Más de mil millones de personas en el mundo padecen alguna discapacidad, entre las cuales la motriz es una de las más altas, de acuerdo con el Informe Mundial sobre la Discapacidad.
Además, esta cifra se podría incrementar aún más en los próximos años, ya que la esperanza de vida ha crecido y el grueso de la población será adulto mayor, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con el objetivo de facilitar la movilidad y simplificar la vida cotidiana de las personas con discapacidad motriz, un grupo de mexicanos en la Universidad Libre de Berlín, en Alemania, trabaja en el desarrollo de una silla de ruedas autónoma.
Se trata del investigador Adalberto Llarena, quien realiza un posdoctorado, y de José Antonio Álvarez y Omar Mendoza, quienes realizan su doctorado en dicha universidad germana.
En conjunto, los mexicanos trabajan en la adaptación de la tecnología desarrollada para los vehículos autónomos a las sillas de ruedas, indicó, Adalberto Llarena.
“Este grupo ha adoptado algunas de las tecnologías y programas que se han desarrollado para crear automóviles autónomos, para acercar la tecnología a este tipo de vehículo individual”, manifestó.
Con esta silla de ruedas, los usuarios podrán indicar a qué parte del hogar se dirigen, si van a la cocina o al baño y la silla sola se conducirá a donde se le ordene, esquivando algunos obstáculos que se pudiera encontrar en el trayecto, como personas o muebles.
En un recorrido que hizo la Agencia Informativa Conacyt por el Laboratorio de Inteligencia Artificial, con motivo del Año Dual Alemania-México, el investigador mexicano detalló que la silla cuenta con un sistema de cómputo, cámaras de video y radares que le permiten evitar obstáculos con una precisión extraordinaria de centímetros.
Esto es un gran reto, porque a diferencia del vehículo autónomo que se desarrolla en el mismo laboratorio por un equipo multidisciplinario encabezado por el doctor Raúl Rojas —también mexicano—, la silla de ruedas circula en interiores, en donde el espacio es más reducido. Además, una silla de ruedas se enfrenta a más obstáculos que un vehículo, tales como el espacio y superficies irregulares que se sienten más que cuando se viaja en auto.
“Estamos trabajado en la navegación de la silla de ruedas en espacios interiores y ahora estamos fortaleciendo el sistema para que pueda desplazarse con seguridad en ambientes exteriores”, indicó Adalberto Llarena.
Perfeccionamiento de navegación en exteriores
Para ello, el estudiante mexicano José Antonio Álvarez Ruiz trabaja en el mejoramiento del sistema de navegación en exteriores. “Entre menos estructurado es el ambiente donde se desplazará el vehículo, el reto es mucho mayor”.
Señaló que desplazarse por las banquetas es menos estructurado comparado con las avenidas, incluso en una ciudad como Berlín, en donde hay infraestructura para personas con discapacidad, como rampas y accesos especiales.
“Por eso estamos incorporando a esta silla sensores y cámaras especiales. Además de que buscamos que sean equipos pequeños y baratos, para que en el futuro sea posible introducir esta tecnología en el mercado”, comentó.
Lector de impulsos cerebrales
Además de la conducción autónoma de la silla de ruedas, el grupo de mexicanos también trabaja en el desarrollo de una cerebro-computadora que, a través de los impulsos eléctricos del cerebro humano, el usuario le puede dar instrucciones a la máquina.
Esta innovación podría ser útil para personas que tienen enfermedades degenerativas como el mal de Parkinson o la esclerosis múltiple, explicó el doctor, Omar Mendoza Montoya.
De tal manera que este desarrollo tecnológico podría contribuir a hacer más llevadera la vida de más de 24 millones de personas que padecen enfermedades neurodegenerativas que afectan su movilidad, según cifras de la OMS.
Se trata de una especie de gorro de plástico que tiene electrodos, los cuales registran la información y la envían a una computadora, en la que un programa de cómputo desarrollado ex profeso procesa la información que le mandó el cerebro del paciente.
“Esta técnica permite medir la actividad del cerebro de un paciente cuando se le pide que realice una tarea solo con la mirada, por ejemplo, seleccionar una serie de puntos de la pantalla, sin necesidad de controles manuales”, comentó el becario del Conacyt.
“Lo que hacemos es poner al paciente una secuencia de puntos que él tiene que buscar dentro de una cuadrícula que se mira en la pantalla. Cada vez que él va contando un punto tiene que dirigir la mirada hacia el punto que nosotros le indicamos y la interfaz registra la actividad de sus ojos para ver si cumplió con la tarea encomendada”. De esta manera el paciente puede controlar su silla de ruedas autónoma.
Tanto el lector de impulsos cerebrales como la silla de ruedas autónoma, aún están en fase de desarrollo, así que esta tecnología que desarrollan mexicanos en Alemania todavía tardará algunos años para que pueda llegar al mercado.
Fuente: CONACYT.
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