Un grupo de investigadores egresados de la carrera de antropología de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) fundó Yosoyoho, una empresa enfocada en el rediseño, fabricación y distribución de juguetes populares mexicanos que, además de atractivos para la población infantil, juvenil y adulta, incentivan el rescate del idioma otomí (hñähñu) en el estado de Querétaro.
El proyecto Yosoyoho, impulsado por Laura Arciga Hernández, Julieta Aguirre Jiménez, José Alfredo Reyes Lugo y Román Sauza López, decidió lanzar un primer juguete llamado Xahni, muñeca otomí que, a diferencia de las tradicionales, cuenta con un dispositivo electrónico que le permite reproducir frases en otomí (hñähñu) y su traducción al español. En unos cuantos meses, la muñeca con esta innovación tecnológica ha generado un interés importante a nivel nacional e internacional.
Román Sauza López, socio fundador de Yosoyoho, informó que este proyecto tiene un antecedente de más de seis años, durante los cuales los integrantes de este grupo realizaron investigación social con comunidades indígenas del municipio de Amealco de Bonfil, en el estado de Querétaro.
“El proyecto de Yosoyoho y la creación de la muñeca Xahni tienen un contexto sociolingüístico, nosotros estábamos involucrados en temas relacionados con la población indígena. Ese fue el común denominador y detonador de este proyecto, había personas que estaban trabajando con mayahablantes y otros con otomíes de las regiones del semidesierto en Amealco de Bonfil; ahí pudimos palpar lo que viven estas poblaciones más allá de los libros de texto, es decir, dentro de la experiencia profesional. Después de juntarnos decidimos que teníamos que hacer algo para mejorar las condiciones de vida de estos pueblos indígenas. Tras esos seis años de experiencia pudimos ver que uno de los problemas en esas poblaciones es que están dejando de lado la lengua indígena para sustituirla por el español y, por otra parte, existe un desconocimiento de la lengua y tradiciones en los contextos urbanos”, señaló.
Otra de las motivaciones, de acuerdo con Sauza López, fue borrar los estigmas que los núcleos urbanos generan sobre los indígenas, en el sentido de que se les etiqueta como personas introvertidas, que no se adaptan a los contextos culturales donde migran.
“La innovación de Xahni, además del dispositivo electrónico para hablar, es que se acerca más a la vestimenta que actualmente usa la población otomí que se encuentra en las ciudades. A la muñeca le pusimos tenis, que en el imaginario de los no indígenas parece algo inaudito; de hecho, lejos de lo que mucha gente piensa sí los usan, por los largos trayectos que caminan, incluso, muchos de ellos traen hasta teléfonos celulares. La interacción cultural, el acercamiento que han tenido esas culturas con otras, al ser migrantes, los hace adoptar y apropiarse de estos accesorios. Por eso Yosoyoho busca que no se folclorice la cultura, queremos hacer ver a la gente, a través de la muñeca, que toda la cultura es dinámica, cambiante, no queremos que se les vea como piezas de museo. Hay que rescatar la vestimenta tradicional de los indígenas, pero Yosoyoho va más allá de eso, tenemos que mostrar a la gente una visión contemporánea del otomí”, indicó.
Artesanía con innovación tecnológica
Por su parte, el socio de Yosoyoho, José Alfredo Reyes Lugo, precisó que la muñeca Xahni es un proyecto interdisciplinario en donde se conjuntó el trabajo de comunidades indígenas de Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco, artesanos urbanos y especialistas de la Facultad de Ingeniería de la UAQ y del Instituto Tecnológico de Querétaro (ITQ).
“El proceso de producción de la muñeca es complejo: El prototipo surgió a partir de una lluvia de ideas e investigación realizada por los socios, se le pasó la idea al diseñador gráfico; después se mandó a confeccionar con cinco familias otomíes, algunas asentadas en Amealco y otras que migraron a la ciudad de Querétaro. Posteriormente, las muñecas llegan al equipo de artesanos urbanos que se encarga de los bordados de las frases en la vestimenta. Esto lo hacemos porque cada una de las palabras debe ir bien escrita, y para eso nos basamos en el diccionario otomí (hñähñu) que publicó el gobierno del estado de Querétaro en el 2015 con la colaboración del investigador de la UAQ, Ewald Hekking, y el Departamento de Lenguas de la Facultad de Filosofía. Esto lo hacemos para que todas las palabras y frases estén gramaticalmente bien escritas”, puntualizó.
Al término de este proceso, indicó Reyes Lugo, se instala en las muñecas el dispositivo electrónico y se hace el ensamble final en su caja, que también es un proceso artesanal.
“En el área de ingeniería tenemos a dos colaboradores: Jafet Jordán García Rojas y Moisés Daniel García Rojas, y otros dos colaboradores que están vinculados directamente, que son Alfonso Serafín Muñoz Buenrostro y Sonia Sauza López , lo que da un total de 30 personas en todo el proceso. Algo que también hay que ir desdibujando es que en la confección de las muñecas otomíes solo participan mujeres, también hay hombres, niños y jóvenes. Con este trabajo comunitario hemos logrado detonar una actividad económica que beneficia a estas familias de Santiago Mexquititlán”, aseveró.
En ese sentido, la socia fundadora de Yosoyoho, Laura Arciga Hernández, explicó que, en lo que respecta a las frases que dice la muñeca, se diseñaron de acuerdo con el público al que se quería impactar, que va desde niños, turistas y familias.
“El primer circuito se enfocó en los pueblos y tradiciones de los pueblos indígenas, con frases que van desde el saludo hasta las que suelen escucharse en sus festividades, así como elementos como el maíz y el agua. Hay otro dispositivo básicamente de aprendizaje para niños donde se muestra cómo se dicen los colores y los animales. Hay un tercer circuito que va dirigido a los turistas con frases alusivas a que visiten el estado o las comunidades otomíes. Estamos trabajando en un cuarto circuito, que va enfocado a la familia, esto a solicitud de una persona que es madre soltera y que se acercó a nosotros para hacernos esa solicitud, con frases como ‘Te quiero mucho, mamá’, ‘Gracias por estar conmigo’ y otras. La persona que hace la voz es Angélica Ruiz, quien está coordinando lo que es la confección de las muñecas. Decidimos que fuera ella porque en las comunidades indígenas los encargados de transmitir la lengua de manera oral son los abuelos, porque conocen más de su entorno, palabras y tienen la autoridad comunitaria”, explicó.
Xahni en el extranjero
Arciga Hernández detalló que, tras la presentación que hicieron de la muñeca en la Facultad de Filosofía de la UAQ el pasado mes de abril, se generó un gran interés no solo en Querétaro sino también en otros estados de la república e incluso, otros países.
«Gracias a la difusión en medios y redes sociales, la muñeca ha tenido una gran aceptación, nos han contactado de varios estados de la república para adquirirla y hasta de otros países, como Estados Unidos, Francia, España e Italia; ha rebasado nuestras expectativas. Habría que agradecer también a las facultades de Filosofía, Ciencias Políticas y Sociales, Bellas Artes, Contaduría y Administración, que estuvieron en este proceso. Ante este crecimiento queremos aclarar que no estamos cerrados ante un posible proceso de industrialización de estos juguetes tradicionales, pero vamos a seguir manteniendo, en la medida de lo posible, el elemento artesanal que tiene la muñeca incorporando a más familias indígenas, artesanos urbanos y antropólogos, porque otra de las líneas de este proyecto de Yosoyoho es hacer una consultoría que promueva el trabajo de investigación en esas comunidades», advirtió.
En ese contexto, la socia fundadora de Yosoyoho, Julieta Aguirre Jiménez, aseveró que, ante el contexto histórico de dominación que han sufrido los indígenas otomíes y los estigmas que se generan en esas comunidades respecto al uso de su propio idioma, el grupo, la muñeca Xahni busca revitalizar el uso del otomí (hñähñu).
«Xahni significa ‘transmitir conocimiento’ o ‘enseñar’, aunque, me han dicho algunos lingüistas que también significa “rocío de la mañana”. En nuestras investigaciones hemos identificado que en Santiago Mexquititlán, una de las comunidades más importantes de Amealco donde radica una cantidad importante de población indígena, se está dando una desaparición terrible de la lengua, lo que no solo está pasando en México sino que es un proceso global. Los lingüistas advierten que a partir de los noventa, muchas de las lenguas minoritarias están en peligro de extinción. Cada año desaparecen 25 lenguas en el mundo, por lo que el otomí se puede convertir en una de las lenguas muertas de México. Entonces, lo que quisimos con Xahni fue revitalizar la lengua conjuntando, tanto la muñeca, que es la parte artesanal y tradicional, con la innovación tecnológica, que es el dispositivo para que hable”.
Fuente: CONACYT.
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