BITÁCORA

El ingeniero ilicitano que ha conseguido encender bombillas con la mente

Encender y mover cosas con pensamientos es posible gracias a las investigaciones del egresado de la Universitat Politècnica de València Sergio Martínez Aznar. El joven, natural de Elche, ha creado un sistema que se basa en los principios de la neurociencia y permite a una persona realizar acciones concretas únicamente con la actividad eléctrica que genera su cerebro.

Además, este dispositivo no necesita de operaciones quirúrgicas ni dispositivos invasivos, sino que funciona mediante electrodos que se colocan sobre el cuero cabelludo. El invento funciona a través de pensamientos.

Esto es posible gracias al electroencefalograma que se coloca sobre la cabeza del usuario y que se conecta de forma telemática a una bombilla. Los cables, que están conectados mediante una batería externa a un ordenador portátil, mandan la señal eléctrica a un programa virtual que traduce los pensamientos y los convierte en las señales que necesita la bombilla inteligente para encenderse.

Es en el programa creado por Martínez donde ocurre la supuesta magia y es que, en realidad, se trata de ciencia y datos, no de trucos fantásticos. «Lo que hice fue entrenar al sistema para que clasificase los pensamientos simples, nosotros no podemos entender cómo son las conexiones, pero la Inteligencia Artificial puede descifrarlos y crear un patrón», declara el joven investigador.

De este modelo nacen distintas preguntas. Una de ellas tiene que ver con la seguridad y la privacidad de las personas que puedan llegar a utilizar el programa, pues, como comenta Sergio, «no se puede controlar lo que piensas y, al final, puedes tener pensamientos intrusivos».

Para que no se revelen informaciones comprometidas sobre los usuarios, ha desarrollado el programa de forma que ningún dato se sube en la nube, sino que se almacenan en un disco duro.

Por otro lado, la gran limitación que tiene ahora el modelo es que ha sido entrenado exclusivamente con los pensamientos de Sergio. Esto supone un problema eventual porque no todos pensamos de la misma forma, aunque estemos pensando en lo mismo. «Por ejemplo, si yo te digo que pienses en verde igual no imaginas un verde plano, sino que piensas en plantas, hojas o cosas que te recuerden al color», explica el ilicitano.

Este problema se puede solucionar con inversión. Si una empresa está interesada en el modelo podrá poner el dinero necesario para escalar el número de datos y conseguir una base más potente y entrenada que pueda descifrar el mismo pensamiento pero por vías distintas.

Además, con esta variedad de datos se conseguiría también que el invento fuese inclusivo con los neurodivergentes: «Una persona con altas capacidades, esquizofrenia o hiperactividad tiene una vía distinta de pensamiento, por ello es importante reforzar el modelo con más diversidad», explica Martínez.

El modelo no comprometería la privacidad del usuario porque la información se almacena de forma local

En cuanto a su aplicación en el mundo profesional, el ingeniero lo tiene claro: «Creo que se puede conseguir y puede ayudar a personas en su vida diaria, por ejemplo, alguien que está ingresado en el hospital y no puede moverse, podría pedir ayuda de forma autómata».

Insiste en que para ello es necesario entrenar con más sujetos al modelo, pues ahora mismo para que funcione tendrías que pedirle al paciente que imaginase una situación concreta que se parezca a la que piensa la persona que ha entrenado a la IA, en este caso Sergio.

El proyecto obtuvo la calificación de Matrícula de Honor, y fue tan bien valorado por sus evaluadores que pidieron expresamente que este trabajo no quedara «guardado en un cajón». Ahora el ilicitano indica que «tras mi paso por la UPV, me gustaría en un futuro cercano explorar la posibilidad de escalar este proyecto de manera comercial viendo que se necesitan ingenieros también en los hospitales».

Ahora mismo, se encuentra en contacto con amigos suyos que han estudiado biotecnología e ingeniería informática para poder llevar el modelo a circunstancias reales que le ayuden a efectuar estudios sobre el funcionamiento aplicado en situaciones concretas.

Sergio es positivo en cuanto a su uso: «No me da miedo que no le interese a la gente porque al final creo que es necesario que los hospitales tengan un ingeniero, el covid lo demostró y por eso creo que la idea se podrá implementar en algún sitio».

Esta no es la única hazaña en la carrera del joven, pues mientras estudiaba el Grado Superior quedó en segundo lugar en la competición nacional de ciberseguridad ‘National Cyberleague’. Además, también ha participado en el TEDx Youth organizado por el profesor David Pla. Ahora agradece a su profesor y tutor del TFG, Antonio Molina Picó, por haberle ayudado a hacer su experimento realidad.

Fuente: Agencia ID.

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