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Triticale, alternativa de forraje para el norte de México

El triticale es un cereal surgido en Europa, producto de la combinación de trigo y centeno, que actualmente cuenta con los beneficios nutrimentales del trigo, importantes cantidades de proteína y la fortaleza del centeno. De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), 90 por ciento de la producción de triticale en México se utiliza para alimentación animal.

A pesar de que la mayoría de la producción de este cereal en el país se destina al sector pecuario, no cuenta con tanta presencia como otros cultivos forrajeros entre los ganaderos.

De acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés), América Latina y el Caribe cuentan con todos los ingredientes naturales para ser un importante productor pecuario, para satisfacer las demandas de alimentos y garantizar la seguridad alimentaria regional y mundial.

A pesar de constituir solo 13.5 por ciento de la población mundial, produce poco más de 23 por ciento de la carne bovina y de búfalo, y 21.40 por ciento de la carne de ave global, 10 por ciento en el caso de huevo y 11.2 por ciento de participación en cuanto a leche.

En estas circunstancias, el triticale representa una opción viable e importante para el sector ganadero, debido a sus propiedades nutrimentales, bajo costo de producción y alto rendimiento, que permitiría impulsar la industria pecuaria a nivel nacional.

Con el objetivo de fortalecer el cultivo en el país y ofrecer alternativas de forraje para los ganaderos, científicos del Departamento de Fitomejoramiento de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) generaron dos nuevas variedades de este cereal, encaminado a la alimentación de ganado. En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, detallan la importancia de este proyecto que tiene como finalidad el crecimiento del triticale en México y contribuir al desarrollo del sector pecuario en México.

Hijo del maíz y el centeno

El triticale (x Triticosecale Wittmack) podemos definirlo como un híbrido vegetal, producto de la cruza entre trigo y centeno. Durante mucho tiempo fue considerado una especie de curiosidad científica, hasta que instituciones como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), de la mano de investigadores como el doctor Norman E. Borlaug, iniciaron estudios al respecto de esta especie.

Los estudios del mejoramiento del triticale se iniciaron en México en 1962 por el premio nobel de la paz 1970, el doctor estadounidense Norman E. Borlaug (1914-2009), investigador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, en El Batán, cerca de Texcoco, Estado de México, y del Centro de Investigaciones Agrícolas del Noroeste (Ciano), ubicado en Ciudad Obregón, Sonora.

“Empezaron a trabajar en forma sistemática con este híbrido que tenía muchos problemas de fertilidad y enfermedades pero al final, en la actualidad, esas variedades están estabilizadas genéticamente, funcionan muy bien en muchos ambientes y reúnen las características de la calidad del trigo con la rusticidad o ‘aguante’ del centeno, es decir que en suelos pobres, de bajas temperaturas o menor disponibilidad de agua, es resistente”, comentó el doctor Alejandro Javier Lozano del Río, especialista en triticale y profesor investigador del Departamento de Fitomejoramiento de la UAAAN.

El investigador aclaró que, aunque los principales productores del cultivo son países europeos y no tiene los volúmenes de producción nacional e internacional con que cuentan otros cereales como trigo y maíz, este grano tiene potencial para la alimentación en el sector ganadero, principal enfoque que tiene en México, para el consumo de animales monogástricos como aves de corral y cerdos.

“El enfoque que le hemos dado nosotros en la UAAAN es alimentación para el ganado, forraje de todo tipo, pastoreo, verdeo, para empacar, ensilar; trabajamos en el norte con empresas lecheras de la región Lagunera con las que hacemos investigación de tipo participativo, porque el objetivo final son los productores”, señaló Lozano del Río.

Desde 1992, los especialistas de la UAAAN han generado siete variedades de triticale —incluyendo las dos más recientes— y cuentan con 20 años de vinculación con el sector lechero de la región Laguna de Coahuila y Durango.

AN 66 y AN 184

El 23 de febrero del presente año, la UAAAN, de la mano del doctor Lozano del Río, recibió por parte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) el título obtentor de dos nuevas variedades de triticale denominadas AN 66 y AN 184, consideradas variedades de tipo invernal, tienen muy buena capacidad de rebrote de hasta tres o cuatro rebrotes después del corte o pastoreos para alimentar animales.

“Sus características son muy buena capacidad de rebrote, muy buena tolerancia a bajas temperaturas por ser un cultivo de invierno y, lo más importante, muy buena producción de forraje, muy buen rendimiento, lo que se conoce técnicamente como biomasa, ligado a que estas variedades tienen mucha proporción de hoja, donde está más cargada la proteína. Entonces se tiene un forraje de muy buen rendimiento y muy buena calidad, y la calidad va ligada al comportamiento de los animales con mayor contenido de proteína”, explicó el investigador Lozano del Río.

El especialista añadió que el consumo de triticale junto a complementos convencionales en la alimentación de vacas ha propiciado que produzcan de tres a cuatro litros más de leche al día, debido a sus características nutricionales que mejoran el comportamiento productivo de los animales. Además que propicia una disminución de costos, debido a que cuenta con gran cantidad de proteína, arriba de 20 por ciento en comparación con otros follajes y no es necesaria la compra de concentrados de proteína para la alimentación de ganado.

A pesar de que las nuevas variedades están contempladas para su siembra en el norte de México, tienen capacidad de adaptación en estados del centro y bajío como Aguascalientes, Querétaro, partes de Jalisco, etcétera.

AN 66 y AN 184 son resultado de años de trabajo de los científicos de la UAAAN en el mejoramiento continuo de líneas genéticas de triticale.

“Desde que se hace la cruza, después de varias generaciones, hasta que está estable, son fácilmente cinco o seis años y luego, de acuerdo con los requerimientos del SNICS (Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas), probándolas en diferentes localidades, mínimo tres años más, luego se ponen parcelas demostrativas, donde unas sobresalen y se registran. Hablamos de 10 a 12 años desde que inicia el trabajo hasta la obtención de la nueva variedad”, puntualizó Lozano del Río.

Nuevas variedades para el norte de México

A pesar de que la institución cuenta con el registro de siete variedades de triticale, el mejoramiento genético continúa. Actualmente estudiantes desarrollan proyectos de investigación para obtener las mejores opciones de grano y obtener nuevas variedades.

“Estamos trabajando con 150 variedades nuevas que han surgido, estamos comparando con variedades comerciales y trabajando en diferentes localidades buscando encontrar cuál es la mejor para la calidad en el norte de México”, explicó José Juventino Rendón Manzano, colaborador del proyecto y alumno del noveno semestre de la carrera de ingeniero agrónomo en producción de la UAAAN.

Este proyecto se desarrolla en la comunidad de Aldama, Chihuahua, y es comparado con los resultados de otros lugares como Cuatro Ciénegas, Coahuila, para determinar las diferencias de comportamiento de las nuevas líneas genéticas de triticale.

De forma paralela, los investigadores de la UAAAN estudian la biomasa del cultivo para determinar otras cuestiones de calidad de las nuevas líneas genéticas del grano.

“La biomasa es prácticamente la cantidad de hojas que va a producir este triticale para alimento del ganado, como forraje, y este punto de triticale lo utilizamos en varias localidades para época de sequía, ya que este cultivo sobresale en estas circunstancias, el triticale siempre esta, su biomasa es mejor y necesita poca agua”, detalló Marco Antonio Velazco Guillén, colaborador del proyecto y alumno de noveno semestre de la carrera ingeniero agrónomo en producción.

Para el estudio de la biomasa, los especialistas obtienen la medida del pedúnculo y de las hojas, así como los resultados, y los analizan mediante software especializado para establecer las diferencias entre líneas genéticas y realizar el diseño experimental.

“Para medir la biomasa utilizamos el índice de normatividad vegetativa, se revisa por encima de la espiga y arroja un resultado que es el índice de la biomasa que tiene el cultivo. En Aldama, Chihuahua, nos arrojaba 0.86 de índice de biomasa; en Cuatro Ciénegas la biomasa oscilaba entre 0.52 a 0.62. Esto indica que en Aldama está mejor, más verde y con más nutrientes que benefician al ganado. Todo como parte de la evaluación del cultivo”, puntualizó Velazco Guillén.

La duración de esta investigación está estimada en tres años aproximadamente y es el inicio del camino hacia la generación de nuevas y mejoradas variedades de triticale.

“A final de cuentas, esto dará para nuevas semillas, si tienes buena variedad de forraje pero no tienes buena producción de grano, no tiene caso producirla. Tienes que encontrar una que tenga buen forraje y que sea equivalente a su grano para que haya la producción suficiente para abastecer la demanda de esta variedad”, enfatizó Rendón Manzano.

Los investigadores seguirán produciendo y trabajando en la mejora genética del triticale, por lo pronto para consumo pecuario. En corto plazo, trabajarán en localidades de Chile y analizarán 50 líneas genéticas de triticale sembradas en tres diferentes ambientes de este país de Sudamérica, con la finalidad de obtener materiales con mayor biomasa. Además, invitaron a los productores a que siempre analicen alternativas de forraje como el triticale, para conocer nuevas opciones en beneficio de su ganado.

“Les hacemos la invitación para que conozcan el cultivo de triticale y contrasten mediante parcelas demostrativas, que vean el producto, si les gustó y funcionó, en forma general son consideraciones favorables. Es una invitación a que conozcan alternativas”, resaltó Lozano del Río.

Fuente: CONACYT.

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