El presidente de México, Enrique Peña Nieto, entregó el Premio Nacional de la Juventud 2016 a dos becarios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Se trata de la estudiante oaxaqueña de origen indígena Tania Martínez Cruz, que actualmente realiza un doctorado en la Universidad de Wageningen, en Holanda, quien fue reconocida en la categoría de Logro académico.
Asimismo, el joven sinaloense José Humberto Ramírez Leyva, que con una beca Conacyt realiza una maestría en la Universidad de Calgary, en Canadá, fue distinguido en la categoría de Protección al ambiente.
Mi sueño era ser investigadora
Durante su intervención en la entrega del premio, Tania Martínez Cruz destacó que su sueño era convertirse en investigadora y aunque narró que el camino no fue nada sencillo lo ha logrado y agradeció al Conacyt por confiar en ella.
“El camino no fue sencillo, fue una lucha de día con día, me enfoqué a seguir mi sueño, buscar mi posgrado, las oportunidades uno las crea, las visualiza, toqué muchas puertas y si bien muchas se cerraron solo fueron el impulso para abrir muchas otras, los obstáculos que me he encontrado los he tomado como oportunidades para trascender. A veces solo necesitamos un voto de confianza y el Conacyt me lo dio», afirmó la investigadora.
Consideró que con la movilidad internacional se puede ver el mundo con otros ojos, «conocí a muchos jóvenes muy brillantes… Y en este punto de mi vida es cuando me pregunto qué habría sido de mí sin esas grandes oportunidades, para quienes como yo no tenemos más opciones… Soy un ejemplo de la inversión en educación pública”, expresó.
Descontaminar el agua
A José Humberto Ramírez Leyva lo reconocieron porque, junto con tres jóvenes más, formaron la empresa social-ambiental CPlantae que se especializa en el saneamiento ecológico de aguas residuales de manera eficaz, de bajo costo y que funciona sin energía eléctrica.
“Este saneamiento se hace a través de un humedal artificial, el cual imita un proceso que normalmente hace la naturaleza en grandes proporciones”, señaló el joven investigador.
El sistema se compone de un vermifiltro, que es una especie de biodigestor en donde cae el agua residual. Este tanque funciona como un filtro que tiene lombrices rojas californianas que se encargan de consumir cualquier tipo de residuo orgánico.
“Nosotros trabajamos con consorcios de microorganismos aerobios y anaerobios que consumen la carga orgánica y la convierten en biomasa, la cual posteriormente se convierte en un material sedimentable que, a su vez, es biodegradado por las mismas plantas”, explicó.
De esta manera, la descontaminación del agua no utiliza insumos químicos y en todo el proceso no se produce dióxido de carbono (CO2), subrayó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Después, el agua pasa a un humedal artificial, que es una fosa con plantas acuáticas. En este sitio se realiza el tratamiento secundario, en donde el líquido es limpiado por las plantas.
El agua ya descontaminada es de una calidad aceptable que cumple con las normas establecidas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Destacó que las dimensiones de estos humedales artificiales pueden variar dependiendo de la cantidad y calidad de agua que se recolecte, por ejemplo en Puebla, en donde ya se construyó un humedal de aproximadamente 25 metros cuadrados.
Con un humedal de este tamaño se pueden filtrar más de mil litros de agua al día, con lo cual se pueden beneficiar cientos de familias. A la fecha se han creado humedales en Tlaxcala y Puebla.
Precisó que el agua no es potable; sin embargo, puede reutilizarse para diversas tareas, como lavar pisos, autos y maquinaria, además para riego de cultivos e incluso para reintegrar el agua a ríos y lagunas.
Reconocimiento al trabajo en equipo y cultura del esfuerzo
José Humberto Ramírez Leyva expresó que para él es un orgullo recibir este premio, ya que representa un reconocimiento al trabajo en equipo, pues el proyecto de descontaminación del agua es realizada por cuatro jóvenes entusiastas.
“Qué padre que se nos esté reconociendo por el esfuerzo que hemos hecho en equipo para contribuir a mejorar la calidad de vida de los mexicanos desde la ciencia y la innovación”.
El Premio Nacional de la Juventud se otorga a jóvenes, hombres y mujeres mexicanos de entre 12 y 29 años, cuya conducta o dedicación al trabajo o al estudio es tal que causa entusiasmo y admiración entre sus contemporáneos y puede considerarse ejemplo estimulante para crear y desarrollar motivos de superación personal o de progreso a la comunidad, por parte del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve).
“Lo que les diría a los jóvenes es que vivan la cultura del esfuerzo, todo lo que se propongan lo pueden lograr, solo deben tener determinación y compromiso”. Asimismo, invitó a los jóvenes a acercarse a la ciencia, ya que dijo “nos permite ayudar a los demás”.
“Si se acercan a la ciencia y aplican el método científico a lo que están haciendo, es decir, tienen una idea, la prueban, miden los resultados, establecen una conclusión y evalúan, tendrán buenos resultados en los proyectos que hagan, sean de ciencia o no… Tomen el método científico como estilo de vida”, expresó José Humberto Ramírez.
Fuente: CONACYT.
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