La relación entre el índice de masa corporal (IMC) y las horas de sueño en personas con horarios laborales mixtos ha sido estudiado por especialistas del Instituto Politécnico Nacional IPN), y los resultados revelan que quienes duermen menos de ocho horas diarias tienden a desarrollar sobrepeso.
Los psicólogos Gerardo Leija Alva y Víctor Aguilera Sosa del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), Unidad Santo Tomás, explicaron que la falta de sueño provocó que la hormona leptina disminuyera e incrementara la grelina, también aumentó el apetito con tendencia a ingerir alimentos dulces y con un alto contenido de carbohidratos.
“Si al aumento del apetito provocado por la falta de descanso y al deseo de comer, le sumamos el sedentarismo, el resultado es el sobrepeso. Esto demostró el importante papel del descanso en el equilibrio del peso corporal”, explica Aguilera Sosa.
En el estudio participaron enfermeras, policías y médicos y fueron sometidos a un estricto control en su alimentación y en la actividad física, pero se registró que aumentó su masa corporal 30 por ciento durante el año que duró la investigación.
La privación del sueño está relacionada con diferentes cambios desfavorables de la actividad metabólica, entre los que destacaron el aumento en los niveles de cortisol en sangre (hormona implicada en la respuesta al estrés), el sistema inmune se ve afectado, disminuye la capacidad del organismo de procesar glucosa y el control del apetito se altera.
Los investigadores indican que quienes viven en zonas urbanas duermen en promedio cinco o seis horas diarias, en cambio en la población que habitan en campo tienen dos horas más de sueño. El resultado es que un mayor porcentaje de la población de las ciudades presenta obesidad.
La investigación devela que durante el día, el metabolismo requiere más energía y en la noche las funciones fisiológicas disminuyen. Si se considera que alrededor de las seis o siete de la tarde la asimilación corporal baja su actividad, la ingesta de alimentos que se requiere es menor, por lo tanto, cualquier exceso de alimento se acumulará en forma de grasa.
Por lo anterior, Leija Alva precisa que el alimento abundante debe ser en la mañana, por la tarde se debe bajar la cantidad y en la noche la recomendación es ingerir el equivalente a un vaso de leche y cuatro galletas. Esto proveerá la energía necesaria para llevar a cabo funciones fisiológicas básicas del cuerpo durante el sueño. Es importante recalcar que no se debe saltar ninguna comida, de lo contrario surgirá una baja de glucosa y con ello diversas enfermedades.
Fuente: Agencia ID.
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