En el marco del XXII Congreso de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Mecánica (Somim), realizado en la ciudad de Mérida, Yucatán, Vicente Borja Ramírez, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presentó un proyecto educativo que tiene por objetivo diseñar e innovar interfaces en el sector de los electrodomésticos a través del reconocimiento de voz.
Con el propósito de mejorar la calidad de vida de los mexicanos en las próximas décadas, Vicente Borja, Osvaldo Romero Jaimes, Alejandro Ramírez y estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UNAM realizaron un caso de estudio de experiencia en sistemas por reconocimiento de voz en electrodomésticos a través del diseño centrado en el usuario.
Entrevistado por la Agencia Informativa Conacyt, Borja Ramírez señaló que el proyecto se realizó a partir de la colaboración del Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM con la empresa mexicana Mabe, con la finalidad de desarrollar estudios de exploración de nuevos productos orientados a los consumidores mexicanos.
En colaboración con el Centro de Investigación de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura y la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, se desarrolló un taller de innovación de productos de dos semestres de duración, con la participación de diseñadores industriales, ingenieros mecatrónicos y administradores.
El proyecto prospectivo estuvo orientado a mejorar la convivencia de usuarios laboralmente activos entre los 25 y 35 años que radicaran en la Ciudad de México para el año 2030.
“Los alumnos exploraron cómo la gente quiere relacionarse con los distintos enseres domésticos de la cocina, que son básicamente refrigeradores, estufas, licuadoras, etcétera”, apuntó Borja Ramírez, quien es miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Entre las distintas formas de aprovechar la tecnología en beneficio de los usuarios, destacaron los sistemas por reconocimiento de voz. Con esto, desarrollaron la interfaz denominada Ki, conceptualizada para responder preguntas y realizar tareas básicas, como encender o apagar los electrodomésticos, reproductores de música, realizar llamadas telefónicas y enviar mensajes de texto.
“Cuando alguien está preparando un platillo, puede ocurrir que quiera mejorar la receta o que tenga dudas sobre los ingredientes y desee preguntar a alguien, en este sentido, Ki tiene una relación de asistencia con el usuario”, señaló Borja Ramírez.
Diseño centrado en el usuario
En el diseño del proyecto se siguieron dos tendencias importantes, el diseño centrado en el usuario (design thinking) y el diseño centrado en la sustentabilidad. En el primero, los estudiantes realizaron observaciones directas de los usuarios en el contexto de sus cocinas con la finalidad de entender las problemáticas que se presentan actualmente y las oportunidades para innovar los productos utilizados.
A través de un proceso iterativo, se realizaron al menos 55 encuestas y cinco entrevistas a adolescentes entre 13 y 17 años y adultos entre los 25 y 35 años. “Obtuvieron mucha información de primera mano que iba desde ver qué hacen actualmente las personas hasta probar algunas propuestas y ver cómo reaccionaban los usuarios. Algunas de las pruebas tenían que ver con simular que existía el asistente, proyectar en una pared la pantalla de computadora y realizar las acciones que pedían los usuarios”, comentó Borja Ramírez.
Como propuesta de interfaz se desarrollaron diversos prototipos de una aplicación que fueron probados por los usuarios a lo largo de 10 meses.
“Se generan muchas ideas, modelos e información de la reacción de los usuarios y los alumnos tienen que definir lo que pueden realizar con el mayor contenido de funcionalidad que sea posible”, agregó el investigador.
Ki, el asistente en la cocina
En su prototipo final, Ki podía encender y apagar la licuadora, controlar la música y contestar entre tres y cuatro preguntas. Contó con una interfaz digital y un micrófono ajustado en un sitio de la cocina simulada en las instalaciones de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en donde encendía y apagaba la parrilla de inducción y ayudaba a regular la temperatura.
Los sentimientos más generados en las pruebas a través del asistente fueron compañía, alegría y diversión. Otro descubrimiento importante fue el agrado de la personalidad del asistente, una característica que se agregó en la última etapa de diseño.
La tendencia del internet de las cosas también resultó de interés para ser adaptada en los productos electrodomésticos de la empresa mexicana para beneficiar a los usuarios en la cocina.
“Estamos pensando que en un futuro Ki esté en la red y el usuario pueda consultar la información relacionada con su refrigerador y verificar cualquier electrodoméstico desde una tableta, un teléfono o una computadora, ya sea en el interior o en el exterior de la casa”, señaló Borja Ramírez.
Recordar al usuario la lista de despensa del supermercado y administrar el consumo de energía de los electrodomésticos son algunas de las actividades que realizará la interfaz en el futuro.
“Además de tener la asistencia en la cocina, lo que pensamos es que pueda ser una especie de servicio de administración de la casa de interés para el usuario y las empresas que proveen servicios a los usuarios”, finalizó el investigador.
Fuente: CONACYT.
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