Pese a ser la depresión una enfermedad incapacitante, capaz de restar años de vida saludable, a la fecha continúa siendo subvalorada y, en consecuencia, subatendida. De ahí la relevancia de haber desarrollado un programa psicoeducativo integral al alcance de ciertos grupos que, al proporcionar información sobre el tema, contribuye a la prevención y favorece una mayor búsqueda de tratamiento, puesto que nacional e internacionalmente existe una subutilización de los servicios de salud mental, comentó María Asunción Lara Cantú, doctora en ciencias de la salud por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Integrante nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la doctora Lara Cantú refiere que la depresión afecta dos veces más a las mujeres que a los hombres. De acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, lugar donde la especialista se desempeña como jefa de Modelos de Intervención, hasta 10 por ciento de las mujeres y cinco por ciento de los hombres en México sufre depresión. A nivel mundial este padecimiento es la cuarta causa de discapacidad pero la primera en el caso de las mujeres.
“No significa que el género femenino sea más patológico, solo que enfermamos de forma distinta. Tan solo durante la adolescencia algunas mujeres enfrentan sucesos estresantes que el hombre no, a quien desde la infancia se le cataloga de valiente, fuerte e independiente. Por lo tanto, la condición social y de género también determina esta disparidad”, explicó.
Conforme con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estado de salud de las mujeres está ligado al rol que desempeñan en la sociedad y a la posición que ocupan dentro de esta, máxime cuando viven en pobreza, cualidad que suele ser generadora de situaciones como baja autoestima, violencia doméstica, mayor exposición a enfermedades, poca posibilidad de recreación o entretenimiento, trabajo arduo con frecuencia no remunerado, falta de convivencia o socialización, etcétera, aludió la entrevistada.
¿Es difícil ser mujer? Una guía sobre depresión
A decir de la maestra en psicología aplicada por la Universidad de Aston, en Birmingham, Inglaterra, María Asunción Lara, en México, como en otros países de bajo y mediano ingreso, menos de 20 por ciento de quienes presentan un trastorno afectivo busca ayuda para contrarrestarlo. “Se calcula que hay quienes tardan hasta 14 años en acceder a un servicio de salud y solo 50 por ciento recibe tratamiento adecuado. Ante tal problemática, el proyecto de investigación se enfocó hacia la prevención y con base en ello se elaboró un material educativo, sensible a la condición social de mujeres con pocos ingresos y mediana escolaridad”.
El libro ¿Es difícil ser mujer? Una guía sobre depresión —del que a la fecha se han impreso más de 60 mil ejemplares— describe con caricaturas, lenguaje accesible, ameno, la fenomenología y factores de riesgo de este trastorno. Asimismo, brinda algunas estrategias de autoayuda a manera de ejercicios que sirven para identificar circunstancias capaces de influir en la detonación del padecimiento, a saber: pérdidas, duelos, desempleo, abuso sexual u hostigamiento, ideas negativas que a veces ni siquiera ocurren en la realidad, entre otras, sobre las que es preciso que las afectadas aprendan a reflexionar, indicó la especialista.
“Con la finalidad de evaluar si el volumen era claro y si las ilustraciones gustaban, se utilizó la técnica de grupos focales. Sin embargo, resultó sorprendente que las mujeres, en lugar de opinar del libro, hablaron de problemas relacionados con su pareja, sus hijos o sobre su infancia. Comentando cosas como: ‘Yo nunca había pensado que se sufre mucho estrés cuando hay que dejar a los hijos, siento culpa por dejar a mi hijo en la guardería…’. Resultado que nos condujo a diseñar una intervención que incluyera el libro para ayudarlas, factible de utilizarse en servicios de salud de primer nivel y por personas que trabajan con mujeres”.
La unión hace la fuerza
A través de una intermediación organizada y estructurada para prevenir la depresión o atender a quienes ya la manifiestan de manera moderada, se diseñó el manual Ayudando a mujeres con depresión, dirigido a facilitadores de grupo, a quienes se capacita previamente y cuyo principal elemento de trabajo es la obra ¿Es difícil ser mujer? Una guía sobre depresión.
“Al comprobar la importancia de los grupos en este tipo de intervención, donde las mujeres se apoyan y experimentan no estar solas porque no es extraño que muchas atraviesen por lo mismo, se organizaron sesiones cognitivo-conductuales —actualmente se imparten ocho— donde la socialización de la información, el intercambio de testimonios y la reflexión derivó en resultados muy favorables, como la reducción de síntomas depresivos o de ansiedad, somáticos, aparte del incremento o mejora de la autoestima, la cual constituye un factor esencial para prevenir o aminorar la depresión”.
La doctora María Asunción Lara Cantú aseveró que gracias a este programa psicoeducativo, las participantes afirmaron conocerse y aceptarse más, a la vez que manifestaron mejoría en su estado de ánimo y cambios en su forma de pensar que influyeron en toma de decisiones importantes como buscar empleo, seguir o no con su pareja, etcétera. Una vez que se evaluó este procedimiento a largo plazo, los síntomas depresivos no aumentaron y la autoestima se mantuvo en buen nivel, incluso a los dos años de su aplicación.
Traspasando la frontera
Cuando el libro ¿Es difícil ser mujer? Una guía sobre depresión comenzó a difundirse, se recibieron solicitudes de capacitación en la intervención grupal de Centros Comunitarios de Salud Mental en la Ciudad de México, de un centro de salud de primer nivel del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del Sistema de Servicios Comunitarios Integrados (Secoi) de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Ciudad de México; así como de trabajadores sociales y comunitarios, psicólogos, médicos, antropólogos, sociólogos, abogados, entre otros profesionistas capacitados en salud mental de diferentes estados del país; aparte del Sistema Nacional para del Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México (DIFEM) y hasta de promotoras de la salud en San Diego, California, Estados Unidos, desde donde se coordinó la región sur (California, Texas, Arizona y Nuevo México), afirmó la investigadora Lara Cantú.
“La capacitación es clara, proporciona herramientas para trabajar con mujeres y permite realizar un seguimiento a fin de analizar cómo están las mujeres antes y después. Inicialmente se hacía presencial, años después fue por medio de videoconferencias y, actualmente, gracias a financiamiento de la Fundación Gonzalo Río Arronte, se imparte por Internet a personal de diversas instituciones alrededor del país y fuera de este. La capacitación en línea dura dos meses y tiene un foro para intercambiar experiencias”.
Ahora bien, tanto el libro como el manual de entrenamiento para grupos con trabajadores de la salud se tradujeron al inglés en 2006 (Health Workers’ Group Training Manual for: Is it difficult being a woman? A Guide on depression) con fondos de la Alianza de directivos líderes de la compañía Kellogg —Kellogg Fellows Leadership Alliance (KFLA)—. Así se formó una agrupación binacional que adaptó el manual para conducir grupos de mujeres en la unión americana y KFLA determinó su distribución en formato electrónico de manera gratuita, expresó la experta.
“Empero, una de las tareas pendientes, supeditada a la obtención de mayor capital, es la traducción del curso de capacitación en línea al inglés y la inclusión de materiales ad hoc para la población de la frontera México-Estados Unidos”.
Principales resultados
Aunque por falta de recursos no se ha podido realizar una investigación sistemática respecto a cómo las personas a las que se capacita llevan a cabo la intervención, se ha ejecutado un somero seguimiento mediante entrevistas telefónicas, cara a cara y por correo electrónico con relación al número de personas beneficiadas, obstáculos o dificultades que los capacitados han enfrentado al aplicar la intervención, adaptaciones de la misma y, lo más importante, cambios observados en las mujeres que han participado en este programa educativo integral para prevenir la depresión, informó la doctora Lara Cantú.
Los profesionales entrevistados reseñaron que la capacitación y el programa en general, les permite atender a un gran número de personas en menor tiempo, a diferencia de cuando se hace individualmente. En cuanto a las participantes, bajo la experiencia de los capacitadores, reflejaron mayor capacidad de decisión. El desarrollo de una buena autopercepción como madres o esposas les ha ayudado a salir de situaciones de abuso o violencia. Han aprendido a exigir sus derechos en algunos casos de divorcio e iniciado proyectos de trabajo. Su relación interpersonal se ha vuelto más satisfactoria porque su enojo con la vida ha disminuido. Son más asertivas y han incrementado la actividad física. Ahora comprenden mejor lo que les sucede y eso les ha brindado seguridad para seguir creciendo y sanando. Asimismo, han mejorado su capacidad de comunicación, empatía y desenvolvimiento para hacer nuevas amistades, enfatizó la investigadora.
“Por medio de este proyecto, más de mil profesionales y promotoras de salud se han preparado para servir a las mujeres. No obstante, solo contamos con información de un 10 por ciento de mujeres capacitadas, lo que permite calcular que alrededor de 30 mil han sido beneficiadas, cifra que con seguridad está subestimada. En varias instancias gubernamentales de atención a la salud, este trabajo psicoeducativo forma parte de los programas de asistencia a la comunidad. Por ejemplo, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México (DIFEM) lo ha establecido en todo el estado desde hace 13 años”.
María Asunción Lara Cantú mencionó que si bien la población más favorecida con el programa han sido las mujeres, puesto que el desarrollo de la investigación y los consecuentes materiales de trabajo se orientaron hacia ellas; directa o indirectamente, hombres, adolescentes, estudiantes, personal de salud y familias completas han obtenido algún provecho como resultado de este tipo de intervenciones.
Fuente: CONACYT.
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