Lo que comenzó con la fusión de dos grupos de investigación, uno de la Facultad de Medicina y otro del Instituto de Biología a principios de los años 70, evolucionó hasta convertirse, 15 años después, en el Instituto de Fisiología Celular que ya lleva 30 años al servicio de la ciencia.
Ubicado en el conjunto de edificios de Ciudad Universitaria, el instituto es una dependencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se dedica a la investigación científica con el objetivo de entender el funcionamiento de las células. Los temas de estudio se desarrollan en dos divisiones: la de Investigación Básica, es decir, bioquímica, biología estructural y genética; y Neurociencias, que pretende comprender el funcionamiento del cerebro.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la directora del instituto e investigadora del Departamento de Neurodesarrollo y Fisiología de la División de Neurociencias, Marcia Hiriart Urdanivia, detalló que actualmente laboran cerca de 56 investigadores, aproximadamente la mitad del personal en cada división.
El nacimiento de un prestigioso semillero de investigación
La conformación del instituto como tal es el resultado de una serie de procesos y cambios que comenzaron a gestarse desde 1968, tras actividades conjuntas del Departamento de Biología Experimental del Instituto de Biología (IB) y el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina (FM).
Tras la integración de estos grupos, se aprobó la creación de un centro independiente del Instituto de Biología llamado Centro de Investigaciones en Fisiología Celular (CIFC). Años después, en 1984, se inauguró un nuevo edificio que amplió las instalaciones que lo albergaban.
“El instituto cumplió como tal 30 años, pero antes de eso era el Centro de Investigaciones de Fisiología Celular que surgió de la fusión de un departamento del Instituto de Biología con un departamento de la Facultad de Medicina, de bioquímica. Era un grupo muy fuerte de investigación que logró separarse como centro y el primer edificio que les construyeron todavía tiene un pasillo que va a dar al instituto que ahora es de Ciencias del Mar, pero era el Instituto de Biología”, relató la doctora Hiriart.
El notable crecimiento y el progreso de los grupos de investigación abrieron la posibilidad de crear el Instituto de Fisiología Celular, que se concretó hasta 1985. Desde ese año a la fecha, el instituto ha tenido cuatro directores: Antonio Peña Díaz, George Dreyfus Cortés, Adolfo García Sáinz y actualmente se encuentra al frente Marcia Hiriart Urdanivia.
“Cuando iba a terminar el periodo de dirección del doctor García Sáinz crearon las dos divisiones: la de Investigación Básica, que son los edificios donde está la dirección, y la división de Neurociencias”, señaló Hiriart.
Investigaciones de calidad
A lo largo de estos 30 años, las investigaciones que se han realizado en el instituto se cuentan en número de publicaciones realizadas, citas referidas y, como asegura la doctora Marcia Hiriart, en la calidad de las investigaciones que logran dar un peso de prestigio al instituto ante los ojos del mundo.
“Publicar en mejores revistas hace que lo lea más gente, que tengamos más citas y que gente del mundo nos vea como referencia en algunos temas. Yo he tratado que se formen grupos de investigación dentro del mismo instituto y con investigadores también de fuera, tanto de otros sitios de la universidad como de otros sitios del país o del mundo, porque la ciencia es universal”, señaló.
Asimismo, la doctora Marcia contó que hasta hace unos años, el Instituto de Fisiología Celular se caracterizaba por la edad avanzada de los investigadores; sin embargo, a través de un programa de rejuvenecimiento. han ingresado muchos jóvenes con innovadores y distintos puntos de vista de la ciencia.
Entre las investigaciones realizadas por personal del instituto se encuentran temas de epigenética, con los estudios del doctor Félix Recillas; proteómica, con investigaciones del doctor Francisco Torres Quiroz; y también el ámbito de neurociencias es estudiado en toda una división con investigadores como los doctores Ranulfo Romo y Luis Lemus, que se enfocan en la percepción sensorial, entre otros.
También, según relató la directora del instituto, este cuenta con diversas patentes en trámite y otras ya registradas.
“Tenemos un investigador que hizo una de las primeras publicaciones de este instituto en la revista internacional Cell. También tenemos algunas patentes en trámite y otras que ya están registradas, por ejemplo la de la doctora Victoria Chagoya, que es una investigadora emérita de nuestro instituto y tiene varias patentes sobre la adenosina, a propósito de que este año se cumplen 50 años de los estudios sobre adenosina. La doctora tiene varias patentes sobre esta molécula como protectora hepática y su papel en algunos tipos de cáncer”, detalló.
Estudios especializados en neurociencias
Una de las investigadoras que trabaja en el Instituto de Fisiología Celular es la doctora María de Lourdes Massieu. Es investigadora independiente desde 1998 en la división de Neurociencias, y una de sus principales líneas en el laboratorio es conocer los mecanismos que llevan a la degeneración o a la muerte de las neuronas cuando hay un daño agudo inducido por una situación que involucra una falla energética celular.
“Esto lo hacemos en modelos animales y en células. Ahorita el modelo animal que hemos estudiado en los últimos cinco años de manera muy intensa es un modelo de privación de glucosa en el cerebro por administración de insulina”, detalló Massieu.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Massieu explicó que deja de haber circulación sanguínea en el cerebro a causa de un derrame cerebral o cuando el cerebro se queda sin glucosa, que es el principal sustrato energético en el cerebro, toda condición que disminuye el aporte de glucosa en el cerebro causa daño si es por un tiempo prolongado.
En su laboratorio se investiga la contribución que tienen distintos tipos de estrés celular, entre ellos el estrés oxidante y el estrés del retículo endoplásmico, a la muerte neuronal en sus diferentes expresiones.
“Hemos estudiado en el laboratorio las situaciones más extremas. Cuando las ratas llegan al coma vemos que hay muerte en la corteza cerebral, en el hipocampo y que esta muerte nosotros la podemos prevenir si le damos al cerebro un sustrato alternativo a la glucosa, como los cuerpos cetónicos. Si no se les administra glucosa, se mueren, pero si además de la glucosa les pones algún compuesto que pueda utilizar el cerebro para producir energía, hemos visto que protegen muy bien contra la muerte y estrés en estas situaciones”, detalló.
Actualmente, el laboratorio de la doctora María de Lourdes Massieu lo integra un grupo de ocho personas, conformado por estudiantes de licenciatura, maestría, doctorado y posdoctorado.
Fuente: CONACYT.
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