En el marco del Día Mundial de los Océanos, que se celebra el 8 de junio, algunos expertos alertan que el Caribe mexicano, en respuesta a los pronósticos climáticos, puede verse en peligro de calentarse cada vez más, afectando la biodiversidad del ecosistema y la posibilidad de que pueda reponerse de lo perdido.
El fenómeno del Niño, explicó el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, Lorenzo Álvarez Filip para el boletín de la UNAM, se trata de un acontecimiento que se observa desde la década de los 90 en la costa del océano Pacífico, donde las altas temperaturas calientan demasiado el mar, causando la muerte de corales y especies a escalas considerables.
Este fenómeno, aclaró el experto, no se había visto anteriormente en el Caribe mexicano, pues estaba “relativamente protegido“. Sin embargo, los últimos pronósticos advierten un estrés que cada vez será más agresivo, provocando un incremento de esta 1.5 grados centígrados en la región del Caribe para 2100.
A esto, se le suma la contaminación del acuífero de agua dulce bajo la Península de Yucatán, generada por el crecimiento acelerado del desarrollo en la costa. En este lugar, los ríos subterráneos fluyen a las costas y llegan a los arrecifes, causando una gran cantidad de problemas.
Actualmente, enfatizó Álvarez Filip, en el Caribe mexicano 90% de las grandes especies marítimas se encuentran mermadas y el 50% de los arrecifes están destruidos, de manera que el océano pierde más de lo que puede reponer.
En el caso de los arrecifes, estos se ven particularmente afectados por las actividades turísticas que se realizan en esta zona, como el buceo y el snorkel. Incluso al ser decretado como Área Natural Protegida, no bastan las medidas para detener las amenazas globales que plantea el cambio climático.
Desde el 2008, la Organización de las Naciones Unidas promueve el Día Mundial de los Océanos, con el objetivo de recordar la importancia de estos cuerpos de agua sobre la vida y el sustento de la humanidad, al ser el principal productor de proteínas para mil millones de personas y al general al menos el 50% del oxígeno en el planeta.
“Los seres humanos somos muy lentos para entender lo que le pasa al planeta, tardamos mucho en comprender que tenemos problemas serios en los sistemas naturales y eso nos va a repercutir a nosotros. Los arrecifes tristemente, desde los setenta, comenzaron a prender esas ‘luces rojas’ de alerta de que algo estaba pasando en el ambiente; el agua se contamina, está cambiando todo y es hasta ahora que estamos un poco más alarmados”, resaltó el investigador.
Asimismo, de acuerdo con Álvarez Filip, la sociedad no cuenta actualmente con los recursos humanos, económicos ni tecnológicos necesarios para solventar cambios trascendentales a beneficio de la preservación de los océanos, pues hace falta responsabilidad gubernamental para la inversión de recursos y generación de políticas públicas para asegurar estas transformaciones.
Fuente: Agencia ID.
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