Un equipo de investigadores ha desarrollado un nuevo método de detección de señales de civilizaciones extraterrestres que permite analizar transmisiones de radio no exploradas hasta ahora. Los científicos han apuntado su tecnología a un grupo de señales que llegan desde el corazón de la Vía Láctea, una región que contiene 8 millones de estrellas y multitud de planetas que pueden albergar vida.
El Instituto SETI, una organización científica sin ánimo de lucro creada en los años 80, lleva décadas monitorizando el espacio en búsqueda de señales de radio procedentes de civilizaciones tecnológicamente avanzadas. Sin embargo, determinar qué tipo de señales hay que buscar continúa siendo uno de los principales problemas para los investigadores.
El nuevo método lleva por nombre Breakthrough Listen Investigation for Periodic Spectral Signals (BLIPSS) ha sido creado por investigadores del propio Instituto SETI y de la universidad de Cornell, ambas en EEUU. La iniciativa conjunta, que cuenta con un presupuesto de 100 millones de dólares, se centra en un tipo de señales que hasta ahora se había ignorado y que son muy similares a las que usamos en las transmisiones por radar en nuestro planeta.
«Las señales buscadas en nuestro trabajo pertenecerían a la categoría de balizas intencionadas del tipo ‘estamos aquí’ procedentes de mundos extraterrestres. Es posible que los extraterrestres utilicen estas balizas para comunicarse con toda la galaxia, para lo cual el núcleo de la Vía Láctea se encuentra en una posición ideal. Cabe imaginar que los alienígenas utilicen estas transmisiones a la velocidad de la luz para comunicar acontecimientos clave, como los preparativos de una migración interestelar antes de la muerte explosiva de una estrella masiva», afirma en declaraciones recogidas por Reuters, Akshay Suresh, investigador de la Universidad de Cornell y uno de los autores de un artículo publicado en la revista Astronomical Journal en el que se describe este nuevo sistema de detección.
Señales desde el corazón de nuestra galaxia
Los investigadores se han centrado en detectar los pulsos de frecuencia estrecha, unas señales emitidas naturalmente por los púlsares —un tipo de estrella que emite haces de radiación electromagnética—, aunque también por tecnologías que usamos en la tierra como los radares.
Para poder recibir estas señales, el equipo desarrolló un software basado en un algoritmo de plegado rápido (Fast Folding Algorithm, FFA), un método que ofrece una mayor sensibilidad para detectar las secuencias repetitivas de pulsos estrechos.
«Hasta ahora, la búsqueda de inteligencia extraterrestre por radio había dedicado sus esfuerzos principalmente a la búsqueda de señales continuas», afirma Vishal Gajjar, coautor del estudio y miembro del Instituto SETI. «Nuestro estudio arroja luz sobre la notable eficiencia energética de un tren de pulsos como medio de comunicación interestelar a través de enormes distancias. En particular, este estudio marca el primer esfuerzo exhaustivo para llevar a cabo búsquedas en profundidad de estas señales».
El equipo decidió comprobar el funcionamiento de su algoritmo empleándolo en púlsares ya conocidos y consiguió detectar con éxito las emisiones repetitivas que esperaban. Luego lo usaron en un conjunto de datos de barridos recogidos por el Centro Galáctico captados gracias al instrumento Breakthrough Listen del Telescopio Green Bank, situado en el estado norteamericano de Virginia. A diferencia de los púlsares, que emiten señales en una amplia gama de radiofrecuencias, los investigadores utilizaron BLIPSS para buscar señales repetitivas dentro de una gama de frecuencias mucho más estrecha, tanto que cubre menos de una décima parte de la anchura de una emisora de radio FM media.
«La combinación de estos anchos de banda relativamente estrechos con patrones periódicos podría ser indicativa de actividades tecnológicas deliberadas de civilizaciones inteligentes», afirma Steve Croft, científico del proyecto Breakthrough Listen y otro de los autores del artículo. «Breakthrough Listen captura enormes volúmenes de datos y la técnica de Akshay proporciona un nuevo método para ayudarnos a buscar esas agujas en el pajar que podrían proporcionar pruebas de formas avanzadas de vida extraterrestre».
Por el mometo, el sistema no ha detectado ninguna señal de origen alienígena. «Hasta ahora, no hemos encontrado ninguna prueba definitiva. Sin embargo, es importante señalar que nuestra exploración se ha limitado a un espacio de parámetros relativamente pequeño», explica Gajjar.
Escuchar sin que nos escuchen
Los investigadores han usado datos que llegan desde el centro de la Vía Láctea porque es una región con gran densidad de estrellas y exoplanetas potencialmente habitables. Si hay civilizaciones extraterrestres en esa zona que quieren comunicarse con el resto de la galaxia, sus señales llegarían a un amplio abanico de planetas, señalan los investigadores.
El equipo, sin embargo, es crítico con la idea de que enviemos señales al espacio desde la Tierra, algo que venimos haciendo de todas maneras desde que encendimos la primera radio y el primer televisor. En cualquier caso, los investigadores creen que la transmisión deliberada de señales —como las que realizó recientemente la oenegé METI, mucho más potente que las señales de radio y televisión— solo se debe realizar si hay un consenso global que considere seguro y apropiado su envío.
«En mi opinión personal, como especie relativamente joven en la gran escala cósmica, sería prudente que nos centráramos en escuchar e investigar antes de embarcarnos en transmisiones deliberadas», afirmó Gajjar. «Además, es crucial reconocer que enviar señales en nombre de toda la Tierra plantea consideraciones políticas y éticas. En la actualidad, no sería apropiado que un solo país o entidad tomara decisiones en nombre de todo el planeta».
Fuente: Agencia ID.
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