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Torneo Mexicano de Robótica 2016

La mecatrónica, robótica, electromecánica y demás áreas afines propias de las ingenierías mecánica, informática y electrónica toman cada día mayor auge dando lugar a nuevos campos de estudio que favorecen el desarrollo de tecnología para facilitar diversos servicios al ser humano y hacer la vida más eficiente, afirmó en entrevista Carlos Orozco García, director del Programa Académico de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Politécnica de Victoria (UPV) de Tamaulipas.

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En el marco del Torneo Mexicano de Robótica (TMR) 2016, a celebrarse del 15 al 17 de marzo próximo en el Polyforum«Dr. Rodolfo Torre Cantú» ubicado dentro del Parque Bicentenario de Ciudad Victoria, Tamaulipas, el doctor Héctor Hugo Avilés Arriaga, profesor investigador y miembro del Comité Directivo de la Federación Mexicana de Robótica (FMR), expuso la relevancia de este encuentro.

«Desde 2008 la FMR, en colaboración con alguna institución educativa, convoca anualmente al TMR, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo de la robótica en el país a través de la capacitación cualificada de estudiantes mexicanos, en un ambiente de colaboración y sana competencia», afirmó.

En 2016, gracias a la gestión y trabajo de la rectora de la UPV, maestra Sonia Maricela Sánchez Moreno, así como al apoyo del gobierno de Tamaulipas, resultó elegida la UPV junto con el Consejo Tamaulipeco de Ciencia y Tecnología (Cotacyt).

El lugar del torneo se decide con base en el resultado de las propuestas que la FMR recibe de las instituciones interesadas en ser anfitrionas. En este caso, «la UPV, además de ser parte fundamental de la organización, contribuye a que se dé una importante derrama económica en el estado de Tamaulipas”, explicó el jefe del Departamento de Difusión y Extensión de la UPV, Sergio Humberto Gutiérrez Vargas.

Han sido sedes del TMR la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Universidad Panamericana (UP), así como la Universidad Autónoma del Carmen (Unacar), y esta será la primera vez que se realizará en el norte del país; para esta edición participarán alrededor de 15 equipos de la UPV, además de los cerca de 200 equipos que se esperan del resto de la República Mexicana, indicó Héctor Hugo Avilés Arriaga.

«Año tras año incrementa el interés de los participantes por volver a concursar, detonando una mayor tendencia hacia este tipo de actividades y disciplinas para incluso competir internacionalmente en RoboCup y Latin American Robotics Competition (LARC)», concluyó.

«La robótica no es nada del otro mundo…»

A decir del maestro en ciencias Dante Iván González Sánchez, director del Programa Académico de Ingeniería en Tecnologías de la Información de la UPV, la robótica resulta un excelente auxiliar en tareas que pueden ser peligrosas para el ser humano como el manejo de artefactos explosivos o la exploración espacial. Otras muy repetitivas, por ejemplo el pintado de vehículos en ambientes tóxicos o la manipulación de piezas a altas temperaturas pueden incluso dañar el organismo a largo plazo. «Además, los seres humanos son quienes elaboran, programan, instalan y dan mantenimiento a los robots, dando origen a otras fuentes de empleo también», aseguró.

Para Carlos Orozco García, la robótica es un medio que ha beneficiado el desarrollo de actividades que apoyan el trabajo humano y genera productos útiles para la sociedad como brazos robóticos en el campo de la medicina, o robots sensibilizados que alejan aves que pueden dañar algunas cosechas.

Por lo anterior y dado el entusiasmo que muchos estudiantes e investigadores han mostrado por la robótica, electrónica, inteligencia artificial, entre otras disciplinas, el TMR permite el fortalecimiento de estas vocaciones en jóvenes y niños interesados en esos campos de estudio y sus variantes, porque existe un consenso a nivel internacional para que la robótica tenga un impacto más inmediato en la sociedad.

«El avance económico y social va de la mano con el avance científico y tecnológico y es a lo que la Universidad Politécnica de Victoria le apuesta porque la robótica no es nada del otro mundo, ni alejado de la realidad, solo se requiere cierta capacitación y entrenamiento que la Universidad Politécnica ofrece. Ello ha permitido que cada vez más escuelas muestren un gran gusto e interés por participar», agregó Dante Iván González Sánchez.

Con su participación en el TMR, los estudiantes deciden documentarse para saber programar mejor, investigar, armar, adquirir material, reutilizar y manejar otro tipo de tecnologías aún desconocidas en algunos casos. El torneo incentiva sus habilidades no solo técnicas, de programación, electrónica, mecánica o mecatrónica, sino sobre todo saca a relucir su capacidad creativa y la importancia del trabajo en equipo, señaló González Sánchez.

Desafíos a vencer

Durante tres días estudiantes de nivel primaria y hasta posgrado pondrán a prueba sus diseños robóticos, así como su destreza para tomar decisiones y solucionar problemas teórico-prácticos; también podrán intercambiar ideas y experiencias con el resto de los asistentes.

La competencia se divide en 11 categorías desagregadas en temáticas y niveles de dificultad. Cada una debe cumplir con cierto reglamento que es el mismo bajo el que se rigen las competencias internacionales, a fin de que los concursantes salgan lo mejor preparados. Algunas categorías son eliminatorias obligadas para poder asistir al Concurso Latinoamericano de Robótica (LARC) y al Mundial RoboCup, informó Yahir Hernández Mier, profesor investigador de la UPV.

«En cada TMR se proponen nuevos retos que requieren desarrollos tecnológicos innovadores para dotar de nuevas capacidades a los robots, las cuales les deben permitir resolver las tareas impuestas. Cada categoría está determinada para diferentes rangos de edad; aquellas que contienen la palabra Junior son para menores de 19 años que, a su vez, se subdividen en participantes de 11 a 14 y de 15 a 19”, añadió el profesor.

Las categorías son:

RoboCup Junior onStage (anteriormente Dance). Se pueden conformar equipos de dos y hasta seis integrantes para trabajar con uno o más robots que de manera conjunta, al ritmo de la música, con vestuario apropiado y elementos multimedia, desarrollen una presentación creativa, armónica, innovadora y tecnológica en un tiempo máximo de dos minutos.

RoboCup Junior Soccer. Equipos de dos contra dos robots móviles, construidos exclusivamente por los participantes y completamente autónomos, deben jugar partidos en una cancha cerrada de minifutbol, buscar la pelota y tratar de enviarla a la portería o defendiendo la ofensiva. Los robots se examinarán respecto a su construcción, diseño técnico y programación. El campeón será el que demuestre mejor equilibrio conforme a los tres elementos.

RoboCup Junior Rescue. Un robot debe sortear diversos obstáculos de forma autónoma para realizar actividades de rescate. El escenario presentado es demasiado peligroso para que los humanos puedan rescatar a víctimas de un desastre natural y el robot debe ser capaz de llevar a cabo la misión de rescate sin intervención humana.

RoboCup Junior CoSpace. Se realizará una actividad colaborativa entre un robot que trabaja en un ambiente virtual y un robot real. A través de una plataforma se genera un escenario en donde se distribuyen objetos de diferentes tamaños y colores que el robot debe encontrar, recolectar y trasladar a una zona segura.

LARC Standard Educational Kit (SEK). Dirigida a estudiantes de bachillerato, licenciatura o posgrado, quienes deberán construir y programar robots autónomos, utilizando solo paquetes educativos aprobados como Lego, PNCA, Mecano o Vex Robotics. Podrán participar máximo 15 equipos, cada uno con hasta cuatro miembros y un mentor.

LARC Open Challenge. Clasificación para estudiantes universitarios relacionada con la mejora de la calidad de los alimentos que este año consiste en el ordeño de leche de vaca, porque la calidad de la leche puede resultar afectada por el estrés de las vacas cuando se les ordeña.

Los participantes deberán construir dos robots, uno capaz de localizar una vaca simulada, detectar sus ubres y ordeñarla, depositando el líquido extraído en recipientes que deberá transportar hasta una zona de carga. El otro robot recibirá los recipientes en una zona de intercambio y los vaciará en un contenedor. El objetivo es vaciar la mayor cantidad de líquido posible en 10 minutos.

Limpiadores de Playa. Estudiantes de nivel medio superior y de licenciatura deben construir un robot autónomo capaz de buscar residuos dispersos en un escenario que simula una playa, tomarlos y colocarlos en un depósito.

RoboCup Humanoid KidSize. Grupos de investigación, profesores, profesionistas y estudiantes de todos los niveles deberán desarrollar robots capaces de jugar futbol de manera autónoma sin ningún tipo de control remoto, dotados de un sistema sensorial que esté conectado a una computadora que el robot deberá llevar consigo, programada con algoritmos de inteligencia artificial a fin de que los robots tomen sus propias decisiones y sean capaces de percibir el medio físico que los rodea.

Se pretende que en el 2050 se tenga un equipo de robots humanoides capaces de vencer al equipo campeón mundial de la FIFA, anunciaron los entrevistados.

RoboCup Standard Platform League. Estudiantes de licenciatura y posgrado también deberán desarrollar robots autónomos capaces de jugar futbol.

RoboCup Major Rescue. Estudiantes universitarios interesados en participar en esta categoría deben escribir un correo al doctor Liborio Bortoni Anzures: lbortoni@upv.edu.mx.

RoboCup Major @Home. Estudiantes universitarios y grupos de investigación deberán desarrollar robots de servicio, útiles para llevar a cabo tareas de la vida diaria como sacar la basura, apagar el televisor, llevar un vaso de agua, dar un medicamento, cuidar el entorno, etcétera.

La finalidad de esta última categoría es incorporar habilidades robóticas avanzadas y la interacción con los humanos y su entorno. Localización y navegación segura en ambientes no controlados, comunicación natural humano-robot por voz y gestos y habilidades visuales para el reconocimiento y la manipulación de objetos.

Fuente: CONACYT.

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