SpaceX, la empresa del multimillonario norteamericano Elon Musk viene diseñando múltiples proyectos de naves espaciales y satélites para poner en órbita. Y es que el empresario hizo del espacio un negocio rentable gracias a la utilización y reutilización permanente de sus cohetes. Y todo esto al mismo tiempo de su deseo de poner en marcha su propia carrera espacial, en la que la ciencia ficción parece el objetivo a romper.
Musk pretende llegar a Marte. Y su viaje empieza en la base de pruebas de Boca Chica, en el departamento de Texas, en los Estados Unidos. Allí levantó un gigante de 120 metros de altura, que espera para que todo esté listo para volar por primera vez. Se trata de la nave Starship, el coloso con el que sueña alcanzar al planeta rojo.
En mayo de 2021, SpaceX logró por fin, que un prototipo mucho más pequeño de la nave pueda aterrizar con éxito después de varios intentos fallidos, que terminaron con imponentes explosiones. Aún no hay fecha para el despegue del cohete, pero el empresario confía en que podrá ser «pronto». Hasta ya se habla de «semanas».
Starship: un gigante jamás visto
Hasta ahora, solo existían diseños y bocetos de lo que sería la nave Starship. Ahora, con el transporte ya ensamblado en Boca Chica, es posible comprobar la magnitud del proyecto de la empresa del patrón industrial. Se trata de una nave de 120 metros de altura, conformada por un módulo y un propulsor con 33 motores Raptor, todos ellos capaces de duplicar la potencia del mítico Saturno V, el cohete que transportó a la Luna a las tripulaciones de las misiones Apolo, en 1969.
Siguiendo con la máxima de Elon Musk, desde su compañía aseguran que «todo el conjunto será reutilizable». Tal como ocurre con los Falcon y el Falcon Heavy, el inmenso propulsor está diseñado para aterrizar lenta y suavemente tras haber llevado a la nave principal a la órbita.
Estas pruebas surgen en paralelo al proyecto de la NASA, que tiene como objetivo principal la vuelta del hombre a la Luna. El programa Artemis logró, en noviembre de 2022, dar un pequeño gran paso con el lanzamiento del cohete SLS, y el posterior envío de la nave Orion, sin tripulación, a la órbita de la Luna para luego regresar. Es un viaje muy parecido al que realizó el Apolo 8 para la Navidad de 1968, que supuso el impulso definitivo que llevaría a Armstrong, Aldrin y Collins a escribir la historia algunos meses después.
Fuente: Agencia ID.
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