La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del Departamento Aeroespacial de la Unidad de Alta Tecnología (UAT), está enfocada en el desarrollo de nano y microsatélites científicos y de investigación, que promuevan la incursión nacional al estudio del espacio y que, además, fortalezcan la soberanía y la independencia tecnológica en el país.
En el marco de la Semana Mundial del Espacio, el investigador del Departamento Aeroespacial de la Unidad de Alta Tecnología de la UNAM, campus Juriquilla, José Alberto Rodríguez Aguilar, en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, destacó que en México y América Latina se están reconociendo los esfuerzos en materia de desarrollo tecnológico del espacio, prueba de ello, dijo, es el Laboratorio Nacional de Ingeniería Espacial y Automotriz, apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Red de Ciencia y Tecnología del Espacio (Redcyte).
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué proyectos se están generando en materia de desarrollo tecnológico espacial en la UAT?
José Alberto Rodríguez Aguilar (JARA): Lo que actualmente se está haciendo es el desarrollo de capacidades y en proyectos para regresar este país al espacio. Estamos trabajando en el proyecto “Cóndor” que tiene el objetivo de desarrollar, lanzar y poner en operación un microsatélite para el monitoreo de la ionósfera y la percepción remota de la Tierra.
Tenemos un convenio con la Federación Rusa y la Universidad Central de Taiwán. Buscamos desarrollar un grupo de trabajo que pueda cubrir los aspectos clave para el diseño y la construcción de satélites artificiales en México. En la UNAM tenemos un programa que abarca posgrados pensando en los recursos humanos, definición técnica para el diseño del satélite, el desarrollo de la plataforma base, pruebas de calificación espacial, lanzamiento y operación.
AIC: ¿Por qué se trabaja estos proyectos con Rusia?
JARA: Cuando se habla del espacio en México o Latinoamérica se piensa exclusivamente en la NASA, pero no en Rusia y su proyecto Roscosmos; la Agencia Espacial Federal Rusa tiene gente con una gran experiencia. Este satélite tiene como objetivo realizar mediciones en la alta atmósfera.
Se trata de un satélite científico de investigación que cuenta con varios instrumentos como la sonda de Langmuir, para medir la densidad de electrones y iones en la órbita donde se va a encontrar el satélite; una cámara multiespectral de resolución de 20 y 30 metros, un sensor electrónico de temperatura espacial, un sensor solar para control del satélite en órbita y un magnetómetro para medición de radiaciones electrostáticas.
AIC: En ese sentido, ¿qué otros proyectos se desarrollan en el Departamento Aeroespacial de la Unidad de Alta Tecnología de la UNAM?
JARA: También estamos trabajando en el proyecto Ulises 2.0 “Desarrollo del ojo espacial del artista mexicano”. Es un nanosatélite tipo TubeSat que tiene funciones de tipo artístico. Se estima que esté en una altura de entre 300 y 400 kilómetros. La idea es que los artistas en Tierra interactúen con el satélite vía Internet-estación terrena.
¿Qué es lo que tenemos en mente? Que si logramos tener listo el Ulises 2.0, podríamos incluirlo en el mismo cohete en el que se va a ir el Cóndor, para que cuando llegue a la altura que debe de ser, lo libere. Los rusos lo están considerando. Este proyecto está a cargo de Juan José Díaz Infante, un artista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) que trajo esta iniciativa a las instituciones de educación superior para poder desarrollar esta tecnología.
AIC: ¿Por qué es importante que México entre al estudio y desarrollo tecnológico en el área espacial?
JARA: El laboratorio nacional, que fue apoyado por el Conacyt, es una señal de que se cree en nosotros y que este desarrollo tecnológico lo necesita nuestro país. Ha costado trabajo permear esta visión en los círculos académicos y científicos, pero estamos haciendo el esfuerzo.
Las personas tenemos un ciclo, de ahí la importancia de generar el interés en las próximas generaciones. El reto que tenemos en México es llegar al espacio. Hemos logrado ya la llegada a la estratósfera y logramos que nuestros sistemas se probaran y funcionaran, pero ahora el reto es subir a más de 110 kilómetros, porque la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) nos marca que a esa altura ya se está en el espacio.
Rusia, la India y los Estados Unidos ya hicieron su fiesta, sus objetivos están enfocados en ir a Marte, llevar humanos al planeta rojo en el 2020 o 2028; nosotros tenemos que empezar ya nuestra fiesta. Ellos ya están pensando más allá, ya llegaron al espacio hace muchos años. Este es el tiempo de nosotros y tenemos que aprovecharlo, porque yo veo difícil que se le dé otra oportunidad a México para desarrollar tecnología espacial.
AIC: ¿Cuáles son las fortalezas que usted encuentra en ese sentido?
JARA: Tenemos el entusiasmo, muchos jóvenes están desarrollando esta tecnología con muy buenos resultados. Entonces ese fue el objetivo del taller que propusimos en la Semana Mundial del Espacio acá en la UNAM, motivarlos, que metan las manos, lo armen y que cuando lo vean colgado en alguna habitación de su casa se acuerden que (en) octubre de 2016 fueron testigos de que gente los invitó a dignificar a su país, que escriban su nombre en la historia.
Hay recursos humanos en México en cuanto a lo que es el área aeroespacial. Los conferencistas que vinieron a nuestro evento, son de empresas que en su momento fue Satélites Mexicanos. Hay mucha experiencia de esta gente y vinieron hasta acá a ofrecernos su apoyo.
Conocemos esto, la infraestructura, cómo orientar antenas hacia los satélites y cómo hacer el enlace con ellos. Por eso trajimos también a personalidades con toda esa experiencia y el deseo de compartirla con estos jóvenes. Tuvimos especialistas de Eutelsat y el primer cosmonauta de Ecuador, Ronnie Antoine Nader Bello, gente que realmente ha hecho cosas importantes.
Esto es material de un sueño y nosotros lo hicimos porque como se lo dijo Ronnie Antoine Nader a los muchachos: “El nombre, o se otorga o se gana”, y estos chicos quieren hacerlo.
Fuente: CONACYT.
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