Un experimento que adelanta el ejército estadounidense (por ahora en ratones) pretende modificó genéticamente sus hígados para producir enzimas que resistan a dosis letales de agentes químicos
Investigadores del Ejército de Estados Unidos crearon con éxito una terapia génica que permite a los ratones fabricar sus propias proteínas que destruyen los agentes nerviosos, brindando protección contra los tóxicos durante meses. La idea es que, en el futuro, pueda ser aplicado a soldados humanos para resistir los efectos de las guerras químicos.
Las armas químicas comenzaron con la Primera Guerra Mundial, con agentes sofocantes como el gas cloro o el gas mostaza. Solo en esa guerra, más de 10.000 personas murieron por cuenta de armas químicas. En los campos de exterminio alemanes se produjeron agentes nerviosos como tabún, somán y sarín, e incluso en el inicio de la guerra civil en Siria, en 2011, se evidenció el uso de agentes químicos contra la población civil.
De acuerdo con la revista Science Magazine, los agentes nerviosos son químicos conocidos como organofosforados. El tipo más utilizado incluye sarin, soman, ciclosarina y tabun. Todos bloquean una enzima que regula los niveles del neurotransmisor acetilcolina en los músculos, causando espasmos musculares, dificultad para respirar y, a veces, la muerte. Los antídotos actuales previenen la muerte pero son ineficaces contra complicaciones que incluyen daño cerebral y problemas de conducta.
Algunos investigadores habían inyectado a los animales de laboratorio versiones aceleradas de enzimas humanas (llamadas biocavengers) que estimulan la descomposición de los organofosforados antes de que dañen los órgamos, pero cualquier ejército necesitaría grandes cantidades de esas enzimas para inyectar y además, protegerlas del sistema inmune para que el cuerpo no las rechace.
Para evitar estas consecuencias perjudiciales, la División de Investigación de Toxicología Médica del Ejército de los Estados Unidos desarrolló una terapia que administra el gen que codifica una variante del agente de eliminación del nervio paraoxonasa 1 (PON1). Es decir que en vez de producir, almacenar e inyectar la enzima PON1, convirtieron los hígados de los ratones en los productores de la enzima gracias a la modificación genética. La investigación fye publicada en la revista Science Traslational Medicine esta semana.
Dirigidos por el bioquímico Nageswararao Chilukuri, utilizaron un virus inofensivo llamado virus adenoasociado para transportar instrucciones de ADN a las células hepáticas de los ratones. El resultado fue que las células hepáticas de los ratones produjeron una versión potente de PON1, y todos los sujetos de estudio resistieron a nueve inyecciones letales de agente nervioso y sin signos de toxicidad.
Según Science Magazine, la teraía estaría siendo desarrollada para proteger a los soldados, el personal médico de primera respuesta y los perros militares, y también podría proteger a los trabajadores agrícolas en riesgo de exponerse a los pesticidas organofosforados.
Fuente: Agencia ID.
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