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Celebra Instituto de Ciencias Nucleares 50 años

Con más de 20 actividades de divulgación científica, el Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) festejó su 50 aniversario.

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A través de diez charlas, el instituto mostró algunos de los misterios de la naturaleza que tratan de desentrañar sus investigadores tales como la materia oscura o los agujeros negros.

La charlas tuvieron dos escenarios: el Auditorio Marcos Moshinsky y una carpa en el jardín, en este último se propició una mayor interacción entre los investigadores y los asistentes.

Sentados en el pasto, los asistentes escucharon con atención e interés a la doctora Karina Cervantes, quien habló de Los hierros meteóricos de México y resaltó los descubrimientos de algunos meteoritos y la importancia de cuidar estos materiales de interés científico y cultural.

Una hora más tarde, a las 11 de la mañana, el doctor Alexis Aguilar Arévalo intrigó a más de una veintena de asistentes con la misteriosa materia oscura la cual, dijo, constituye alrededor de 70 por ciento de toda la materia que conforma el universo.

Pese a que es muy abundante se desconoce cómo es porque, aun con los detectores más sofisticados que hay en la actualidad, no se puede ver, ya que no interactúa con nada, no brilla, no emite ni refleja luz. La materia oscura “es uno de los grandes misterios de la ciencia”, afirmó.

A medio día, el doctor Yuri Bonder habló de los agujeros negros, charla que, sin duda, fue una de las que más captó la atención de los asistentes, ya que en esta el especialista pudo romper algunos mitos de estos sistemas de los que nada, ni siquiera la luz, puede escapar.

Ante alrededor de 40 asistentes de todas las edades, en especial niños, el investigador resaltó que los agujeros negros pueden ser una ventana para comprender mejor nuestro universo.

Antes de la comida, Alejandro Heredia habló del enigma del origen de la vida, en esta plática los asistentes hicieron un recorrido por la teoría de Oparin y Haldane, quienes propusieron que todos los componentes que forman a los seres vivos, así como las primeras células, se originaron a partir de los ingredientes que ya se encontraban en la Tierra antes de que surgiera la vida.

También se habló del experimento de Miller y Urey, en el cual se produjeron aminoácidos (las moléculas que forman a las proteínas) a partir de una simulación de las sustancias químicas y las condiciones ambientales que caracterizaban a la Tierra primitiva.

Esta charla concluyó con los diversos trabajos que la química, biofísica, física, biología molecular y otras disciplinas trabajan en conjunto para tratar de explicar los procesos y las condiciones que permitieron la formación de biomoléculas complejas y cómo fue que se ensamblaron entre sí para dar origen a los primeros seres vivos.

Para concluir el ciclo de charlas en el jardín, el doctor César Fernández Ramírez deleitó al público con una plática en la que se discutió uno de los temas fundamentales de la física: ¿De dónde viene nuestra masa?, y ¿cómo se genera?

A lo largo del día, alrededor de cientos de personas de todas las edades —principalmente jóvenes y niños—, se dieron cita en este día de divulgación y puertas abiertas de 10 laboratorios de este instituto universitario.

Esta no es la primera vez que la instancia abre sus puertas y le apuesta a la divulgación, la difusión es una actividad prioritaria. Para el doctor Alexis Aguilar, las personas que hacen la ciencia deben hacer alguna labor de divulgación “y dar a conocer qué es lo que hacemos y por qué es importante, además es la sociedad la que con sus impuestos sustenta la labor que aquí realizamos”.

Señaló que hacer divulgación no es labor sencilla, ya que ellos están acostumbrados a platicar con sus pares, pero aseguró que vale la pena hacer el esfuerzo y ver cómo la gente se entusiasma con los temas científicos.

Christopher Williams Ponce, un niño que desde las 10 de la mañana estuvo en el instituto, expresó: “Estuvo fabuloso el día, conocí a muchos científicos, yo de grande quiero ser como ellos y descubrir muchas cosas que beneficien a mi país”.

En tanto, Raúl Segura, de 11 años de edad, emocionado señaló que antes de llegar al evento sabía que quería ser físico pero “después de visitar varios laboratorios y escuchar algunas charlas (…) todo el universo de lo que investigan aquí quiero estudiar yo cuando sea grande».

Fuente: CONACYT.

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