Aunque la rutina de cada familia es distinta, el cuidado o abandono hacia un hijo, derivado por las actividades cotidianas, puede influir en el desarrollo socioemocional de los niños que atraviesan la infancia media, es decir, de entre siete y 11 años de edad.
La doctora Rebeca Mejía Arauz, profesora investigadora del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), coordina un estudio en el que, junto con otros 22 investigadores, busca analizar la organización de la vida cotidiana familiar y cómo esta incide en la infancia media, incluyendo entre otro temas, el impacto de factores como la alimentación, estrés y participación de niños de distintos sectores sociales en el entorno urbano.
La especialista explica que en el contexto urbano actual las familias pueden tener acceso a actividades que limitan el contacto con los hijos y también imponen un modelo de vida no acorde con su etapa y necesidades de desarrollo, por lo que resalta que con este estudio se busca observar si hay rutinas o carencias que afecten el desarrollo de niños de infancia media.
Esta investigación, «Organización de la vida cotidiana familiar en el contexto urbano y su impacto en la infancia media», inició en diciembre de 2016 y actualmente ya pasó la etapa de recolección de información, por lo que se trabaja en que los distintos equipos analicen los datos para posteriormente confrontar descubrimientos de cada uno de los ejes.
“Tenemos 16 temas que abarca la investigación, desde la organización de la vida cotidiana familiar, configuración familiar, condiciones económicas y de trabajo de los padres, estrés, estado nutricio, estilos parentales de crianza”, detalla la investigadora.
Este estudio analiza la vida cotidiana de 80 familias de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) representadas en cinco grupos socioculturales: familias en condiciones sociales, económicas y culturales favorables; familias en condiciones socioeconómicas y culturales en cierto grado de desventaja; familias migrantes indígenas; familias con algún hijo en albergue, y familias con un hijo con discapacidad.
Una responsabilidad compartida
Los resultados de este proyecto podrían ser útiles para implementar políticas públicas para crear programas en instituciones e instancias de la sociedad en la que participan los niños, así como estrategias que no solo contemplen las necesidades educativas, sino también otras necesidades que requieran los infantes, menciona Mejía Arauz.
La docente considera que a pesar de contar con un esquema para cubrir el ámbito educativo, no se contempla una estrategia similar para atender otros aspectos relevantes en el desarrollo de la infancia media, como el lado emocional, social, cívico, o el cognitivo que se relaciona con otras actividades más allá del aprendizaje escolar.
“El primer paso es reportar cómo es la vida de las familias tanto desde la perspectiva de los adultos como de los niños, pero el segundo paso es ver cómo podemos apoyar a los padres y a las instituciones para que tomen en cuenta el desarrollo emocional, sociocognitivo y cívico para potencializarlo y también para reparar las condiciones de vida de las familias en las que los niños están muy abandonados”.
La doctora Mejía Arauz considera que la atención de los niños de infancia media es primordial y señala que en la actualidad, sobre todo en el contexto urbano, esta no es una responsabilidad solo de los padres, sino también de instituciones, como escuelas o dependencias gubernamentales, para garantizar el cuidado de diversos aspectos de la crianza y desarrollo de este grupo de infantes.
“Uno de los datos que analizamos fue el tiempo de actividad diurna de los padres y obtuvimos periodos de 18 o 19 horas entre semana, imagínate si un padre tiene actividad diaria por 19 horas y solo tiene cinco horas de sueño a lo largo de años, a los 40 años de edad vas a tener un adulto desecho y eso incrementaría los costos de salud pública”, explica Mejía Arauz.
Aunque todavía se trabaja en terminar de analizar la información obtenida en cada tema, la doctora Mejía Arauz menciona que también se irán estudiando las relaciones que pudieran encontrarse; por ahora la investigación cuenta con resultados preliminares.
Un periodo de vida olvidado
Una de las motivaciones que impulsó a la doctora Mejía Arauz a realizar esta investigación fue la falta de estudios sobre la infancia media. La especialista explica que existen datos sobre otros periodos de la vida, pero encontró poca información sobre la infancia media, por lo que convocó a un grupo multidisciplinario para colaborar en este proyecto.
La docente, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), detalla que otro de sus objetivos es generar información sobre las condiciones de vida de familias con niños en infancia media, y detalló que este periodo es relevante en la etapa adulta porque es cuando se fortalecen las habilidades sociales, que dan pie a la confianza y crecimiento emocional.
Mejía Arauz menciona que para promover un mejor desarrollo en los niños durante la infancia media, no solo es importante que los padres cuenten con herramientas para ayudar a sus hijos a fortalecer su identidad emocional y facilitarles socializar fuera del ámbito familiar, sino que también es tarea de adultos que trabajan con niños en instituciones más allá de la familia.
“La parte social es importantísima en la infancia media y está estrechamente ligada al factor emocional, porque a través de lo social se va configurando la identidad y te vas dando cuenta cómo eres para otros y al ver las reacciones hacia ti vas construyendo la imagen de ti mismo”.
En este estudio colaboran investigadores del ITESO, de la Universidad de Guadalajara, de la Universidad del Estado de California, Fullerton, y del Centro Universitario San Pablo, de Madrid, así como otros de forma independiente. La doctora estima que a finales de año tendrán listo un panorama general de todos los ejes que abordó la investigación, y el próximo 2019 ya tendrían los cruces de información para plasmar los descubrimientos encontrados.
Fuente: CONACYT.
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