Conocido comúnmente como piedra en el riñón o cálculo urinario, la litiasis urinaria es un trastorno doloroso y frecuente en la población. Se trata de un problema de salud derivado de la ingesta de líquido insuficiente, el consumo elevado de sal, calcio y proteínas de origen animal, principalmente.
Cuando las piedras renales son de gran tamaño, el método tradicional para tratar este problema es a través de una cirugía abierta (incisión en el abdomen para llegar al riñón y extraer los cálculos), pero en las últimas décadas el tratamiento por elección es la nefrolitotripsia percutánea, un procedimiento quirúrgico de mínima invasión.
De acuerdo con Efraín Maldonado Alcaraz, médico especialista en urología en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los pacientes que se someten a este tipo de procedimiento tienen una recuperación pronta en comparación con aquellos que tuvieron una cirugía abierta; sin embargo, realizarla requiere de mucha precisión, del entrenamiento adecuado y la experiencia del cirujano.
El Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es una de las instituciones públicas del país donde más cirugías de cálculos urinarios se realizan anualmente (alrededor de 30 a 40 por semana), por lo que también es centro de entrenamiento en cirugía percutánea para litiasis renal.
La exposición a dosis de rayos X —que se utiliza en este tipo de cirugía para mejorar la precisión del acceso al riñón a través de control fluoroscópico—, es una constante para los médicos. “Esta cirugía tiene un problema muy importante: a los urólogos les da miedo practicarla, pero además, la persona que está aprendiendo a realizar la cirugía recibe dosis de radiación cada vez que práctica. La radiación acumulada genera cáncer para el profesor y el aprendiz”.
De este antecedente, Efraín Maldonado Alcaraz y colaboradores desarrollaron un dispositivo de entrenamiento de punción percutánea renal, iPERC, herramienta que permite al cirujano en formación tener la adecuada orientación de los sitios de acceso percutáneo al riñón, pero además, evita la exposición a la radiación.
En palabras de Efraín Maldonado, el médico aprendiz puede recibir una dosis de radiación de un millisievert (mSv) hasta seis mSv por cirugía, dosis que varía según la dificultad técnica del procedimiento. Si a este dato se suma el número de procedimientos que el médico realiza durante el entrenamiento (entre 25 o 30 casos), podría superar los 20 mSv de dosis máxima de exposición ocupacional por año que recomienda la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP, por sus siglas en inglés).
El dispositivo diseñado por los médicos del CMNS XXI del IMSS sustituye el uso de rayos X por una luz blanca que no emite radiación, pero ejerce la misma función que la fluoroscopia en el entrenamiento. iPERC es una pequeña caja que realiza movimientos de 0 a 30 grados, y simula el arco en C para procedimientos quirúrgicos. En la plataforma superior de la herramienta se coloca un dispositivo móvil con cámara para grabar video, esto permite a los cirujanos visualizar las maniobras en tiempo real.
“Dentro de la pequeña caja se coloca un modelo tridimensional hecho de resina que cuenta con un circuito eléctrico, este tiene un electrodo exactamente en el punto donde el médico deberá puncionar. La herramienta tiene un pedal de activación y desactivación de una luz blanca que no emite radiación. Cuando se realiza una punción perfecta, la herramienta emite una luz led; si esta no se enciende, el médico puede practicar muchas veces sin lastimar su salud, al paciente o a un animalito”, explicó Efraín Maldonado.
De acuerdo con Efraín Maldonado, iPERC es una innovación médica que revoluciona la enseñanza de la cirugía nefrolitotripsia percutánea. Agregó que normalmente el entrenamiento se realiza con riñones de cerdo, pero el médico mexicano refiere esta última metodología poco apropiada.
“Quisimos resolver un problema que teníamos los urólogos, pero también para que los médicos en formación no tengan miedo a realizar estas cirugías, entonces, acortamos la curva de aprendizaje. Los modelos de práctica que existen son animales, cerdos, pero no está bien visto usar animales para estos fines. Además, la anatomía del cerdo no es tan parecida a los conductos internos del riñón del ser humano. Existen otros modelos que usan ultrasonido, y modelos anatómicos que a veces no se parecen a lo que se hace en un ser humano”, argumentó Maldonado Alcaraz, también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel I.
La innovación se encuentra en trámite de patente en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). También está diseñado para utilizarse en otro tipo de intervenciones quirúrgicas. Efraín Maldonado Alcaraz ha presentado este dispositivo en el Congreso Anual de la Asociación Europea de Urología y el Congreso de la Asociación Americana de Urología.
Fuente: CONACYT.
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