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Coronavirus: ¿puede un robot ayudar a proteger al personal médico sanitario que trabaja en primera línea?

Solo en España, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, son ya los 5.400 los facultativos contagiados de coronavirus en España, en torno al 12% del total. No solo están más expuestos a la enfermedad por su actividad diaria, el grave desabastecimiento de material preventivo en los hospitales, un problema que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado mundialmente, pone en peligro su salud –ya se cuenta personal sanitario entre los fallecidos a causa de la neumonía por COVID-19 también en España– y la de los pacientes que tratan.

Una pregunta que casi se formula sola en el siglo XXI es de qué manera puede la tecnología, si puede, ayudar a salvar esta crisis en los hospitales. La compañía estadounidense Diligent Robots acaba de lanzar al mercado un robot enfermero, capaz de reducir la carga de trabajo en esa primera línea de acción para permitir que los hospitales utilicen sus recursos de la forma más eficiente. Las cuestiones éticas son obvias, pero al mismo tiempo contradictorias: si no hay personal suficiente para los hospitales públicos, ¿la solución no sería contratar a los efectivos necesarios? Pero también: si no hay material ni suministros suficientes para proteger a las personas que trabajan en los centros sanitarios, ¿es justo exponerlos de esta manera?

Reflexiones políticas aparte, la empresa robótica anunció la semana pasada que acaba de conseguir una inyección de capital de 10 millones de dólares para ayudar a escalar la producción de su robot enfermero, Moxi, y poder servirlo a más hospitales. Moxi está diseñado para reducir las cargas de trabajo del personal de enfermería: recoge suministros, ropa de cama sucia, entrega ropa nueva y también podría ayudar a reducir la exposición de los profesionales de la salud a las enfermedades.

Equipado con un brazo robótico y ruedas, Moxi es del tamaño de un humano pero está diseñado para parecerse a un robot. Puede mover la cabeza y los ojos para indicar la intención, como en qué dirección está a punto de moverse, mientras que los sonidos le permiten comunicarse con el personal sanitario. Los enfermeros y enfermeras pueden establecer reglas y tareas para que el robot reciba una orden determinada cuando, por ejemplo, cambien ciertos parámetros o indicaciones en el registro de un paciente de su planta.

Andrea Thomaz, CEO de Diligent Robots, creó Moxi en la Universidad de Texas (Austin). Thomaz, profesora especializada en robótica, había dirigido anteriormente el Laboratorio Tecnológico de Maquinaria Socialmente Inteligente de Georgia. Desde allí, trabajó con cientos de enfermeras y enfermeros para aprender exactamente lo que necesitan de un asistente autónomo. A principios de este año, el robot llegó a su primer destino hospitalario, el Medical City Healthcare en Dallas, después de superar la prueba en otros dos hospitales de la región, como se va narrando en su perfil de Instagram.

Según advierten desde Diligent Robots al diario local Dallas News, Moxi “nunca cruza el umbral de la atención al paciente, sino que entrega cosas, como muestras de sangre de ida y vuelta a un laboratorio, y actualiza instantáneamente los registros médicos de los pacientes para el personal del hospital”. Para Stefanie Beavers, directora de servicios quirúrgicos y de procedimiento del hospital, “el robot está destinado a ser un miembro del equipo que te apoya en segundo plano”. Solo un mes después de que Moxi llegara al Medical City, sin embargo, el hospital se enfrenta a un nuevo escenario, en el que la sobrecarga de trabajo por la pandemia de coronavirus, y los riesgos que implica su exposición, podrían traducirse en nuevas tareas para el robot enfermero.

Junto con otros robots hospitalarios, como la máquina que desinfecta habitaciones con luz de Xenex, o los asistentes de quirófano de Johnsons & Johnsons y de Intuitive Surgical, la tecnología puede tomar un papel menos secundario en el control de pandemias como la que ahora vivimos.

Thomaz desarrolló la idea de un droide hospitalario después de hacer su doctorado en robótica social en el laboratorio de medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Según informa Techcrunch, ella y su socia, Vivian Chu, se inspiraron “en un estudio que destacaba que el personal de enfermería pasaba buen parte de sus horas de trabajo en un hospital haciendo recados”, y en 2016, solicitó y ganó una subvención de 750.000 euros de una fundación nacional de apoyo a las ciencias, que sirvió para financiar un sprint de seis meses para construir un prototipo de Moxi. Con él, sus creadoras esperan que el tiempo dedicado a los recados por parte de los recursos humanos de un hospital se reduzca en un 30%.

Desde entonces, Diligent Robots se ha convertido en un equipo de 18 personas que ahora se enfoca en aumentar su potencial para construir más robots para todo el mundo.

Fuente: Agencia ID.

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