Una experiencia en la que los alumnos no solamente aprenden a desarrollar sistemas de generación de energías renovables, sino todo un estilo de vida sustentable, es lo que ofrece la Escuela de Energía Solar (EES), localizada en Sierra de Juárez, al norte de Baja California.
La institución educativa independiente está enfocada en enseñar la construcción de sistemas fotovoltaicos básicos e interconectados, pero también cuenta con cursos de construcción natural y energía eólica.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el director e instructor de la EES, Luis Alfonso Lazcano Sahagún, manifiesta que su visión es instruir a los estudiantes en conocimientos más allá del aspecto tecnológico y que comprendan la importancia de la energía renovable para contribuir al medio ambiente.
El plantel escolar está conformado por una estancia donde se hospedan los alumnos, así como un salón de clases, ambos construidos de forma ecológica, en los que cuentan con todos los servicios de la zona urbana.
Además, la escuela tiene un vehículo que funciona con energía eléctrica, una estufa que cocina los alimentos con energía solar, y están buscando implementar proyectos de acuaponia para cultivar.
¿Cómo surge la EES?
Luis Alfonso Lazcano recuerda que a la edad de 15 años realizó la lectura de un texto titulado La crisis de la energía, el cual tuvo una gran influencia en su forma de pensar y lo impulsó a buscar medidas para resolver problemáticas relacionadas con este tema.
“Me empezó a generar la fascinación por la energía”, relata, y agrega que en la década de 1990 decide ingresar a la escuela Solar Energy International, en Colorado; para entonces ya había paneles solares que producían alrededor de 50 watts.
Al regresar a México con la intención de echar a andar un negocio con los conocimientos adquiridos, inicia la búsqueda de un terreno que le permitiera realizar esta actividad, pero comprende que la biodiversidad sería más amplia en la sierra que en la zona costera y elige la Sierra de Juárez como escenario.
La EES nace como proyecto en 2008, después de que Gabriela Velázquez López, una de las instructoras del plantel, asistió a un curso de construcción natural en Colorado y percibió la posibilidad de construir una escuela a bajo costo.
“De ahí vino la decisión de hacer la escuela, en junio de 2008, y para agosto habíamos comprado el terreno de cinco hectáreas, de las cuales actualmente se utilizan unos dos mil metros”, refiere Lazcano Sahagún.
Energías renovables
Los principales cursos que se imparten en la EES son los que enseñan a construir sistemas fotovoltaicos autónomos e interconectados, aptos para todo tipo de estudiantes, especialmente si ya concluyeron el bachillerato.
Dotación de energía eléctrica a ranchos, diseño del sistema de cableado para aplicaciones solares eléctricas autónomas, uso de imágenes satelitales para estimación de la irradiación solar y evaluación de consumo de energía para proyectos fotovoltaicos, son algunos de los temas que se revisan durante el primer curso.
En el curso de sistemas fotovoltaicos interconectados, los estudiantes aprenden criterios de diseño en sistemas interconectados, diseño de cadenas de paneles solares y técnicas para lograr la factibilidad de proyectos fotovoltaicos, entre otros.
“Cuando ya entendieron todos los componentes, un interconectado se vuelve algo relativamente simple; sin embargo, me gusta mucho explorar ideas, que el alumno se dé cuenta que la energía solar y sus componentes son como un Lego, generan muchas soluciones creativas”, apunta Luis Alfonso Lazcano; ejemplifica con el sistema con el que cuenta la escuela para obtener agua caliente, mismo que funciona con el excedente del sistema eléctrico y que con constancia es causa de sorpresa entre los alumnos.
Construcción natural
Previo a que surgiera el proyecto de la Escuela de Energía Solar, Gabriela Velázquez López y su hija Paulina viajaron a Colorado para capacitarse en construcciones naturales, lo que les abrió una ventana de oportunidad que resultó pieza clave para consolidar la escuela.
Gabriela Velázquez explica que la técnica aprendida en su capacitación y aplicada para la construcción de la EES consiste en compactar tierra y depositarla en costales que se van apilando en forma de paredes.
Siguiendo una forma circular, las paredes construidas se emplastan con barro, obteniendo un espesor de aproximadamente 45 centímetros, mismas que mantienen el interior de la construcción fresco en verano y cálido en invierno.
Aplicando ese diseño construyeron la estancia en la que se quedan los estudiantes, el salón de clases, una bodega y una pila que requirió emplaste de cemento.
Gabriela Velázquez platicó que tras el temblor de 2010 que se registró en Baja California y afectó especialmente el Valle de Mexicali, acudieron a la zona y construyeron una casa de este tipo para uno de los damnificados del ejido Durango, con el apoyo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Estima que para terminar una vivienda con construcción natural de aproximadamente 40 metros cuadrados, se deben destinar 15 días de trabajo entre un grupo de ocho personas.
Precisó que el hecho de que sean circulares simplifica la construcción y optimiza la utilización de los espacios, aunado a que los materiales que se usan disminuyen considerablemente los costos, en comparación con viviendas convencionales.
Velázquez López comenta que mientras los estudiantes atienden los cursos de energías renovables, ella se encarga de generar servicios de alimentación y actividades recreativas que abonan a la experiencia de un estilo de vida sustentable.
“Mientras están los alumnos ahí puedo usar la parrilla eléctrica, ollas de lento cocimiento, ollas que utilizan poca energía, todo es con energía solar, el sistema es pequeño pero bien planificado”, subraya.
Comenta que lo principal es que los alumnos puedan usar todos los utensilios y mostrarles que utilizar energía solar puede dotarlos de todos los servicios que usan de forma cotidiana.
Fuente: CONACYT.
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