BITÁCORA

No nos damos cuenta de la devastacio?n que hacemos para construir nuestras ciudades: Paloma Torres

Luego de hacer un amplio recorrido por las transformaciones y las posibilidades de las ciudades en la pospandemia, la tarde de este miércoles 10 de noviembre concluyó el ciclo La arquitectura y la ciudad post-COVID, coordinado por Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional, con la mesa Las ciudades creativas.

En la sesión, que se realizó de manera presencial con asistencia de público, y se transmitió en vivo a través de las plataformas digitales de la institución, participaron Bernardo Baranda, director para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo; Paula Mónaco Felipe, periodista, narradora y productora; así como de Paloma Torres, artista plástica.

“La ciudad ha sido una constante a lo largo de mi vida profesional, la he abordado de diversas maneras, pero siempre consciente de la importancia del espacio, del paisaje en la configuración del espíritu y el carácter de una sociedad”, mencionó Paloma Torres, quien alertó sobre la manera en que se ha aprovechado al medio ambiente, a la naturaleza, para la construcción de las urbes, lo que de distintas maneras se refleja en su trabajo creativo.

Bajo esa certeza, la creadora también se refirió a la relevancia de crear espacios dignos, capaces de crear personas inteligentes y creativas, que puedan resolver su día a día de una manera mucho más fácil y mucho más amable, en gran parte porque la realidad parece ser otra, con el diseño y construcción de espacios minúsculos, imposibles de habitar, ciudades contaminadas, visual y auditivamente, sucias, saturadas, que parecen arremeter contra la vida humana.

“La ciudad ha sido como mi musa: vengo de una familia de arquitectos, pero no sólo por ello, sino porque la ciudad es el escenario donde nos desarrollamos y, de muchas maneras, la gozo y la padezco: recuerdo cuando construían el segundo piso al lado de mi taller y tuve que caminar mucho. Con esas caminatas pude hacer una bitácora sobre los avances de la obra, con lo que descubrí cómo destruimos la naturaleza para construir nuestras ciudades: árboles, bosques completos están puestos en el segundo piso del periférico, en la construcción del Metro. No nos damos cuenta de la devastación que provocamos para construir nuestras ciudades.”

En su conferencia, la artista mostró diversas pinturas, grabados o fotografías para reflejar no sólo la manera en que se ha transformado la vida en la urbe, sino también su espejo como creación artística, como una imagen sobre el centro de la ciudad de México, en la que también aborda el tema del transporte, en lo que sucede con personas que usan dos horas diarias para transportarse.

“Un grabado muy antiguo, de los años ochenta, era de mis primeros paisajes urbanos, cuando había inversión térmica: los cielos eran amarillos durante el día y durante la noche eran rojos. Eso me causó una sorpresa extraordinaria, porque siempre pensamos qué el cielo es azul y no es cierto.”

Así también tuvo la oportunidad de tomar una serie de fotografías aéreas, en la que se puede observar, por ejemplo, la masificación de la ciudad, con lo cual Paloma Torres se preguntaba no sólo qué sucede, sino cómo podemos vivir “en este monstruo que nos traga, porque esos espacios que vemos son sitios vacíos, no son realmente espacios hechos para el desarrollo humano”.

“Vemos unidades habitacionales creadas por desarrolladores voraces, a los que no les interesa absolutamente nada más que crear espacios donde pretenden que una familia promedio, de cuatro personas, pueda desarrollarse en 36 metros cuadrados y todo esto nos empieza a poner focos rojos sobre cómo podemos reflexionar sobre la ciudad.”

Y es que, por ejemplo, empezamos a ver que en la ciudad nos movemos de una manera masiva, ya no es el individuo: entramos masivamente al Metro, entramos masivamente al transporte colectivo.

“Tengo otra fotografía icónica, porque recuerdo que cuando la tomé y vi el espacio, es Ciudad Nezahualcóyotl: yo iba a Puebla a exponer en el Museo Amparo y la verdad me encantó la imagen, pero me encantó porque sentí como si hubieran aventado un tapiz sobre la montaña, un tapiz de concreto.”

Otra preocupación compartida por la creadora es la mirada hacia el cielo: el cielo también nos provoca una angustia terrible, porque ya no vemos más allá de un primer plano, nuestra visión del mundo se acorta, “nuestra perspectiva de lo que podemos hacer y cómo lo podemos solucionar cada vez es más pequeña y fragmentada”, destacó Paloma Torres.

De la movilidad al acceso

Al director para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo, Bernardo Baranda, le tocó hacer una reflexión sobre la manera de entender a la movilidad en los tiempos post-COVID, bajo el entendido de que el transporte o la movilidad no es un fin en sí mismo, no se trata de moverse por moverse, sino de propiciar condiciones de acceso: cómo accedemos a la ciudad, cómo accedemos a la serie de satisfactores que podemos encontrar en una urbe y, obviamente, “está condicionado por componentes individuales: desde nuestra edad, la condición familiar y, por supuesto, también monetaria”.

“Cuando llegó la pandemia hubo cosas muy buenas: disminuyó la movilidad vehicular, aumentó la movilidad a pie y en bicicleta, el trabajo a distancia, aunque no todo el mundo lo pudo hacer. Dentro de las cosas negativas disminuyó el uso del transporte público, algunas veces por miedo, ciertas veces infundado, porque ha quedado demostrado que, con buenos protocolos sanitarios, el transporte público no es un foco de contagio”, resaltó el especialista.

En el caso de China, después de la pandemia, los viajes a pie siguieron aumentando, el uso de la bicicleta creció; sin embargo, el uso del transporte público, sobre todo autobuses y Metro disminuyó y aumentó el uso del auto, ante lo cual, Bernardo Baranda manifestó su esperanza de que la nueva normalidad venga más acompañada de lo primero que de la disminución del transporte público y el aumento del uso del auto.

“Unas reflexiones post-pandemia: más que la movilidad, necesitamos aumentar la accesibilidad, en colonias donde no hay una serie de condiciones, mejorarlas para que la gente no tenga que ir tan lejanamente a otros lugares, porque la proximidad sigue siendo un gran valor, hay que ver cómo hacemos que existan ciudades donde la proximidad te permita hacer muchos más viajes a pie y en bicicleta, obviamente en buenas condiciones, también pensando en las diferencias.”

La ciudad también se diseñó mucho pensando en los horarios pico para el hombre que llega a trabajar, sin pensar en las necesidades de las mujeres, de los niños, de los adultos mayores, de las personas con discapacidad.

Al referirse a las nuevas tecnologías, llamó a aprovecharlas de la mejor manera, siempre y cuando sean compartidas y accesibles también para todos, porque no todo mundo necesariamente tiene la posibilidad económica de tener una aplicación para un vehículo cercano, pero pueden ayudar muchísimo las nuevas tecnologías.

En ese sentido, se requiere de financiar más y mejor transporte público, con un apoyo del gobierno federal, lo cual ha faltado, desde su perspectiva, porque las ciudades no pueden solas, aun cuando al mismo tiempo se podría ligar con el desarrollo urbano y como el mismo desarrollo inmobiliario puede ayudar a financiar el transporte público, que al final le conviene.

“Finalmente está el barrio mixto, con espacios públicos verdes de calidad, como un núcleo de integración social, recuperación económica y disfrute de la ciudad: la ciudad no es nada más para acceder, también es para disfrutarla y cada vez creo que vamos a tener más indicadores respecto a la felicidad de la población y espero que sea así sea”, a decir de Bernardo Baranda.

Dentro de la mesa propuesta por el colegiado Felipe Leal, la periodista Paula Mónaco Felipe planteó algunas dificultades del quehacer periodístico a lo largo de la pandemia, como parte de un análisis sobre la manera de acercarse a una situación inédita.

Los periodistas comenzaron a cubrir la pandemia con la precariedad que ha caracterizado el ejercicio de nuestra profesión en los últimos años: muchos colegas, hombres y mujeres, tuvieron que salir a reportear sin la más mínima protección, sin cubrebocas, porque las empresas no las brindaban; sólo los trabajadores con base en agencias internacionales de prensa contaban con caretas y los demás no tenían ningún tipo de protección.

“Esta pandemia ha sido muy mortífera para la prensa no solo en México, sino que en el mundo: hasta marzo de este año se contaba a 908 periodistas muertos, más de un periodista muerto cada día en el mundo, según una estadística del Centro Knight, que se encarga de investigar temas del periodismo, pero de ellos, el 55% son de América Latina.”

Partir de esta precarización laboral permite entender otros problemas que se vinieron con la pandemia, como el crecimiento de un concepto como las “fake news”, las noticias falsas que empezaron a circular, por ejemplo, en grupos de WhatsApp “con una tía o una vecina, pero que se empezaron a reproducir también en los medios y fue uno de los primeros grandes problemas y desafíos de esta pandemia en la cobertura”.

“Entre los desafíos también agregaría la carga laboral: el teletrabajo fue una herramienta de sobrevivencia, pero en muchos casos también una sobreexplotación de las personas; la regulación del teletrabajo es, sin duda, algo que puede ser muy benéfico para nosotros como personas, pero también para descongestionar las calles, aunque sí son necesarios algunos cambios, porque nos pasó de más de lo normal el no tener fines de semana, no tener horarios y estar en múltiples plataformas, sin tener remuneración.”

De los aspectos positivos mencionados por Paula Mónaco en su intervención se encuentra la oportunidad a la ciencia dentro de los medios de comunicación, trabajar mucho más de forma interdisciplinaria en las redacciones de los periódicos: el que trabajaba ciencia con el colega que cubría política, con el que cubría deportes para intentar cruzar la información y entender la situación.

“Si bien concentró la atención allí y, quizá, quitó la atención de otros temas importantes, se creó una especie de articulación y de confianza en la parte científica, al volver a darle espacio al reportero que cubre ciencia, el volver a buscar a expertos y analistas ha sido muy positivo en este periodo.”

Fuente: Agencia ID.

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