Cuando era niño y vivía en Jojutla, un pequeño poblado en el estado de Morelos, descubrió su pasión por la naturaleza. Entre los cultivos de arroz y caña de azúcar, surgieron los cuestionamientos que lo guiaron al camino de la ciencia. Ahora, César, un joven de 31 años de edad, es parte del privilegiado grupo de mexicanos seleccionados para asistir a la 67a Reunión Lindau de Premios Nobel que se celebrará en Alemania el próximo mes de junio.
César Luis Cuevas Velázquez es egresado de la carrera de ingeniería bioquímica del Instituto Tecnológico de Zacatepec, perteneciente al Tecnológico Nacional de México, actualmente es doctor en ciencias bioquímicas por el Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en Cuernavaca, y se encuentra realizando una estancia posdoctoral en el Instituto Carnegie, en Stanford, California.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, César relata que para él ha sido un honor muy grande enterarse que fue seleccionado y que podrá escuchar a diversos premios Nobel en un mismo “congreso”.
“Es realmente sorprendente asistir a un ‘congreso’ en el que cada ponente es un premio Nobel. Es probable que seleccionen a algunos de nosotros para presentar nuestro trabajo a dichos premios Nobel y al resto de jóvenes científicos, lo cual sería un honor aún más grande”, detalló.
La Reunión Lindau congrega entre 30 y 40 premios Nobel con los 400 jóvenes investigadores más talentosos del mundo. Este año, dicha reunión está dedicada a la química, campo de estudio al que pertenece la investigación de César Cuevas.
Una trayectoria rodeada de amor a la naturaleza
Tener una colección de cactáceas, orquídeas, un acuario con peces y plantas acuáticas son la prueba de lo mucho que, desde niño, César ama la naturaleza.
“Soy ingeniero bioquímico pero a una parte de mí le hubiera gustado mucho ser biólogo porque me encanta la naturaleza, los seres vivos, me fascinan las plantas, me maravilla lo que son capaces de desarrollar. Actualmente trabajo en el área de biología molecular de plantas y cada vez que aprendo algo nuevo sobre sus estrategias adaptativas, me maravillan aún más”, señaló.
Pero el paso oficial para ser un científico lo dio en el último año de la preparatoria, cuando se dio cuenta que pese a no ser un alumno destacado ni regular, las matemáticas, la física y la química se le daban muy bien. Entonces fue cuando decidió estudiar ingeniería bioquímica.
“Cuando estudié la universidad en el Instituto Tecnológico de Zacatepec, estuve involucrado en varias actividades académicas más allá de las clases, lo cual impulsó el deseo de ir por el camino de la ciencia. Después me fui al Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica que es un centro Conacyt. Ahí realicé la tesis de licenciatura estudiando genes que se expresan en respuesta a sequía en cactáceas. Ese tema me llamó mucho la atención, puesto que estudiar plantas que normalmente toleran la escasez de agua podría ayudar a mejorar cultivos”, detalló.
Después volvió al estado de Morelos donde se unió al grupo de la doctora Alejandra Covarrubias, una investigadora que es líder mundial en el estudio de un grupo de proteínas que se acumulan en las plantas cuando hay poca agua.
“Decidí realizar mi maestría y doctorado con la doctora Covarrubias estudiando a detalle cómo funcionan dichas proteínas. Aquí fue donde me formé como un investigador. En gran medida, gracias a todo el apoyo y las enseñanzas que recibí de ella y su laboratorio, es que tengo la oportunidad de acudir a este evento tan importante. Para mí, este logro también es de ellos. Después comencé un posdoctorado en California, donde estamos tratando de desarrollar nuevas tecnologías y herramientas para poder estudiar cómo las plantas perciben el estrés por déficit hídrico, un tema del que se conoce muy poco en la biología de plantas”, dijo.
Sus méritos académicos incluyen los reconocimientos a Mejor cartel de la Gordon Research Conference on Intrinsically Disordered Proteins (2016), el Premio Langebio para estudiantes de doctorado (2014), el Promoting Research Opportunities for Latin American Biochemists (2014) y el Keystone Symposia Future of Science Fund Scholarship (2011), además de diversos artículos de investigación publicados.
Las expectativas del congreso
Para este año, 10 investigadores mexicanos formarán parte de los 400 jóvenes provenientes de 76 países en la 67a Reunión Lindau de Premios Nobel. El encuentro tendrá lugar del 25 al 30 de junio en el lago de Constanza, Alemania.
Si César tuviera la oportunidad de acercarse y hablar con alguno de los premios Nobel que estarán en la reunión, le gustaría que fueran dos. El primero sería Mario Molina porque, asegura, ha sido una inspiración para él y para todos los mexicanos.
“Hay otro investigador, Kurt Wüthrich, quien fue pionero en el desarrollo de una técnica que yo utilizo llamada resonancia magnética nuclear. De hecho, es investigador del Instituto Scripps en el que tuve la oportunidad de hacer un par de estancias, primero en 2013 y luego en 2016, en los equipos de resonancia magnética nuclear de dicho instituto. A pesar de trabajar en el mismo instituto, nunca tuve la oportunidad de conocerlo. Me gustaría poder platicarle sobre mi trabajo y lo que desarrollé utilizando la técnica en la cual él fue pionero”, señaló.
Cuando César termine su estancia posdoctoral, dentro de dos años, desea regresar a buscar un empleo como investigador en México, para contribuir al desarrollo científico del país.
Fuente: CONACYT.
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