El astrofísico e investigador Vladimir Ávila Reese nació en una pequeña ciudad en el sur de Bolivia. Desde niño, el contacto con la naturaleza y la contemplación del cielo nocturno le estimularon una gran curiosidad por entender cómo funciona el universo. Boliviano de nacimiento, pero muy pronto mexicano por elección.
Ávila Reese estudió la licenciatura y maestría en astronomía en la Universidad Estatal de San Petersburgo (Rusia), ya que cerca de su natal Tarija, una misión soviética instaló un Observatorio Astronómico. Por ello conoció a astrónomos rusos y gracias a una entrevista que les realizó obtuvo una beca completa. Seguro de lo que quería estudiar, sus opciones se inclinaron hacia el otro lado del mundo.
Fue una gran experiencia vivir en un país con una cultura, sistema político y clima tan diferentes a los de su país de origen. “Lo único familiar era mi nombre”. Además le tocó vivir el periodo de la Perestroika y luego la desintegración de la Unión Soviética. Concluyó sus estudios de maestría en 1992 con mención honorífica, pero ya no continuó el doctorado debido a la cancelación temporal de becas y la difícil situación para la ciencia en Rusia.
De modo que regresó a su natal Bolivia en donde impartió clases en la universidad. Tuvo la posibilidad de asistir a un Congreso Latinoamericano de Astronomía en Chile, donde presentó resultados de su tesis. Ahí conoció a varios astrofísicos mexicanos, entre ellos la investigadora Silvia Torres Castilleja, quien lo invitó a realizar el doctorado en México. En consecuencia, postuló su candidatura a una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y fue aceptado en el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (IA-UNAM).
“Fue una de las decisiones más afortunadas que tuve en mi vida”. El ambiente académico en el instituto fue muy enriquecedor, variado y de gran calidad. Al graduarse, obtuvo la medalla Alfonso Caso y su tesis titulada Formación y evolución de galaxias de disco en el contexto cosmológico abrió una línea de investigación novedosa en México.
Después de realizar una estancia posdoctoral en Estados Unidos, fue contratado como investigador titular C de tiempo completo definido en el Instituto de Astronomía. Actualmente, Ávila Reese también es nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
El impacto de la astronomía y ciencia en México
“Como ciencia básica, la astronomía contribuye a enriquecer el conocimiento pero además genera una importante derrama tecnológica”. El astrofísico también resalta que la astronomía es una ciencia muy taquillera. “La curiosidad por la ciencia nace generalmente de observar el cielo nocturno y preguntarnos sobre la naturaleza cósmica, el origen y devenir del universo”.
“El pensamiento crítico y el conocimiento científico nos liberan de la ignorancia, bajo cuyo yugo se cometen grandes injusticias, se oprime a los pueblos y se propicia el sufrimiento (…) La ciencia es objetiva e inagotable. No niega ninguna experiencia a priori, solo afirma lo que puede demostrar. No se contrapone a la esfera espiritual y puede haber un diálogo entre ciencia y fe”.
Sobre el futuro
Ávila Reese disfruta escribir, ir a conciertos de música clásica, museos y visitar distintos lugares de México, pero enfatiza que la investigación científica y la actividad académica son muy demandantes y le dejan poco tiempo libre para esas actividades.
Uno de sus anhelos es lograr consolidar una escuela de pensamiento en la astrofísica y cosmología con sus colegas y estudiantes. “Aún estamos lejos de una masa crítica de astrónomos y es necesario que haya más grupos y centros en la provincia”.
Entre los grandes retos que tiene, está resolver la naturaleza de la materia y energía oscuras, “aparentes componentes invisibles del universo que actualmente son más de 95 por ciento de lo que existe”. Para Vladimir Ávila, la solución de estos problemas “revolucionará la física y quizá hasta aplicaciones prácticas podrán encontrarse”.
Mexicano por elección
Ha vivido alrededor de 20 años en México y se siente totalmente identificado. Desarrolló su vida profesional y personal en la república mexicana y considera que es mexicano. “La nacionalidad es algo que uno elige”.
Admira muchas cosas de este país, en particular el espíritu humilde y generoso de su gente. Se emociona cuando habla de la UNAM: “Es un proyecto educativo, cultural y científico, de los más trascendentes en México y en toda Latinoamérica; una institución única en el mundo”.
Fuente: CONACYT.
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