Guillermo Aguirre Esponda es el nuevo presidente de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (ADIAT), se trata del principal organismo empresarial que se encarga de la construcción de puentes entre la industria y el sector de ciencia, tecnología e innovación (CTI).
En entrevista para El Economista, el doctor en Ingeniería asegura que asume esta responsabilidad con una perspectiva de un “México sorprendente”. Explica que este país lleva cerca de 50 años invirtiendo, “tal vez menos de lo que quisiéramos, incluso poco en ciencia y tecnología, su infraestructura, su capital humano”, pero esto ha generado una base de investigadores muy sólida, con un gran número de centros y universidades públicas que hacen investigación y desarrollo.
Dijo que esta “agradable sorpresa”, también se da hacia la estructura estatal, donde algunos que no eran considerados como de vanguardia, destacan por el esfuerzo de empujar algo en la región, con los modelos e integración de sus actores. “Todo esto está pasando en un momento histórico difícil, donde no hay una política clara, e incluso en una situación medio de abandono por (parte de) las autoridades”.
En ese sentido, asegura que su visión y tarea es activar o articular este sistema en beneficio de la sociedad y sobre todo de los más jóvenes, que se trata de buscar el emprendimiento de base científica en los lugares donde se ha invertido durante años, y buscar la forma de integrar todo ese esfuerzo. “Necesariamente pasando por micro, medianas y grandes empresas, centros de investigación y universidades”, detalla.
Agrega que lo que ADIAT aporta a todo este modelo es su capacidad de ejecución y la experiencia de sus miembros, “hacer que las cosas sucedan”. Refiere además que “México no es grande, aún, pero sí podemos serlo. Así nos queremos sentir, con el reto de crecer y utilizar todo lo que se ha sembrado”.
Ejemplos que inspiren
Aguirre Esponda considera que México es un país muy joven en temas científicos, tecnológicos e incluso empresariales, que hasta antes de la Segunda Guerra Mundial no tenía un ecosistema real. A partir de este periodo se forman cámaras, universidades tecnológicas, politécnicas y autónomas. Años después se crea un Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y un Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. “Somos un sistema científico tecnológico muy joven que está acabándose de configurar, de lograr generaciones más articuladas y enteradas del tema”.
Dijo que una de las cosas que faltan en este México joven, pero con capacidades, son ejemplos que inspiren, que dejen formas de trabajo para la CTI, “y en eso estamos trabajando”, pues muchos de los síntomas que hoy vemos no son falta de interés, capacidad o ineficiencia, sino un periodo de crecimiento y madurez. Por ejemplo, “no ha sido suficiente el tiempo para que las empresas se enteren del valor de la propiedad intelectual, no tenemos casos todavía emblemáticos que resuene en la comunidad”.
El también académico hizo hincapié en que estamos avanzando en un país que empieza a “llenar el vaso”, a crear espacios de convergencia entre los actores. Para ello, dijo que la comunidad ADIAT se presenta como un espacio de encuentro, donde universidades, centros de investigación, empresas, fondos de inversión y todos los actores se reúnen cada quince días “para descubrir el México real”. Saber qué les afecta, la falta o ausencia de apoyos; la idea es “bajarnos a la cancha”, hacer enlaces, acercar a universidades con empresas y no esperar a que pase, sino hacer que ocurra, dice Aguirre Esponda.
Faltan abogados especializados
Otra de las faltantes que menciona el representante de ADIAT es la falta de abogados en la materia. Explica que en el entorno CTI tenemos una estructura legal que funciona, porque le da su lugar a todos los actores, “pero lo que no tenemos son abogados. Nos hemos quedado cortos en la participación de esta especialidad para poder bajar la realidad legal de normas y el marco jurídico para todos estos espacios donde se trabaja el tema”.
Dijo que eso tiene un efecto muy importante, porque al final del día la participación de un abogado es fundamental para eliminar cuestiones de desconfianza y generar acuerdos, palabra clave cuando hablamos de tecnología, “porque la camaradería no es suficiente, se tiene que concretar en un marco jurídico temas como la colectividad, cooperación, propiedad intelectual y usufructo de los resultados”.
Para ello lo que se está haciendo es invitar a los jóvenes de las escuelas de leyes, para que volteen a ver este campo, que ayuden, cooperen y se pueda hacer esta tarea.
México en un escenario mundial, con peculiaridades
México es una de las economías que más le interesa a los índices que miden los avances de CTI en el mundo, porque somos una economía que se está transformando, las que ya están muy establecidas como Japón o Estados Unidos, ya no son novedad, pero los casos como el nuestro, en el que se percibe un dinamismo, donde constantemente ascendemos y descendemos lugares habla de procesos que se van construyendo o eliminando.
Aguirre Esponda habló de la experiencia en el Conacyt cuando se articularon programas de estímulo fiscal, que eran sui generis y muy establecidos a nuestras condiciones como país. En él se invitaba a las empresas para que invirtieran en CTI y luego regresaba el 30% de la inversión en forma de créditos fiscales. “Se creó un efecto de envidia positiva, que contagió a las demás empresas. Este programa llegó a un pico en el que por primera vez el sector productivo invertía más que el gobierno federal, un sueño esperado”.
De acuerdo con el entrevistado, en los últimos seis años, la inversión privada creció 13 veces, hubo más científicos contratados en el sector privado que en el público, hubo más dinero de sector privado hacia la ciencia pura que antes y la curva de crecimiento era exponencial, con ello se pensaba que en unos 12 años ya tendríamos un modelo consolidado; con ese estimulo, empresas decidieron traer sus plantas al país, sin embargo, posteriormente el actual gobierno interpretó que eso era privilegiar empresas.
Aguirre Esponda pide analizar lo que salió bien y retomarlo, y conmina al gobierno a no dejar solo al sector CTI, para dar certidumbre de acuerdo con los cambios actuales del país. “No es que el gobierno tenga que invertir, sino que se convierta en el articulador de capacidades y pueda llegar la inversión”.
Guillermo Aguirre Esponda
- Un apasionado de la innovación, la ciencia y la tecnología, le ha dedicado toda su vida al tema y la ha practicado como diseñador, empresario, emprendedor, funcionario público, docente y estudiante.
- Ahora desde la perspectiva privada le apuesta a los jóvenes y el emprendimiento. “La mejor apuesta que tiene México en sus manos son los jóvenes y el acompañamiento que les podamos dar”.
Fuente: Agencia ID.
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