La empresa Graphenano y el Instituto de Ciencia Molecular (ICMol) de la Universitat de València han desarrollado la primera celda de baterías sin colectores de corriente ni terminales metálicos, que han sido sustituidos por grafeno y nanomateriales de carbono.
Este sistema, más sostenible a nivel medioambiental, es aplicable al sector del automóvil eléctrico, la aviación o el almacenamiento estacionario, y puede revolucionar la seguridad y la eficiencia de las baterías, según fuentes de la UV.
El proyecto ha logrado retirar las láminas de cobre, aluminio o acero utilizadas en las baterías convencionales para evacuar la corriente eléctrica, y también los tabs (terminales de corriente) de níquel u otros metales, que se usan para trasladar la energía del interior al exterior de la batería.
La sustitución de estos metales por grafeno y otros nanomateriales de carbono, materiales con buena conductividad eléctrica, disminuye significativamente el peso y el volumen de los dispositivos, aumenta la densidad energética entre un 30 % y un 60 %, y elimina el riesgo de accidente por explosión o incendio al contacto con el aire, según se ha comprobado en los ensayos.
El presidente ejecutivo de Graphenano, Martín Martínez, ha señalado que han patentado una tecnología que «soluciona el problema de seguridad en baterías», con «tal estabilidad química que la batería no arde» al contacto con el aire ni en presencia de agua, lo que permite «prescindir de los pesados blindajes de seguridad de las baterías actuales».
Esta técnica permite desarrollar baterías «más seguras, ligeras, potentes, compactas y, en definitiva, más sostenibles», según las mismas fuentes, mientras que la disminución de peso y volumen permite aumentar la densidad energética y volumétrica, y sin sustituir la maquinaria actual de ensamblado de celdas, lo que facilita su implantación sin excesivo coste industrial.
La nueva celda resulta más sostenible a nivel medioambiental al no contener los metales de los colectores; reduce considerablemente su huella de carbono y favorece el reciclaje de materiales, en línea con la estrategia de la Comisión Europea para controlar el ciclo completo de vida de la batería.
«Prescindir de estos metales escasos en la Tierra impacta sin duda en la economía y en la geoestrategia mundial”, asegura Gonzalo Abellán, líder del grupo 2DChem (ICMol) implicado en el proyecto junto al equipo del catedrático Eugenio Coronado, por parte de la Universitat de València.
Se trata de un sistema «muy versátil que se puede emplear en diferentes químicas, como por ejemplo las que utilizan litio o sodio, y que abre un nuevo campo en baterías con silicio, supercondensadores, pilas de combustible y electrolizadores de hidrógeno», afirma Abellán.
Según el científico, la colaboración entre empresas innovadoras, como Graphenano, y centros de investigación de excelencia, como el ICMol, es «fundamental para progresar económica y socialmente».
Fuente: Agencia ID.
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