Niños en la ciencia

Un gran número de niños y adolescentes ha destacado cada año en Sinaloa por sus aptitudes y su participación en proyectos científicos. Han logrado premios nacionales e internacionales con proyectos ambientales, ecológicos, educativos, entre otros.

Noé Solano Gutiérrez, un niño de ocho años de edad, fue el representante más joven de México en la Feria de Ciencias que se celebró en 2016, en Brasil. Su proyecto contribuye a la conservación de la tortuga marina y propone su cuidado ante organismos como los epibiontes, que causan perforaciones en el caparazón, cabeza y aletas de la tortuga.

Asesoraron a Noé el biólogo José Barrón Hernández, del Acuario Mazatlán, y Fernando Enciso Saracho, biólogo y responsable del Campamento de Playa Ceuta.

Barrón Hernández señaló que Noé es uno de los niños voluntarios del Programa de Conservación de la Tortuga Marina del Acuario Mazatlán; participó durante 2014 y 2015 en ese programa. Explicó que con el proyecto El mundo mágico de la tortuga marina ganó el año pasado la competencia nacional de ciencias y el pase directo a Brasil.

El biólogo explicó que ambos asesores y el niño trabajan en la playa de Mazatlán con las anidaciones de la tortuga, llevan un registro de estas. Ocasionalmente, las tortugas presentan organismos, como los varanos, adheridos a sus caparazones.

Noé Solano Gutiérrez explicó que el proyecto con el que representó a México en Brasil consistió en el trabajo intenso que realizó en el Acuario Mazatlán.

“Mi proyecto ganó en la ExpoCiencias Pacífico 2016. Trabajé muy duro todo el 2015 como voluntario en el Acuario Mazatlán en un programa sobre la conservación de la tortuga marina. Así conocí las especies de tortugas, entre ellas la tortuga golfina, que es la que llega a nuestras playas y es la más pequeña de todas las tortugas que hay”, dijo.

Añadió que el trabajo que realiza en conjunto con sus asesores consiste también en rastrear a la tortuga al momento en que sale a desovar, recolectan los huevos, los colocan en bolsas y los trasladan al acuario, debido a que un gran número de turistas los sustrae para su venta o consumo.

“Mi proyecto consiste en la tortuga marina y su relación con los epibiontes, como el varano, cuando estos crecen, se pegan al caparazón de una tortuga y sueltan algo chicloso, que queda pegado en el caparazón, aleta o en la cara, haciendo hoyos en el caparazón para poder reproducirse. Esto es doloroso para la tortuga porque los hoyos llegan hasta el hueso”, comentó.

La rutina consiste en levantarse a las cinco de la mañana, rastrear nidos y seguir el trayecto de las huellas de la tortuga.

Además de participar en eventos de talla nacional e internacional, docentes de diversas escuelas de nivel básico en Mazatlán invitan a Noé a impartir conferencias sobre su proyecto. Ahí habla sobre su trabajo como voluntario en el Acuario Mazatlán y busca crear conciencia sobre la importancia de proteger la tortuga marina.

Previenen sobre el chikungunya

En 2016, estudiantes de primaria en Sinaloa ganaron el primer lugar de la Olimpiada Estatal de Microbiología, que organiza la Secretaría de Educación Pública y Cultura (Sepyc), en conjunto con el Centro de Ciencias de Sinaloa (CCS). Su proyecto advierte la importancia de prevenir el virus del chikungunya, debido a que la entidad se ubica como uno de los 15 estados donde más ha proliferado el vector transmisor.

Se trata de los alumnos Ángel Adrián Chaparro, Maritza Arellanes y José Antonio Parra, de 11 y 12 años de edad, respectivamente, estudian en la Escuela Primaria Salvador Alvarado, del municipio del mismo nombre. Su proyecto, que explica las etapas del mosquito y la manera de prevenir la proliferación, atrajo la ovación de las autoridades de la Sepyc y del Instituto de Apoyo a la Investigación e Innovación (Inapi).

“El chikungunya llegó a Sinaloa para quedarse. Aún no hay una vacuna y la enfermedad es muy dolorosa, incluso más que el dengue o el zika”, comentó José Antonio.

La preocupación de los tres estudiantes de sexto grado de primaria radica en que hasta hace un año Sinaloa contabilizaba 24 casos confirmados de esa enfermedad. De ahí surgió la idea de su proyecto Chikungunya, virus urbano.

“Una llanta, por ejemplo, es para el mosquito un hotel de cinco estrellas porque son los principales criaderos”, dijo José Antonio.

Maritza Arellanes señaló que cuando el mosco deposita los huevecillos en un recipiente, estos tardan de dos a cuatro días en convertirse en larvas o pupas.

“Cada hembra pone de 50 a 200 huevecillos. Es importante que estos no lleguen a la etapa de larva o pupa porque entonces es más peligroso”, advirtió.

Ángel Adrián Chaparro explicó que de manera errónea muchas personas creen que para deshacerse de los mosquitos basta con fumigar; sin embargo, advirtió que esto resulta insuficiente.

Los niños científicos señalaron la importancia de informar a la sociedad sobre esta enfermedad, debido a que la proliferación del mosquito va en incremento en el país y Sinaloa es uno de los 15 estados donde más casos se han registrado.

Nidia López, asesora de los estudiantes, dijo que los tres alumnos dedicaron gran parte de su tiempo a la investigación y realización de la maqueta ganadora de la Olimpiada Estatal de Microbiología.

Preocupación por el aprendizaje de niños con TDAH

Jessica Elizabeth Álvarez Madrigal tiene 16 años de edad. Hace casi tres años comenzó a trabajar en el proyecto Play & learn, o Juega y aprende. Consiste en una aplicación móvil que busca mejorar el aprendizaje de niños que presentan trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el diagnóstico más frecuente en psiquiatría infantil.

Jessica explicó su interés en este tema porque considera que la educación es el ámbito más importante y el que merece especial atención por parte de los ciudadanos.

“De ahí se derivan muchísimas otras áreas como la salud”, argumentó.

Su proyecto cuenta con la asesoría de la maestra en ciencias Nydia Berrelleza; explicó que se trata del diagnóstico de psiquiatría infantil más recurrente, ya que tienen problemas en el ámbito académico por el déficit de atención y por hiperactividad.

“Muchos niños son de una condición económica que no les permite llevar una terapia adecuada. El objetivo general de mi proyecto es generar una app que integre las funciones principales de una intervención neurocognitiva. Significa que mediante estímulos: juegos, música y colores, puedan ser rehabilitados en sus funciones ejecutivas, y también la corteza prefrontal”, explicó.

La aplicación que propone el proyecto de Jessica busca una atención sin efectos secundarios, ya que la mayoría de los tratamientos son farmacológicos.

La app integrará una función para padres en la que ellos podrán ingresar las características de sus hijos y verificar el avance mediante un test, así como recibir recomendaciones especializadas.

“Acudí a parques, donde pudiera encontrar a familias. Apliqué encuestas a personas de 14 a 40 años de edad. La mayoría de las personas respondió que no sabía en qué consiste el trastorno, lo que es sorprendente, ya que es uno de los más comunes”, advirtió.

El desarrollo de la app se dividió en dos etapas, la primera de ellas previo a la app y la segunda sobre la aplicación móvil.

“Cuando inicié el proyecto muchas personas me dijeron que era muy joven para trabajar algo de este tipo, que se trataba de una investigación más avanzada, para estudiantes de posgrado, que no era para una estudiante de secundaria y que tendría que esperarme. No me desmotivé, la maestra Nydia Edith Berrelleza me motivó a continuar con el proyecto y lo efectuamos en las instalaciones”, dijo.

Con este proyecto, Jessica participó en la Feria Nacional de Ciencias e Ingenierías 2016 (Fenaci). A partir de entonces comenzó a recibir asesoría de la doctora Evangelina Araujo Jiménez, en temas como psicología especial, neurología, entre otros.

Fuente: CONACYT.