La medicina traslacional es uno de los modelos de investigación más utilizados en el mundo actual, donde existe un gran valor comercial detrás del conocimiento generado y que es explotado principalmente por la industria farmacéutica.
De acuerdo con el doctor Andrés Castell Rodríguez, director del Laboratorio de Inmunoterapia e Ingeniería de Tejidos de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existe una tendencia mundial al acercamiento entre los institutos nacionales, las universidades y la industria privada para el desarrollo conjunto de nuevas tecnologías y financiamiento de nuevas líneas de investigación.
Sin embargo, en México este acercamiento todavía no se consolida totalmente y consideró que existen varios obstáculos que impiden dicha sinergia que generaría grandes oportunidades en el campo de la investigación científica nacional.
Falta cultura tecnológica
En el marco de la Segunda Feria Nacional de Investigación en Medicina Traslacional e Innovación (Fenimeti), organizada en conjunto por la Secretaría de Salud, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Fundación INCIDE, el investigador explicó que en México hay una débil inversión en investigación.
“Una de las circunstancias por las que todavía no se consolida esta relación entre instituciones y la industria es por la falta de interés de los investigadores en la explotación comercial del conocimiento generado, hay una falta de cultura tecnológica”, explicó.
Además identificó dos factores esenciales que obstaculizan dicho acercamiento, como la falta de adecuación de las universidades a la Ley de Ciencia y Tecnología y la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, así como la falta de financiamiento.
En este sentido, centró la atención en la economía del conocimiento como un mercado en el que las universidades tienen el papel principal, orientando el conocimiento hacia mercados potenciales que impulsan su comercialización y de ello se deriva la necesidad de inversión.
“Estas leyes han modificado la perspectiva de investigación y emprendimiento de un laboratorio; sin embargo, los reglamentos internos han sido mucho más restrictivos por el temor de caer en faltas administrativas, por lo que no se cumple con el espíritu de la ley”.
Escasa producción de patentes
De acuerdo con el investigador, existe una creciente demanda de expertos que pueden evaluar y conducir los estudios traslacionales, pero la industria farmacéutica ha señalado la existencia de descubrimientos que no pueden ser desarrollados debido a la falta de personal capacitado para estudiar su aplicación clínica.
En este sentido, a cuerpos colegiados de las universidades se les atribuyen funciones que en realidad no deben tener, tanto en áreas de investigación como administrativas, y que entorpecen el seguimiento a las investigaciones y los licenciamientos a empresas.
“Además, en México hay una inversión a la investigación muy por debajo del promedio a nivel mundial, y existe a nivel nacional una solicitud de patente por cada treinta artículos publicados y que podría derivarse de estos dos factores que obstaculizan el acercamiento de la academia con la industria”, señaló.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), la mayor cantidad de solicitudes de patente es realizada por investigadores independientes, mientras que en menor cantidad se ingresan solicitudes de universidades y centros de investigación.
Así, el especialista relacionó la poca producción de patentes a la excesiva tramitología que desencadena la solicitud y que, en gran medida, merma los deseos y necesidad de comercializar un descubrimiento o investigación.
Mayor apoyo y trabajo en equipo
Andrés Castell mencionó que este crudo panorama sobre la relación entre las instituciones, universidades y la industria puede tener un mejor camino que favorezca la producción científica y tecnológica e inversión.
Para esto se necesitan dos lineamientos a seguir: la atracción de mayores recursos para la innovación y el mejoramiento de la institucionalidad, con el único objetivo de favorecer la producción científica en México a través de las universidades e instituciones de investigación.
Asimismo, resaltó la necesidad de mayor apoyo y financiamiento de parte de las instituciones gubernamentales que fomentan el desarrollo científico y tecnológico en México como Conacyt.
“Es necesaria la colaboración multidisciplinaria que incluya diversas organizaciones interesadas en impulsar el impacto de los descubrimientos científicos como una estrategia a futuro, ya que realmente está en las manos de los científicos el progreso del país”.
Fuente: CONACYT.
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