El consumo de bebidas alcohólicas es un acto frecuente e incluso común en la sociedad, pues se ha caracterizado como un elemento presente en las celebraciones, fiestas y diversas reuniones sociales. Solo después de Europa, América Latina es la región con las tasas más altas de consumo de alcohol.
De acuerdo con especialistas, el consumo elevado de alcohol puede conducir a la dependencia, pero también aumenta el riesgo a desarrollar diversas patologías, a ello se suman posibles consecuencias sociales negativas: a diferencia de las personas que presentan abuso prolongado de sustancias alcohólicas, el mayor impacto en materia de la salud pública proviene del consumo ocasional de alto riesgo de quienes suelen beber poco o moderadamente, indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este contexto, la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), implementó Beber Menos, programa web de autoayuda para reducir el consumo de alcohol, dirigido a las personas que tienen problemas asociados con este, pero que aún no generan dependencia.
La plataforma es parte de una iniciativa de la OMS para impulsar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que ayuden a mejorar la salud de la población. El concepto es de origen neerlandés, pero México, India, Brasil y Bielorrusia trabajaron en el desarrollo de modificaciones para adaptarlo a los diferentes contextos socioculturales de los cuatro países.
De acuerdo con Marcela Alejandra Tiburcio Sainz, jefa del Departamento de Ciencias Sociales en Salud del INPRFM y líder del proyecto en México, la plataforma ha sido diseñada para ayudar a los usuarios a evaluar su patrón de consumo, establecer metas y estrategias para reducir el consumo o dejar de beber a través de ejercicios interactivos y fáciles en un lapso de ocho semanas, tiempo de duración del programa.
“El programa Beber Menos se realiza en línea y el usuario puede completarlo a su propio ritmo, ya que está disponible las 24 horas. Solo se necesita una computadora con conexión a Internet. El programa es completamente anónimo y gratuito”, dice.
¿En qué consiste y cómo funciona?
El programa es una intervención breve de corta duración que involucra técnicas cognitivo conductuales, dirigido a personas mayores de 18 años preocupados por su consumo de alcohol.
El interesado deberá generar una cuenta proporcionando un nombre de usuario y contraseña, además de ciertos datos para su seguimiento de manera confidencial, firmar una carta de consentimiento informado y un número de teléfono solo para recordarle contestar un cuestionario de evaluación al finalizar el programa.
“Este programa presenta una serie de instrumentos que evalúan el consumo de alcohol, los problemas que el usuario ha presentado asociados al mismo, así como cuestionarios que exploran los cambios de conducta (…) Incluye una herramienta de balance decisional, que ayuda a hacer una evaluación de las cosas buenas que se han obtenido del consumo y de las no tan buenas. Un siguiente paso en el programa consiste en establecer una meta de consumo”, detalla.
Entre las estrategias para alcanzar la meta establecida se encuentra el registro del consumo diario de alcohol y el estado de ánimo para identificar las principales situaciones de riesgo de consumo de alcohol.
“A partir de la identificación de las situaciones se plantea una serie de estrategias probadas en muchos programas de tratamiento que tienen este mismo modelo y que muestran la efectividad de estas herramientas”, explica Marcela Tiburcio Sainz.
Marcela Tiburcio Sainz manifiesta que el programa presenta ventajas frente a las terapias tradicionales: tiene una amplia accesibilidad, anonimato, independencia de factores de tiempo y distancia. Beber Menos es la primera intervención en su tipo en México. “Hay esfuerzos y programas de intervención breve presenciales, también aplicaciones móviles pero que no están hechas en México, y están en el idioma inglés”, comenta Tiburcio Sainz, también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Modelo de intervención para consumidores frecuentes no dependientes
A decir de la especialista en psicología de la salud, a diferencia de la persona con dependencia al alcohol, el consumidor frecuente requiere un modelo de intervención distinto, principalmente porque la dependencia es una enfermedad que se caracteriza por una serie de síntomas que afectan tanto al organismo como al sistema nervioso central.
“Para poder diagnosticar a una persona que tiene esta enfermedad, debe cumplir ciertos criterios en un periodo de tiempo, por ejemplo, abstinencia, es decir, malestar severo que se presenta cuando se suspende el consumo, tolerancia, abandono de las responsabilidades o actividades placenteras y la obsesión por el consumo son algunas de las características de las personas con dependencia al alcohol”, explica.
Los consumidores frecuentes de bebidas alcohólicas, señala la especialista, también presentan consecuencias negativas, pero en comparación con las personas con dependencia, tienen diferentes necesidades de atención: una persona con dependencia necesita programas intensivos, multidisciplinarios (médicos, psiquiatras, grupos de apoyo) para poder recuperarse y mantenerse sobrio. Las personas que beben de una manera excesiva pero no son dependientes presentan comportamientos que se pueden modificar.
“Un consumidor en riesgo no ha abandonado sus responsabilidades y tiene muchos días de no consumo, pero cuando lo hace, bebe con exceso y por su forma de beber tiene consecuencias en la salud, o bien problemas sociales. Con frecuencia los consumidores excesivos están expuestos a diferentes tipos de violencia; son blancos fáciles de asaltos o pueden tener relaciones sexuales con o sin protección, por ejemplo”, explica.
Adherencia y eficacia del programa
Los investigadores de los países participantes en el desarrollo del programa Beber Menos realizan un estudio multicéntrico que consiste en evaluar la adherencia y efectividad del programa.
Lo anterior, debido a que un número importante de los programas que se ofrecen en plataformas de Internet tienen una tasa de deserción alta. “El estudio nos permitirá comparar el consumo al inicio y al final del programa, si el usuario logró cumplir sus metas y comparar la información con aquellos que estuvieron motivados pero que abandonaron el programa. Nos permitirá determinar si funciona mejor con hombres o mujeres y en cuál de los cuatro contextos socioculturales (Bielorrusia, Brasil, India, México) funciona mejor”, dice Marcela Tiburcio Sainz.
A decir de la investigadora, un primer estudio piloto realizado en Brasil demostró que a pesar de una adherencia relativamente baja al programa, un porcentaje considerable de los usuarios informó la reducción del consumo de alcohol en un 30 a 50 por ciento.
Aun cuando el uso de las TIC es frecuente, la especialista destaca que, por lo general, las intervenciones de salud, a través del uso de Internet en México, han tenido una difusión complicada. En un contexto sociocultural dice: “En el país es común el uso excesivo del alcohol, está normalizado y a nadie le parece que sea un problema. Educar a las personas en el sentido de que su forma de beber puede tener complicaciones es algo contracultural, porque la cultura mexicana favorece el consumo del alcohol”, concluye.
Fuente: CONACYT.
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