La lesión traumática de médula espinal es una condición con una alta mortalidad y severas complicaciones; puede causar pérdida de las funciones autonómicas, sensibilidad y motoras en dos (paraplejia) o en las cuatro extremidades (cuadriplejia).
La médula espinal se ubica dentro de la columna vertebral y se encarga de conectar al cerebro con el resto del cuerpo, por lo que cuando esta sufre una lesión, la comunicación entre estos dos se pierde. De acuerdo al nivel y a la severidad de la lesión, el paciente podrá quedar parapléjico o cuadripléjico.
Además de las manifestaciones clínicas discapacitantes, la lesión de la médula espinal tiene un impacto socioeconómico alto para la familia de quienes la presentan y para la sociedad de la cual forman parte.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Hermelinda Salgado Ceballos, investigadora de la Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Neurológicas del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dijo que actualmente no existe un tratamiento universal aceptado para la lesión traumática de médula espinal, con excepción de la rehabilitación física.
Sin embargo, el método y programas de rehabilitación varían de acuerdo al país e incluso a la institución que la práctica, por lo que los resultados son heterogéneos e inconsistentes.
Derivado de lo anterior, el Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS desarrolla un producto para el tratamiento de pacientes con lesiones medulares, resultado de una colaboración interinstitucional en la que participan científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNN) y el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).
Experimentación
El producto está hecho a base de monómeros de pirrol sintetizados por plasma (un método de síntesis no convencional), que promueven la neuroprotección y la recuperación funcional del sistema nervioso, en este caso, específicamente de la médula espinal.
A decir de la doctora Hermelinda Salgado Ceballos, en años anteriores la comunidad científica creía que una vez lesionado el sistema nervioso central, ya sea la médula o el cerebro, era imposible la regeneración. Sin embargo, hallazgos recientes han demostrado que el sistema nervioso central tiene cierta capacidad de regeneración, pero esta es limitada y lenta. Por lo anterior, uno de los objetivos de la investigación liderada por la doctora Hermelinda Salgado consiste en favorecer, estimular y acelerar estos procesos.
“Hemos visto en pacientes que acuden a la clínica de la Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Neurológicas del Centro Médico, con lesión medular crónica, logran tener cierto grado de recuperación espontánea en el control de esfínteres o en la percepción de sensibilidad e incluso en la motricidad, pero esto ocurre después de 15, 20 o más años después de ocurrida la lesión. Lo anterior significa que existen los mecanismos para que los procesos de regeneración y plasticidad se den, pero son sumamente lentos. Lo que intentamos lograr con el polímero es potenciar dichos procesos”, expresó.
El método que se ha utilizado en el desarrollo de estos polímeros es la síntesis por plasma, que a diferencia de los métodos tradicionales (químicos y electroquímicos), descarta el uso de catalizadores o sustancias ajenas que podrían volver tóxico al polímero. “Esta técnica permite obtener un polímero puro que se puede introducir dentro del cuerpo sin producir efectos tóxicos”, dijo.
Cuando el polímero se sintetiza por métodos convencionales, no ejerce mayor efecto, mientras que el polímero sintetizado por plasma no produce rechazo ni estimula la respuesta inflamatoria y es capaz de interactuar con el tejido nervioso. Además, la recuperación funcional de los animales a los que se les administra el polímero sintetizado por plasma, es superior a la que presentan los polímeros sintetizados e implantados por métodos convencionales.
Para evaluar el efecto del polímero de pirrol sinterizado por plasma, los investigadores lo colocaron en ratas de laboratorio con lesión de médula espinal por contusión de la médula espinal. El resultado: activación de mecanismos de neuroprotección y de procesos de neuroregeneración.
“Después de demostrar que una vez colocado el polímero no era rechazado y que además tenía un efecto neuroprotector ante el proceso de inflamación, decidimos evaluar su efecto sobre la capacidad del animal para caminar de nuevo después de una lesión de médula espinal por sección completa. Hicimos este experimento porque pensamos que si este polímero funciona en el tipo de lesión más grave de la médula espinal, podría funcionar también para lesiones moderadas y leves”, explicó Hermelinda Salgado.
El polímero también se probó en combinación con la rehabilitación física, entre los resultados los investigadores observaron que al usar estas estrategias terapéuticas en conjunto, la recuperación funcional es mejor y más rápida.
Problema de salud
La especialista en neurociencias destacó que al año se reportan a nivel mundial entre 15 y 40 casos de lesiones medulares por cada millón de habitantes, casos que se van agregando a los ya existentes y generan una prevalencia que crece cada vez más. En México, el último estudio que se realizó para la Ciudad de México reporta 18.4 casos por cada millón de habitantes.
“Lo dramático de esto es que al tratarse de lesiones en la médula espinal ocasionadas por accidentes, los paciente son principalmente jóvenes de entre 15 y 35 años de edad, de tal suerte que vivirán una vida poco productiva o improductiva ya que hay pocos trabajos en los que pueden desenvolverse, tendrán que depender de alguien más de por vida. Queremos que la gente tenga una opción terapéutica, aún nos falta mucho pero la proyección en un futuro es brindar un tratamiento completo y eficaz para pacientes con lesión traumática de médula espinal que les permita reintegrarse a la sociedad de la mejor manera posible”, subrayó la especialista.
Desarrollo patentado
El polímero desarrollado por los investigadores mexicanos cuenta con dos patentes concedidas por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), así como con cinco patentes internacionales registradas en Estados Unidos, Rusia, Japón, China y la Unión Europea (UE), y dos más en estatus de solicitud en Indonesia e India.
De acuerdo con la doctora Hermelinda Salgado, a más de una década de iniciados los estudios de investigación los resultados obtenidos hasta ahora parecen prometedores, mismos que han sido publicados en revistas de alto impacto como la Revista Mexicana de Ingeniería Biomédica, Journal of Materials Sciencie: Materials in Medicine y Spine.
El proyecto se encentra en fase experimental con primates no humanos, y de obtenerse resultados favorables, el siguiente paso en la investigación será el inicio de ensayos clínicos en pacientes con lesión completa de médula espinal.
«Si llegamos a obtener una mínima prueba de que existe recuperación, podrían realizarse estudios de fase tres, es decir, en pacientes con lesiones en las que absolutamente nada podría hacer que recuperen alguna función de manera espontánea. Quizá con este desarrollo podrían controlar la vejiga, tener sensibilidad y movilizar las extremidades con ayuda de su terapeuta, o disminuir el dolor neuropático, lo que representaría un gran avance”, concluyó la doctora Hermelinda Salgado.
Fuente: CONACYT.
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