En la oficina del doctor Óscar Reyna Bustos hay muchos ruidos: se escucha el soplido del aire en altos árboles, aves que cantan y trinan, el estridar de algunos insectos y sonoras ranas y sapos que croan. Sin embargo, en su lugar de trabajo no hay ningún animal, todo ese sonido es parte del registro que el investigador ha recabado para tratar de identificar especies animales.
Desde el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el doctor Óscar Reyna estudia y trabaja en la compilación de cantos de animales como aves y anuros (sapos y ranas), principalmente, para después ser analizados y clasificados según su especie, y así crear un banco de sonidos naturales.
El investigador explica que la bioacústica es una rama de la biología que se encarga de estudiar los sonidos emitidos por la fauna silvestre (biofonía). Además de esta disciplina, hay otras similares que abordan el análisis de los ruidos generados por humanos (antropofonía), o sonidos emitidos por elementos naturales, como volcanes, ríos, mares o el viento (geofonía).
En sus medios naturales, los animales emiten una serie de sonidos, como trinos, cantos, berridos, gruñidos, ladridos, entre otros, y estos suelen ir acompañados de un propósito, como atraer pareja, ahuyentar depredadores o alertar a otros individuos, añade el investigador; no obstante, cada sonido es peculiar y puede ser otro factor para poder identificar especies.
“Es importante poder caracterizar y saber a quién pertenece un canto en particular, y esto nos ayuda, mediante la bioacústica, una rama de las ciencias biológicas, a identificar o determinar las especies en función del canto de cada una de los especímenes. Cada sonido tiene características peculiares por las maneras en que se dispersa en el ambiente”.
Óscar Reyna detalla que con cada audio capturado se elabora un registro de sus particularidades, como la frecuencia, intensidad o duración, para vincularlo con la especie identificada. Con esto se comprende una especie de “catálogo” de sonidos emitidos por los animales, datos que podrían utilizarse para complementar la información existente.
Sapos y ranas ante el micrófono
Para elaborar su registro, el doctor Reyna Bustos relata que organiza excursiones al Bosque La Primavera y a la Sierra de Quila con sus alumnos de licenciatura del CUCBA. Durante los recorridos, que suelen ser durante altas horas de la noche, los jóvenes investigadores y él se las ingenian para grabar a los animales mientras emiten ruido. El investigador menciona que por ahora busca centrarse en documentar el canto de sapos y ranas en la Sierra de Quila.
Los registros que ha obtenido contemplan especies de Nayarit, Michoacán, Aguascalientes y Guanajuato. En cuanto a los anuros en Jalisco, el investigador señala que se trabaja en la búsqueda de especímenes en zonas naturales jaliscienses, específico en la Sierra de Quila, el Bosque de La Primavera, las faldas del Volcán de Tequila o la Barranca de Huentitán.
“El trabajo de campo es arduo. Cuando nos adentramos en el bosque empezamos a buscar anuros, una vez que detectamos un individuo que está cantando, colocamos el micrófono y lo ubicamos a unos 30 centímetros por encima del animal e iniciamos a grabar. Normalmente registramos cinco cantos de un solo individuo”.
Posteriormente, cada uno de los sonidos registrados atraviesa un análisis en que se documentan características como su tiempo, fuerza o potencia; esta información se vincula con la especie que emitió el sonido y así se establece un registro de cada animal.
El investigador tapatío resalta que la información obtenida en cada ubicación también es útil para observar si hay diferencia entre especies que habitan en distintas localizaciones, o si se detecta la ausencia de sonido, también puede usarse para determinar las condiciones en que se encuentran las poblaciones de especies.
El doctor Óscar Reyna asegura que se tiene registro de 13 especies que habitan el Bosque de La Primavera, en la Zona Metropolitana de Guadalajara, así como otras 14 que fueron grabadas en la Sierra de Quila, en el sur de Jalisco.
Conocer a las especies desde los oídos
Desde el archivo del doctor Óscar Reyna Bustos se reproduce un audio. Un sonido similar al balido de una oveja sorprende desde la bocina, y de fondo también se escuchan grillos y otros ruidos. Entre risas el investigador pregunta cuál es el origen animal del sonido, y no se trata de un ciervo, un cordero ni una cabra, es un rana que canta con un estilo similar al de esas especies de mamíferos.
Óscar Reyna destaca que aún faltan especies por identificar con base en su canto; no obstante, trabajos como este podría ser un primer paso para conocer cuáles son los animales que habitan en nuestros alrededores. Por ahora, el investigador y sus alumnos se han centrado en bosques de Jalisco, pero no descarta aumentar la cobertura.
La información sonora, agrega, podría ser utilizada para alimentar una plataforma que detalle sobre las especies descritas, considera el investigador; sin embargo, esa fase aún está en planeación, pero prevé que los cantos, balidos, susurros o trinos puedan ser usados para beneficio de la ciencia y el entendimiento animal.
Este investigador encuentra fascinantes las aves y anuros y desde su fase como docente universitario procura involucrar a sus alumnos en las excursiones, también los invita a reconocer a los animales por su canto y asegura que escuchar las distintas especies es un método para aprender sobre biología y así respetar más la naturaleza.
Fuente: CONACYT.
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