BITÁCORA

Los riesgos del agua en el cultivo de aguacate

La adivinanza que todos alguna vez nos hicimos de niños guarda un secreto magistral: la inherente relación del agua con la fruta preferida de los michoacanos. La investigación del doctor Alberto Gómez-Tagle Chávez muestra el peligro hidrológico que representa la desmesurada plantación de aguacates.

México produce un tercio del aguacate disponible en el mundo, de esa cantidad, 80 por ciento proviene de Michoacán, con más de millón y medio de toneladas. La producción de este fruto se ha visto favorecida por las condiciones climatológicas y las características del suelo en la entidad, que son el quid del éxito que tiene en el mercado mundial.

El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera señala que existen en Michoacán por lo menos 158 mil hectáreas de huertas de esta fruta, afirmando que este año las exportaciones aumentarán 15 por ciento tomando en cuenta solo a Estados Unidos.

El nombrado «oro verde» ha alcanzado el valor de 33 mil 848 millones de pesos solo considerando Michoacán. Para satisfacer la demanda, se han observado muchos cambios en el uso de suelo. En la cuenca de Zirahuén, simplemente se incrementó en mil 600 por ciento la superficie de huertas de aguacate entre 1995 y 2015, este dato se obtuvo mediante imágenes satelitales y cartografía digital.

«Ahora ocupa los terrenos que antes eran milpas, y cuando estas se acabaron comenzó la presión a las hectáreas de bosque», señala Alberto Gómez-Tagle.

Estación hidrológica Alto Fresno

Alberto Gómez-Tagle comenzó en el tema hidrológico en 1999, haciendo estudios sobre la infiltración de agua al suelo en la región de Pátzcuaro. En 2004, comenzó a investigar específicamente la hidrología de los bosques, estableciendo una estación de monitoreo ecohidrológico en 2010 al sur de Morelia.

Alto Fresno se encuentra en la zona de recarga de los acuíferos de Morelia, al sur de la ciudad. Llevan ocho años midiendo todas las etapas del ciclo del agua, desde la cantidad por lluvias, cuánta captan los árboles, el escurrimiento, la que se logra infiltrar al suelo, la humedad del mismo, los cambios de nivel en el freático, las variables climáticas, la radiación solar, la dirección del viento y la humedad del ambiente.

Estas mediciones las hacen cada 10 minutos, por lo que en este tiempo han podido obtener muchos datos sobre la dinámica del agua y la hidrología de los bosques. Este sitio es el único en México en que se miden todas estas variables y con esa frecuencia.

Huertas captan 14 veces menos que los bosques

Con este marco metodológico, en 2016 se fueron a las huertas de aguacate para estudiar las mismas variables. Empezaron a obtener resultados de sus investigaciones donde comparan la dinámica hidrológica de la planta de aguacate y el pino.

«El pino capta el agua en troncos y ramas, fluye al tronco principal, de allí a la base del árbol y entra al sistema de raíces logrando captar 2.4 por ciento del total de la precipitación. Esto gracias a que las raíces funcionan como autopistas del agua; las raíces del pino bajan de dos a tres metros en el suelo, permitiendo que haya una infiltración preferencial del agua», explica el investigador.

Mientras que el aguacate capta 0.017 por ciento porque por la forma en que podan los árboles, el agua no llega al tronco y por tanto no se filtra al suelo.

«Podan los árboles para poder tener acceso a la fruta más fácilmente, esa forma hace que el agua caiga en gotas por las ramas o desde las hojas».

Además, señala que las raíces del aguacate son más bien horizontales, por lo que el flujo a través de infiltración preferencial es menor y dificulta la filtración del agua al subsuelo, 14 veces menos en comparación con el árbol de pino.

¿Cuánta agua consume un aguacate?

Utilizaron el método de medición de flujo de savia con sensores de disipación de calor, que es conocido como el método de Granier 1986. Este consiste en dos agujas que miden la temperatura y que se introducen en el tronco para conocer la dinámica interna de la savia.

«Si la savia fluye, arrastra el calor de la aguja que calienta, por lo que la diferencia de temperatura entre las agujas es poca. Pero si el flujo de la savia es poco, una de las agujas tendrá más temperatura que la otra. Esa diferencia de temperatura se utiliza para saber cuánta savia fluye en los árboles y junto con balanzas con el método lisimétrico se puede calcular con mucha precisión la transpiración de las plantas», señala el investigador.

Utilizaron arboles jóvenes de aguacate y pino, ambos de dos años de edad, «el consumo de agua depende de las hojas, porque son ellas las que transpiran, por eso medimos la cantidad de evaporación diario y la superficie de todas las hojas de cada árbol cada semana. A esto se le conoce como medir la superficie foliar».

Miden el agua que consume por cantidad de área de hojas, porque medir el tamaño del árbol no sería lo suficientemente ilustrativo y después dividen la cantidad de agua entre la superficie de hojas.

El doctor explica que las plantas toman dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y agua del suelo, rompen esas moléculas en el proceso de fotosíntesis y pegan el carbono con el hidrógeno, generando carbohidratos y dejando el oxígeno como un subproducto.

Con este método obtuvieron los siguientes resultados:

• Mediciones 2016

Aguacate: 0.54 l/m2/día (litros por metro cuadrado de área foliar por día)

Pino devoniana (pino “lacio”): 0.125 l/m2/día

• Mediciones 2017

Aguacate: 0.987 l/m2/día

Pino pseudostrobus (pino catzimbo): 0.190 l/m2/día

Alberto Gómez-Tagle quiere evidenciar que, en cualquiera de los casos, el aguacate siempre consume más agua que el pino, en el primer caso consume cuatro veces más, y en el segundo cinco veces más.

Este análisis se hizo con árboles jóvenes, por lo que faltaría observar cuánta agua consume un árbol en edad productiva, estando además en etapa de generación de frutos donde, según la literatura, se puede duplicar el consumo de agua.

«Cuando escalamos esos datos a árboles más grandes, se observa que un pino de 12 metros consumiría de nueve a 11 litros de agua al día, mientras que un aguacate de seis a siete metros consumiría entre 50 y 65 litros al día».

Para tener un escenario más exacto del consumo del agua se tendrían que hacer mediciones directamente en las huertas y bosques, porque hasta ahora se hizo con plantas en macetas en experimentos de campo en el Instituto de Investigaciones sobre Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

¿Cuál es el problema hidrológico?

Conociendo ahora el consumo aproximado de agua de un árbol de aguacate, se puede retomar el dato proporcionado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera que afirma que en Michoacán existen por lo menos 158 mil hectáreas de aguacate y que estas plantaciones, por la demanda, han ido invadiendo las hectáreas de bosque de pino.

«Una hectárea de aguacate con 156 árboles consume 1.6 veces más que la de bosque con 677 árboles por hectárea».

El doctor comenta que en Michoacán existen diferentes tipos de productores, desde aquellos que tienen producciones macro en huertas de más de 150 o 200 hectáreas, hasta los que tienen solo media hectárea; sin embargo, el impacto ambiental se hace presente en el tema del agua, porque por el cambio de uso del suelo a huertas de aguacate modifica en forma importante el ciclo hidrológico, aumentando la necesidad por el consumo de agua del aguacate.

«A ese problema se suma que la captación en las huertas se realiza a través de ollas de agua o jagüeyes. Se estima que hay cerca de 50 mil ollas de agua en todo el estado, y que cada una ocupa un espacio de entre ¼ y tres hectáreas. Esta es agua que se retiene para que puedan producir mejor; sin embargo, interrumpe el ciclo hidrólico».

Si se considera que los árboles de aguacate permiten poca infiltración preferencial del agua al subsuelo por la estructura de sus ramas y raíces, y se suma que en las huertas de aguacate se retienen grandes cantidades de agua en las ollas, se puede dimensionar el problema que representa la producción masiva de esta añorada fruta y el cambio de uso de suelo para lograrla.

Los investigadores indican que el aguacate (Persea americana), especie nativa de los bosques mesófilos o bosques de niebla, fue seleccionado a partir de aquellos individuos con más pulpa. Sin embargo, la planta silvestre evolucionó en un ambiente de mucha humedad. El doctor señala que el aguacate es como un niño al cual se le dieron todos los juguetes que quiso y el problema surge cuando al niño ya no se le dan todos los juguetes, en el caso del aguacate, es plantado en un ambiente donde no hay tanta agua disponible.

Fuente: CONACYT. 

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