Científicos del Departamento de Investigación en Alimentos (DIA) en la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec) desarrollan pigmentos naturales nutracéuticos a partir del olote de maíz rojo y azul.
En la primera etapa de este proyecto, se obtuvieron los pigmentos naturales y la caracterización biológica y química de los mismos. Durante la segunda, se estabilizaron y nanoencapsularon los pigmentos de los olotes de maíz. Finalmente, en la tercera etapa se aplicarán los pigmentos derivados del olote de maíz en diversos productos del giro alimentario, cosmético o farmacéutico.
“México es un país vasto, es centro de origen del maíz y nos ofrece una gran variedad de elotes de colores, entre los que encontramos rojos, rosas, azules, morados, negros, etcétera. Lo que hacemos es sacar ese color que se queda en el olote para poder utilizarlo. Empleamos materias primas que no son aprovechadas, como el olote, que normalmente se desechan, recordemos que es residuo que queda después de desgranar la mazorca, en este caso trabajamos con ese material y de ahí obtendremos los colores”, explicó la doctora Janeth Margarita Ventura Sobrevilla, profesora investigadora del DIA de la Facultad de Ciencias Químicas de la Uadec.
El proceso inició al obtener el olote del maíz, esta materia prima tiene que ser preparada, deshidratada, molida, tamizada para conocer el tamaño de partículas. Enseguida, se procede a hacer las extracciones, la estrategia es usar la tecnología convencional y tecnología emergente-alternativa, con la finalidad de obtener procesos sencillos, rápidos y de alcance social elevado.
Los extractos se obtuvieron utilizando tecnología convencional de maceración por triplicado y dos tecnologías alternativas: ultrasonidos y microondas, usando como agentes extractores solventes aprobados por la química verde, es decir, seguros para su consumo humano y de baja contaminación ambiental. Como resultado general, la extracción por microondas resultó ser más rápida y más adecuada para la extracción de antocianinas de olotes de maíz criollo rojo, debido a que la transferencia de energía entre el disolvente y la materia vegetal es más eficaz por la interacción molecular con el campo electromagnético, con la ventaja de realizar procesos que operan con temperaturas moderadas, pues los pigmentos del maíz se degradan con altas temperaturas.
Una vez que se obtiene el extracto debe ser deshidratado, caracterizado para poder evaluar su cantidad de compuestos fenólicos, capacidad de atrapamiento de radicales, antioxidantes, métodos de tratamiento a radicales de manera in vitro, y con esto puede realizarse la caracterización. Esta parte permite evaluar el potencial biológico de los extractos.
“Lo que hacemos es conocer el tipo de compuestos que tiene. Hasta ahora hemos descubierto que es una matriz muy compleja, hemos encontrado diversos compuestos fenólicos, juglonas, entre otras; en esta coloración hay muchos compuestos con potencial benéfico”, señaló la investigadora.
Este tipo de compuestos extraídos, además del color, cuentan con actividades biológicas interesantes. El proyecto también representa una oportunidad para motivar a la población a que consuma nutracéuticos para una mayor calidad de salud. Actualmente los consumidores quieren alimentos naturales y con la seguridad de que nutren y aporten beneficios a su salud.
“Lo que buscamos es desarrollar una estrategia integral que tenga un impacto tecnológico y social, es de gran interés para nosotros apoyar a los agricultores de este tipo de maíz, y darles un área de oportunidad para que puedan aprovechar este tipo de residuos para obtener moléculas versátiles que pueden ser usadas para atender el mercado de los consumidores de alimentos funcionales y suplementos alimenticios”, comentó la doctora Ventura Sobrevilla.
Para finalizar, la científica indicó que este proyecto puede contribuir de forma potencial en diversos tipos de actividades de variados sectores industriales. Es decir que, además de color, tienen más de una función.
“Este tipo de pigmentos lo podemos utilizar para dar calidad sensorial a los alimentos, también lo podemos utilizar para la elaboración de cremas, maquillaje, en la industria cosmética. También lo podemos emplear para el desarrollo de suplementos alimenticios, tabletas, ungüentos, jarabes, gomas, y también (…) en la industria farmacéutica y en sus diferentes preparados.
Fuente: CONACYT.
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