Las ciudades inteligentes no son aquellas sacadas de alguna novela de ciencia ficción ni de una producción hollywoodense.
Se les considera así a aquellas que aplican las Tecnologías de la Información (TICs) para proveer a sus habitantes de infraestructura, lograr un desarrollo sostenible e incrementar su calidad de vida, así como tener gobiernos “abiertos”.
En México, existen cuatro ejemplos de ciudades que se perfilan para convertirse en “smart cities” o ciudades inteligentes, pero todavía no lo logran: Santiago, Querétaro; Puebla, Puebla; y Tequila y Guadalajara, en Jalisco.
Reporte Índigo habló con especialistas en el tema, quienes consideran que de apostarle a un modelo de ciudades inteligentes, retos como los efectos de la actual pandemia se hubieran podido abordar de mejor manera.
Los principales frenos para que existan en el país “smart cities” son la falta de continuidad en los gobiernos que llegan al poder y la poca cooperación que hay entre autoridades, iniciativa privada, organizaciones sociales y academia.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su manual de 2016, “La ruta hacia las ‘smart cities’: Migrando de una gestión tradicional a la ciudad inteligente”, cualquier ciudad que aspire a dicha categoría debe de considerar el desarrollo económico y social en armonía con el medio ambiente, tiene que gestionar de manera óptima los recursos naturales a través de la participación de los ciudadanos y todas las obras de infraestructura y las instituciones deben de estar dotadas de soluciones tecnológicas para hacer la vida de sus habitantes más sencilla.
“Se trata de mucho más que lograr una ciudad conectada con tecnología: es una ciudad que aprovecha el potencial de la innovación para resolver los retos de vivir en la urbe, trayendo beneficios a la vida diaria de los ciudadanos”, señala el BID.
La consultora estratégica global McKinsey & Company, Inc., reveló en su estudio “‘Smart cities’: digital solutions for a more livable future”, que las soluciones de las ciudades inteligentes pueden reducir las muertes hasta en un 10 por ciento, acelerar las respuestas de emergencia en un 35 por ciento, disminuir el tiempo de traslados diarios en 20 por ciento, reducir la carga del sector salud por enfermedades en 15 por ciento y cortar las emisiones de gases de efecto invernadero en otro 15 por ciento.
Estos beneficios cobran relevancia ya que el 80 por ciento de la población de México y América Latina vive en ciudades, sin embargo el 27 por ciento de las personas lo hacen en asentamientos irregulares sin acceso a servicios urbanos básicos.
Los retos para las ciudades inteligentes
María José Salcedo es la coordinadora de la oficina en México de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, una organización alemana de carácter liberal que asesora a municipios y ciudades para que encuentren soluciones inteligentes a sus problemas.
A partir de mañana, la fundación organizará en el marco del día de las ciudades (31 de octubre) el “SMART Cities Summit 2021”, una cumbre para compartir experiencias y escuchar casos de éxito de distintas latitudes.
“Nosotros no damos financiamiento directo. Primero, creamos alianzas con gobiernos locales para que después participen en una red de ciudades inteligentes de México y Centroamérica y que intercambien mejores prácticas.
“Ponemos en la mesa a expertos y asesores a través de talleres. También, financiamos el conocimiento necesario para implementar estrategias, pero ya a la hora de la implementación ellos tienen que buscar los fondos, nosotros solo les ayudamos con la asesoría”, comenta la especialista.
Salcedo explica que su principal estrategia es crear redes en las que juntan a gobierno, sector público, la iniciativa privada, la academia y a la sociedad civil para que trabajen, pero esto no siempre se concreta por los cambios de gobiernos trienales, en el caso de las ciudades y municipios.
“Aunque en México tenemos cuatro ciudades reconocidas por el Banco Interamericano de Desarrollo como potenciales ‘smart cities’, en realidad son proyectos que necesitan más trabajo a largo plazo”, comenta.
La especialista ejemplifica la situación con Estonia, un país de Europa del norte que lleva 20 años trabajando para digitalizar su gobierno y que es un referente a nivel mundial.
“Aquí sería imposible hacerlo porque además de la falta de continuidad, no tienes esa cooperación entre el sector público y el privado, los gobiernos están cambiando cada tres años. Se necesita un compromiso y una visión de largo plazo para convertirte en una ciudad inteligente”, agrega.
La maestra en política económica por la Universidad de Kassel, Alemania, señala que lo que ocurre a nivel municipal muchas veces es un reflejo de lo que pasa en todo el país, en donde los líderes políticos quieren recuperar el pasado romantizando lo que se tenía y como se vivía.
“Más bien deberíamos de ver hacia el futuro con una visión digital. Actualmente ha sido difícil que los líderes inviertan su motivación en los temas de futuro, estamos viendo retrocesos en varios temas, como en el sector energético, que va a traer fallas en las ciudades. Afortunadamente, somos más los jóvenes que queremos hacer las cosas de otra manera y estoy segura de que eso se reflejará en las próximas elecciones”, concluye.
Fuente: Agencia ID.
IMPORTANTE:
Sí: El usuario podrá preguntar, felicitar, realizar críticas constructivas y/o contribuir con opiniones relevantes en el campo de la ingeniería e infraestructura.
No: Molestar, intimidar o acosar de ninguna manera.Tampoco utilizará el espacio para la promoción de productos o servicios comerciales, así como de cualquier actividad que pueda ser calificada como SPAM.
Para saber más consulta los Términos de Uso de INGENET.