y 1980. Trabajo al que se le suma la actualización de 2015.
“Una característica de los mapas de Conabio es que tienen asociado un proceso de validación, proceso que solo fue posible gracias a la inestimable ayuda de la Secretaría de Marina que nos permitió en dos campañas, una en 2008 y la última en 2015, subir a sus helicópteros y tomar 150 mil fotos de diferentes tipos y aproximadamente 170 horas de video georreferenciado”, comenta Luis Valderrama.
Políticas públicas de protección al manglar
El contraalmirante Fernando Alfonso Angli Rodríguez, director general adjunto de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología de la Semar, recalcó que las personas que trabajan con percepción remota, cartografía y colectando evidencia en campo pueden apreciar que el trabajo realizado es enorme. Y agradeció a la Conabio por la inclusión de la Semar en el proyecto dirigido a generar investigación y políticas públicas para proteger el medio ambiente marino.
Es necesario impulsar análisis de política pública ya que en la medida que nosotros identifiquemos las áreas de conflicto y sinergia entre los actores, podremos proponer cambios para reorientar las actividades productivas y conservar el ecosistema, concluye Luis Valderrama.
Fuente: CONACYT.
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