En su niñez, David recibió un regalo que cambió su destino: un telescopio de juguete que, en su atractivo empaque, prometía a su pequeño dueño admirar con nitidez los extensos cráteres de la luna, los enigmáticos anillos de Saturno y miles de titilantes estrellas.
Hoy en día, David Olivos Sánchez es un reconocido astrofotógrafo y comparte en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt su primera experiencia al observar el cielo y su fructífera actividad como divulgador.
“Los Reyes Magos me trajeron un telescopio de juguete que me causó muchas frustraciones debido a que su montura era muy endeble y la forma de utilizarlo no era para nada sencilla, veía ciertas estrellas mal enfocadas; sin embargo, eso me provocaba una inmensa felicidad”, recuerda.
La frustración de un niño que no lograba enfocar los astros llegó al límite y destruyó el telescopio. Pero su interés no menguó y encontró en la lectura de libros de astronomía y en series de televisión, las fuentes perfectas para saciar su curiosidad.
El tiempo pasó y David siguió un camino distinto como programador y divulgador de fauna silvestre, otra de sus grandes pasiones. No obstante, su pasión por la astronomía no disminuyó y cuando se convirtió en padre de familia vio la perfecta oportunidad de regalar a sus hijos un telescopio, un regalo que también era para él.
“Compramos uno –telescopio– económico en el centro y sí nos dio varias satisfacciones, como ver la nebulosa de Orión, algunas estrellas y la luna”.
A partir de ello, poco a poco, David compró algunos telescopios y cámaras más especializados hasta tener un equipo con el que puede practicar la astrofotografía.
Ne-notoka Cofame Conservando Fauna Mexico A.C.
Menciona que ha sido fruto de algunos sacrificios, ya que no es nada barato hacer astrofotografía porque es una disciplina que requiere cámaras especiales y equipo sofisticado. Por ello, también le gusta acercarlo a los niños y jóvenes porque no todos tienen la oportunidad de hacerlo.
Precisamente su actividad como divulgador de astronomía le permite acercarse a los jóvenes y enseñarles las estrellas a través de campamentos de observación en las inmediaciones de la Ciudad de México.
Su agrupación, llamada Ne-notoka Cofame Conservando Fauna Mexico A.C., hace observaciones periódicamente, además de dar charlas de divulgación y participar en eventos como la Noche de las Estrellas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por lo que, a través de la asociación, reciben distintos donativos de telescopios para usarlos en las observaciones. Hasta el momento, tienen nueve telescopios con los que toman fotografías y realizan observación para la divulgación de la astronomía.
El proceso de aprendizaje para saber observar el cielo nocturno, comenta David Olivos, es muchas veces con consejos de otros astrofotógrafos, a prueba y error, y con información de especialistas de otros países, ya que en México la comunidad de astrofotografía es incipiente.
“Es un show todo lo que hay detrás de una fotografía, porque hay que leer mucho, revisar detalles muy específicos del clima y aguantar la frustración porque la foto no está saliendo bien o simplemente porque la noche no se prestó”, explica David Olivos.
Un astrofotógrafo estrellado
El astrofotógrafo dice que hay muchos imponderables, es decir, factores que no puede controlar para que una fotografía salga perfecta, desde el clima y la contaminación lumínica hasta la posición de la Tierra con respecto al objeto a capturar.
Una sola foto puede tardar toda una noche, por lo que procura sea una muy buena noche en cuanto a condiciones climáticas y turbulencia atmosférica, sobre todo porque cuando hay nubes muy altas que a simple vista no distorsionan mucho la imagen, sí hacen que pierda calidad.
Una parte muy importante de la astrofotografía es la planeación, en especial de la fotografía de espacio profundo porque tiene que determinar qué horas será posible la observación y con ello la captura.
Para ello, consulta varios sitios de Internet y aplicaciones específicas que indican las coordenadas del objeto que quiere observar esa noche y en los horarios que estará alejado del horizonte.
“Cuando buscas capturar objetos, como la nebulosa de Orión, es necesario que la cámara y la montura sigan el objeto durante todo el tiempo de exposición, por lo que es preciso que esté conectada a un sistema de autoguiado”, agrega.
En el espacio profundo se pueden retratar cúmulos estelares, nebulosas y galaxias, entre otros objetos astronómicos. David comenta que en la Ciudad de México, para hacer una fotografía, necesita cuando menos dos horas de exposición con filtros anticontaminación.
“Algunas de las fotos que he tomado en la ciudad suman unas cuatro horas de exposición para compensar las deficiencias del cielo en cuanto a turbulencia atmosférica y contaminación lumínica”, explica.
David Olivos dice que hacer una fotografía de la luna es como preparar unas enchiladas; capturar un planeta podría equipararse a cocinar una lasaña; mientras que una imagen del sol sería como preparar un platillo gourmetcon diferentes técnicas y procesos.
Las complicaciones de capturar objetos en el espacio profundo son bastantes; sin embargo, David comenta que el astro que más trabajo le ha costado capturar es el sol, debido a que son varias tomas las que necesita para procesar y capturar adecuadamente las protuberancias y la superficie de nuestra estrella.
Esto podría sonar paradójico debido a que es un objeto muy grande y bastante cercano; no obstante, su brillo complica poder hacer una toma en la que puedan observarse los detalles.
“Utilizo cuatro videos que pueden sumar aproximadamente diez minutos, pero el procesado puede llevar hasta cinco horas debido a que hay muchos factores que intervienen entre una imagen buena y mala”, añade.
Menciona que una de las partes más difíciles de dedicarse a la astrofotografía es la inversión de tiempo y dinero, pues las cámaras y equipos especiales son muy caros y hay muchas veces que se vive de noche observando y capturando las estrellas.
David heredó su pasión por la astronomía y la astrofotografía a su hijo Damián de 11 años, lo que lo llevó a concursar y ser premiado por los Museos Reales de Greenwich en el concurso Astrophotography of the Year. Gracias a este logro publicaron su fotografía en un libro editado por ellos mismos, además de que está exhibida en el museo mostrando su trabajo a miles de personas.
La foto con que Damián Olivos Vásquez fue reconocido internacionalmente fue un mosaico de 19 fotos de la luna que después unió para lograr una fotografía con un detalle asombroso.
La divulgación que David Olivos hace es para que los niños y jóvenes que van a las observaciones se apasionen por las estrellas y lleguen a interesarse a tal punto de estudiar una carrera científica, es decir, dejar una semilla que pueda florecer en virtud de la ciencia.
A mediano y largo plazo, uno de los objetivos de David es posicionarse como uno de los mejores astrofotógrafos del país, sin dejar de lado su faceta como divulgador. Dice que la suma de ambos es un trabajo absorbente pero gratificante, pues se dedica a enseñar y retratar las estrellas como muy pocos pueden hacerlo.
Fuente: CONACYT.
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