A fin de innovar tecnologías que permitan disminuir o evitar daños en construcciones causados por fenómenos sísmicos, Esmeralda Niño Pérez, egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), desarrolla desde Puerto Rico estructuras empleadas para el levantamiento de edificios que se comportan como seres humanos al ser capaces de aprender, adaptarse y reaccionar en tiempo real ante sismos.
La especialista explicó que para desarrollar la tecnología basada en el cuerpo humano, primeramente se sometió a una persona a aceleraciones horizontales, simulando los efectos de un sismo. De esta manera se observó cómo el individuo adaptó su cuerpo y se balanceó para no caerse.
Además, sensores fueron colocados en cada articulación de brazos y piernas de la persona para captar su actividad y obtener datos que son utilizados en la actual programación un algoritmo de comportamiento estructural resiliente, mismo que se planea, sea el que dará indicaciones al edificio y le permitirá hacer uso de inteligencia artificial.
A decir de Niño Pérez, una vez que se concluya el algoritmo matemático que refleje y simule los movimientos realizados por la persona durante la experimentación, se comenzarán a desarrollar sistemas ciber-fisicos, es decir, las estructuras mecánicas para edificios con el objetivo de lograr adaptarse, balancearse como un humano y no perder su centro de gravedad en eventos sísmicos para evitar daños en su composición.
La también maestra en ingeniería industrial por la Universidad de Puerto Rico indicó que a pesar de que las simulaciones a las que fueron sometidas las personas son de movimiento oscilatorio, las estructuras pueden diseñarse dependiendo del tipo de fenómeno.
En otras palabras, se puede programar un software que ayude a las estructuras a adaptarse ante las posibles variantes de condiciones del sismo como fuerza, movimiento trepidatorio o altura del edificio.
Hasta el momento, se cuenta con un prototipo hidráulico a escala, fabricado de materiales livianos como acrílico y nitinol, que es una aleación de niquel y titanio. Sus dimensiones aproximadas son de 50 centímetros y con sensores de movimiento. No obstante, se planea que las estructuras sean fabricadas de acero por su resistencia.
La investigación se inició en abril de 2016 y actualmente la mexicana, en conjunto con un equipo multidisciplinario, conformado por arquitectos e ingenieros, fundó una empresa llamada ZeroDamage en Puerto Rico que se encargará de producir las estructuras inteligentes; sin embargo, se buscan fondos para continuar con la investigación y desarrollo del proyecto.
Fuente: Agencia ID.
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