La discrepancia en el ámbito científico es un ejercicio intelectual común que permite la reflexión y el avance hacia nuevas ideas. Como parte de las actividades que se llevaron a cabo en el X Festival Internacional de Mentes Brillantes, La Ciudad de las Ideas, celebrado en Puebla del 17 al 19 de noviembre, el calentamiento global originó un debate entre especialistas y científicos que expusieron sus argumentos a favor y en contra de la existencia de este fenómeno.
El grupo conformado por Lawrence Krauss, doctor en física teórica de la Universidad Estatal de Arizona; Mario Molina, primer mexicano en recibir el premio Nobel de Química en 1995 y Daniel Schrag, director del Centro de Medio Ambiente de la Universidad de Harvard, defendió la existencia no sólo del calentamiento global sino de los riesgos que implica y los efectos que genera en el planeta.
Richard Lindzen, físico de la atmósfera y profesor de Meteorología del Instituto de Tecnología de Massachusetts; William Happer, físico estadounidense, profesor emérito de la Universidad de Princeton y especialista en física atómica, óptica y espectroscopia, y el político británico, Lord Nigel Lawson, mantuvieron una postura en contra de las predicciones sobre los alcances del calentamiento global, asegurando que sólo se ha generado una alarma innecesaria entre la sociedad y los gobiernos.
¿Hay de qué preocuparse o no?
En la primera intervención, el físico William Happer defendió su postura al decir que desde el periodo cámbrico, los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la Tierra fueron más altos que ahora, 4.000 partes por millón por volumen (ppmv). Aseguró que las plantas están biológicamente adaptadas para soportar niveles más altos de CO2de los que se tienen en este momento, además de que la única evidencia clara de los niveles del CO2 se puede ver en la información de los satélites que observan la tierra y las predicciones de los modelos no coinciden porque, aseguró, el calentamiento ha sido mucho menor.
“El tema del calentamiento global me recuerda a los libros sobre las locuras de las multitudes, pero si analizamos todos los hechos sobre el clima veremos que no es tan alarmante, estamos sentados sobre CO2, las cifras son importantes en todo esto, no solo los sentimientos (…) Las medidas que estamos tomando para combatir esta supuesta amenaza existencial solo distorsionan, los historiadores dentro de 50 años escribirán mucho sobre este engaño o ilusión pública”.
Por su parte, el físico de la atmósfera, Richard Lindzen, advirtió que el problema con el calentamiento global tiene que ver con el propio sistema físico del que se habla, asegurando que no se trata de un medio estático, sino de un sistema sustentado en dos componentes: la atmósfera y los océanos, dos fluidos corpulentos que interaccionan entre sí de forma compleja y que provocan variabilidades que no requieren de la intervención externa.
“Lo que quiero recalcar es la capacidad que tienen los sistemas naturales para producir una gran variabilidad temporal sin necesidad de las intervenciones externas. Cuál es la forma en la que se aborda este problema, fomentando la alarma y proponiendo que este sistema complejo y multifactorial que es el clima, que en sí mismo consta de variables, se pueda definir con una sola variable, la temperatura promedio, y aunque no existe una precisión, sí hay políticas públicas que definen cómo se debe controlar el calentamiento y eso constituye una afirmación extraordinaria que exige una evidencia igual y no la hay. Le echamos la culpa de todo al calentamiento global, pero algo que explica todo no explica nada, porque en lugar de hablar de política pública real hablamos del incremento de temperatura, por cierto minúscula, que no está basada en modelos reales y una mentira que se repite con demasiada frecuencia tiende a convertirse en verdad”.
En contraparte, el doctor Mario Molina y Henríquez, primer mexicano en recibir el premio Nobel por sus aportaciones en el estudio de los gases clorofluorocarbonos y sus efectos negativos en la capa de ozono, expuso que los cambios extremos de clima son una evidencia clara de lo que está ocurriendo y existe un consenso en la comunidad científica al respecto. Respondió al doctor Happer que en efecto, hace millones de años hacía más calor, sin embargo esas condiciones tampoco permitían la supervivencia del ser humano. Se pronunció por hacer cambios que permitan la reducción del CO2, apostando por energías renovables y un desarrollo sustentable.
“Los impactos son evidentes, incendios, muertes por calor, huracanes, etc., y por lo que oímos, ustedes no niegan que existe un riesgo de incremento en la temperatura, No estamos exagerando, de que hay un riesgo, estamos todos de acuerdo y está basado en ciencia muy establecida y todos como sociedad tenemos que hacer algo para revertir las condiciones. No tenemos que esperar la innovación porque existen energías renovables económicas, el reto es que sigan avanzando y pensar en el nivel de vida de nuestros hijos”.
A favor de esta posición, el doctor Daniel Schrag aseguró que no se trata de hacer un pronóstico exacto del futuro sino de poner atención a las tendencias que sí demuestran un incremento en la elevación del nivel del mar y como prueba se puede observar cuánta masa se pierde en Groelandia. Insistió en que los niveles altos de CO2 en los últimos años deben servir de alerta, ya que el 95% de los gases gei los absorbe el mar y eso ha provocado, entre otras cosas el calentamiento del océano.
“Los invito a que analicen la información científica sobre los cambios de temperatura en eventos climáticos extremos y en el océano y verán que no es complicado entender el problema”.
La réplica
En el intercambio de opiniones, el físico Lawrence Krauss indicó que demorar la política pública sobre el cambio climático, quizá se deba a los intereses que circundan a quienes reciben recursos por parte de la industria energética de fósiles. A lo que respondió aludido Lord Nigel que la idea de recurrir a las energías sustentables implicaría empobrecer aún más a los que ya de por sí están desfavorecidos, y aunque reconoció que está de acuerdo en la inversión de nuevas tecnologías, aseguró que no se puede suponer que esa será una solución, pues reiteró que la fuente de energía más barata y eficaz sigue siendo el combustible fósil.
“El problema de la energía renovable es que es intermitente y por lo tanto se va a volver más costosa. Ahora hay un convenio internacional que está tratando de obligar a la gente en los países más pobres a que asuman estos costos sólo por una política pública incorrecta”.
Para replicar esta postura, el doctor Molina indicó a Lord Nigel que se sabe de manera comprobada que si se trabaja de forma creativa se puede disminuir la pobreza, por lo que no depende de los factores que expuso, calificando su postura como carente de sentido, frente a un consenso del 97% de la comunidad científica respecto a los riesgos del calentamiento global.
La discusión siguió entorno a la correlación entre CO2 y la temperatura, además de las políticas públicas y acuerdos internacionales. Finalmente, el grupo que está en contra de lo que llamaron supuestos riesgos del cambio climático, advirtieron que para cambiar de postura necesitarían tener evidencia de un incremento más significativo en los niveles de temperatura, no obstante ambos grupos coincidieron en la existencia de cambios físicos que subyacen a este fenómeno y en la pertinencia de la ciencia para estudiarlos, aunque los enfoques sean disímiles.
Fuente: CONACYT.
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