Un equipo científico del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat), trabaja en el desarrollo de un método que supere a los existentes en detección de mentiras para usos en criminalística, mediante el estudio de datos oculares.
Hasta ahora el grupo de investigadores ha descubierto varias métricas a partir del tamaño de la pupila, los parpadeos y los movimientos oculares para la detección del engaño en interrogatorios.
A decir del doctor Hugo Arnoldo Mitre Hernández, quien dirige la investigación en la unidad Zacatecas del Cimat, existen varios métodos en la detección del engaño pero se ha comprobado que son susceptibles de alterar los resultados. Por ejemplo, en el uso del polígrafo, un atleta de alto rendimiento puede modificar su ritmo cardiaco y eludir el registro en el aparato.
En otros procesos utilizados hasta ahora, un actor puede manipular sus expresiones faciales y un locutor puede modular su voz. “Pero un buen mentiroso no puede forzar el tamaño de su pupila debido a que es una respuesta neurológica del sistema cognitivo”, puntualiza el doctor en ciencia, tecnología e informática por la Universidad Carlos III de Madrid, España.
El engaño en tus ojos
El equipo de especialistas del Laboratorio de Computación Centrada en el Humano del Cimat realizó pruebas en 24 jóvenes de secundaria, con el propósito de reconocer características o variables de seguimiento ocular en entrevistas, en concreto de la verdad, mentira espontánea y mentira planificada.
Para ello, en una habitación se sienta al interrogado y frente a él se coloca una computadora y a su operador. En el monitor aparecerá una pregunta a responder y se escucha una voz que interroga. Las acciones que realicen los ojos son registradas a través de un rastreador ocular que envía información a la computadora desde el tamaño de la pupila, movimiento de ojos, la frecuencia del pestañeo y la longitud del movimiento ocular.
Cuando el entrevistado recupera sus recuerdos para armar la mentira y poder responder, todos los movimientos oculares se modifican.
“Decir la verdad requiere más esfuerzo mental que una mentira planificada, pues en ésta la persona previamente ya pensó en lo que le podrían preguntar y en cómo podría contestar. En el caso de la verdad, la persona requiere recordar a detalle qué es lo que en realidad pasó para responder según las preguntas”.
Adicionalmete, una mentira improvisada requiere mayor esfuerzo mental que una planificada. Un tercer hallazgo es que la mentira espontánea necesita más esfuerzo que decir la verdad.
A decir del doctor Mitre Hernández, el trabajo se pensó en atención a los adolescentes, pues Aguascalientes tiene el primer lugar en suicidios en personas jóvenes. Es así que se consideró como una herramienta que permita al psicólogo saber si una persona miente y puede poner en riesgo su vida.
El siguiente paso será desarrollar una aplicación de uso sencillo para emplearse en interrogatorios de criminología, pero también para uso en entrevistas de recursos humanos, de una industria, en supermercados para evitar el robo hormiga, así como en aplicaciones médicas y o de índole familiar.
El grupo de investigadores del Cimat agradece al Instituto Makarenko Zacatecas por su colaboración en el proyecto científico. Los resultados de sus diversos experimentos han sido publicados en varios artículos científicos con seguimiento ocular, entre ellos “Entropy of eye fixations: a tool for evaluation of learning objects”, en la revista Research in Computing Science, en su edición de 2016.
Fuente: Agencia ID.
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