Desde que los humanos comenzaron a poblar la Tierra les ha invadido una curiosidad por saber qué son las cosas y qué hay más allá del alcance de sus manos. Esa curiosidad es lo que ha llevado a la construcción de instrumentos científicos, desde telescopios para observar las estrellas y otros planetas, hasta microscopios para poder observar lo que por su diminuto tamaño es invisible para el ojo humano.
Pero si queremos ver algo más profundo, es necesaria la ayuda de otro tipo de instrumentos llamados aceleradores de partículas. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) se sitúa en la frontera entre Francia y Suiza, es catalogado como el experimento de física más grande del mundo, pues una de las partes es un imán dipolar superconductor de 27 kilómetros de longitud en donde se hacen chocar partículas.
Como parte de las conferencias de divulgación científica impartidas durante El Aleph. Festival de Ciencia y Arte, la doctora Isabel Béjar Alonso, investigadora del Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN, como acrónimo en francés) habló sobre cómo es que ayudan los colisionadores de partículas a estudiar el universo.
Béjar Alonso, doctora en ciencias físicas, actualmente se desempeña como coordinadora técnica del High-Luminosity Large Hadron Collider (HL-LHC, por sus siglas en inglés), proyecto que tiene como objetivo aumentar el desempeño del LHC, de manera que se incremente el potencial de realizar descubrimientos para el año 2025.
“Dos partículas viajan por dos tubos de vacío diferentes para encontrarse dentro del LHC, y ahí, encontrarse una junto a la otra para crear una gran masa de energía, y de esa masa de energía surgen cosas diferentes, no lo que eran los componentes originales. Esa energía nos va a dar cosas que muchas veces no existían”, explicó Béjar Alonso.
Con el proyecto HL-LHC será posible obtener más datos sobre lo que ocurre dentro del colisionador al momento de hacer chocar partículas. Para ello, se pretende reemplazar los imanes que se utilizan actualmente por unos nuevos que sean capaces de curvar partículas mucho más energéticas.
Como ejemplo, se puede mencionar que en el año 2012 se logró obtener por primera vez en la historia partículas de Higgs, que contribuirían para entender el porqué de la masa de las partículas en el universo. Por este logro, los físicos Peter Higgs y François Englert recibieron el Premio Nobel de Física.
Para lograr estos avances, la doctora resaltó la importancia del trabajo de físicos teóricos y experimentales, el cual se asemeja al arte. Por un lado, el físico teórico se imagina qué es lo que se tendría que ver, mientras que por el otro lado, el físico experimental se encarga de hacer los instrumentos adecuados para poder observarlo.
“Para mí, la ciencia es el arte de buscar respuestas. Los científicos tenemos nuestro arte, el de buscar obsesivamente y hacer preguntas. Los tecnólogos también son artistas maravillosos porque crean de la nada objetos que hacen cosas”, concluyó la investigadora.
Fuente: CONACYT.
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