El agua es, sin duda, uno de los recursos más importantes para la vida, sin ella, esta no sería imposible. A pesar de su importancia, los humanos hemos ocasionado que gran parte de ella se desperdicie, ya sea por una mala administración o por causa de la contaminación.
A diferencia de los cuerpos de agua superficiales, los mantos acuíferos son menos propensos a ser afectados a causa de las actividades del hombre, ya que son depósitos subterráneos. Sin embargo, existen eventos que tienen la capacidad de contaminar estos reservorios de agua, como los derrames de hidrocarburos, ocasionando daños a las principales fuentes que abastecen nuestra demanda de agua.
“El punto de contaminación de acuíferos por hidrocarburos es algo relativamente común en México. Puede darse en diferentes eventos, por ejemplo, los hidrocarburos se transportan en pipas o en ductos, los cuales pueden tener fugas. El hidrocarburo que se derrama sigue los mismos canales en los cuales se recarga un acuífero, de manera que se filtran por ellos y llegan al acuífero”, explicó el doctor Rangel, miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Rangel mencionó que actualmente se está trabajando en la recuperación de un acuífero ubicado en el altiplano potosino, el cual sufrió un derrame de hidrocarburo de fracción media, comúnmente conocido como diesel, el cual presenta ciertas particularidades que dificultan su remoción.
Los hidrocarburos de fracción baja —de peso bajo— generalmente se evaporan casi en su totalidad, pero los de fracción media tienden a acumularse en el acuífero, ya que no se evaporan tan fácilmente. Una vez que el hidrocarburo entra en contacto con el acuífero, una parte se disuelve y adquiere la movilidad propia del agua, incrementando su concentración en el área del derrame.
Una vez que se presenta un derrame, la estrategia que generalmente se sigue es realizar perforaciones en la zona contaminada para determinar la distribución del hidrocarburo dentro del acuífero. Primero se extrae la fracción pesada —aquellos elementos que no se disuelven en el agua— y se colocan barreras para la contención del contaminante.
El segundo paso consiste en extraer el agua, a la cual se da un tratamiento por procesos fisicoquímicos para remover hidrocarburos que puedan estar disueltos o en forma de micelas. De manera particular, la planta de tratamiento diseñada por los doctores del Ipicyt tiene la capacidad de tratar hasta 12 mil litros por hora.
En caso de ser necesario, se realiza un tercer paso, que consiste en oxidar los restos de hidrocarburo soluble que pudieran encontrarse después al finalizar los dos pasos anteriormente mencionados, esto con el fin de alcanzar la concentración mínima de contaminantes y poder reingresar el agua al acuífero.
“El agua que se purifica se puede utilizar para el riego de áreas verdes. Incluso si se le diera un proceso un poco más avanzado, podría utilizarse para consumo humano, pero la idea de nuestro trabajo solo consiste en reinyectarla en el acuífero”, destacó el investigador.
Una vez que el hidrocarburo es separado del agua, este se debe manejar de forma especial, ya que al contacto con el agua y con el paso del tiempo, se inicia un proceso de degradación que imposibilita su reutilización.
Con el desarrollo de este proyecto, en donde se vincula el sector académico con el industrial, se generaron procesos tecnológicos específicos para contribuir a la solución de un problema tan grave como la contaminación por hidrocarburos.
Fuente: CONACYT.
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