Con tanque de oxígeno y a 20 metros bajo el agua, o con bata en el laboratorio, la doctora Alma Paola Rodríguez no deja de tomar nota. Atraída por las costas jaliscienses, esta científica fue cautivada por los corales, invertebrados que se convirtieron en su línea de investigación.
Alma Paola Rodríguez Troncoso es profesora e investigadora del Laboratorio de Ecología Marina del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y desde ese campus, localizado en Puerto Vallarta, estudia la respuesta fisiológica de los corales duros, cómo funcionan estas especies y qué aportan a los ecosistemas que habitan.
“Me enfoco en ecofisiología de invertebrados marinos, en especial en los corales; con esta línea de investigación podemos estudiar estos organismos desde su parte fisiológica para saber cómo funciona, hasta un nivel ecosistémico, lo que nos permite estudiar organismos asociados como erizos, pepinos de mar o peces”.
La doctora Rodríguez Troncoso se especializa en el estudio de los denominados corales duros, organismos que se caracterizan por no tener órganos internos, a excepción de una boca y una base donde se establecen. Los corales están formados por varios organismos llamados pólipos, que dan la forma a la colonia del coral, explica la especialista.
“Cada vez que ves un coral, en realidad son millones de pólipos que están formando una colonia, y son duros porque tienen la capacidad de formar esqueletos con carbonato de calcio que le dan un aspecto rígido, y esto lo logran gracias a la asociación que tienen con una microalga que es lo que también les da su color”.
Fascinada por el carisma coralino
Durante sus estudios de licenciatura en biología marina, esta investigadora fue convocada para participar en un proyecto sobre restauración de corales; sin imaginar que se convertirían en su línea de investigación, Rodríguez Troncoso recuerda que cuando estuvo en contacto con los corales desconocía la complejidad y el carisma de estos seres.
“Inicialmente no pensé que los corales fueran invertebrados tan carismáticos ni tan impresionantes. Son seres tan simples y tan complejos; se conoce aparentemente mucho de ellos, pero todavía hay muchas preguntas”, confiesa.
Oriunda del Estado de México, esta investigadora, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), cursó un posdoctorado en CUCosta, que posteriormente se convirtió en su lugar de trabajo y donde también cumple funciones como docente de licenciatura y posgrados.
Como parte de su trabajo, la doctora Rodríguez Troncoso ha investigado el estrés térmico que sufren los corales, ya que se buscaba conocer su resistencia previa al blanqueamiento de estos; la investigadora explica que estos organismos sufren de este tipo de estrés cuando la temperatura del mar es muy alta o muy baja, lo que se manifiesta con un periodo de blanqueamiento que puede culminar con la muerte del invertebrado.
Estas investigaciones sirvieron como un primer paso para conocer las condiciones de los corales en las costas de Jalisco; posteriormente, la información obtenida fue usada como base para trazar estrategias que pudieran ayudar con la restauración de corales en la zona.
Llamada por el mar
Pese a que la investigadora es originaria del centro del país, asegura que siempre estuvo en contacto con el mar. Rodríguez Troncoso recuerda que en su familia eran obligadas las visitas vacacionales a la playa, y Puerto Vallarta era el destino favorito.
“Tengo una atracción hacia el mar. Tuve la fortuna de que mis papás me llevaban de manera seguida a la playa y desde entonces tenía una sensación de querer estar cerca del mar y querer entender lo que ocurre dentro del océano”.
La investigadora, doctora en oceanografía costera por la Universidad Autónoma de Baja California, relata que su trabajo científico implica bucear en zonas coralinas para obtener los registros y muestras del crecimiento y fisiología de los corales. La tarea contempla sumergirse en agua que alcanza temperaturas de hasta 19 grados.
Los corales, agrega la doctora, son un importante recurso para el océano, y los considera “constructores arrecifales”, pues además de ser una colonia de organismos, también son la base para atraer otras especies, como peces, y consolidar ecosistemas marinos, brindando lugares para anidar o puntos de alimentación de otros seres.
La importancia de estos organismos, recalca, también radica en la desintegración de fragmentos del coral, que eventualmente se convierte en las arenas que nutren a las playas, además de que al estar asociados con microalgas, pueden fijar dióxido de carbono (CO2) y así contribuyen a evitar la acidificación de los océanos.
“Los corales son carismáticos, no solo porque son bonitos por sus colores y formas, sino que también por los ecosistemas de los que son base, ves a su alrededor peces, crustáceos, algas, todo en un metro cuadrado, hay muchos organismos y además es una belleza escénica impresionante”.
Fuente: CONACYT.
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