Con dedicación y trabajo constante, es posible que una idea innovadora se traduzca en un proyecto viable en la industria y que se convierta en un referente nacional e internacional. El ingeniero Héctor Mario Gómez Galvarriato y su empresa Imperquimia son el vivo ejemplo de que ello puede ser posible.
Su capacidad inventiva y espíritu emprendedor fueron la base para que desde muy joven comenzara a desarrollar materiales, y poco tiempo después a diseñar y construir los equipos y plantas que le permitieran producirlos a nivel industrial.
El éxito de su fructífera carrera tiene como base la investigación y la innovación en torno al desarrollo de materiales que atendieran las necesidades del mercado. A la fecha, ha creado más de 200 productos para la industria de la construcción, como recubrimientos, impermeabilizantes, resinas sintéticas estiren-acrílicas, epóxicas y poliuretano para refinar asfalto. Una de sus mayores contribuciones a la industria nacional fue la creación de un aditivo que permite incrementar en 20 por ciento la resistencia del cemento y que ha servido de insumos por la empresa mexicana Cemex.
Por sus importantes contribuciones, en 2004 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes de manos del presidente de la República y un año después fue condecorado con la presea Lázaro Cárdenas, la máxima distinción que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) otorga a su comunidad.
A sus 79 años, este ingeniero químico industrial comparte con la Agencia Informativa Conacyt parte de su historia, con la esperanza que sirva de motivación a los jóvenes que desarrollan innovaciones en sus respectivas áreas.
Los inicios
Nació en Tecuala, Nayarit, en 1937, un pueblo que en la época no ofrecía oportunidades de estudio, por lo que el IPN fue su oportunidad en la Ciudad de México para estudiar la prevocacional y posteriormente ingresar a la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE).
Inventivo desde joven, instaló en la azotea de su casa un pequeño laboratorio en el que desarrolló diversos productos. El primero de gran impacto en el mercado fue un lustrador líquido de calzado que, lamentablemente, no tuvo los resultados más óptimos.
“Desarrollé un lustrador líquido para calzado, era autobrillante y se aplicaba directo del frasco con una borlita. Fue un producto que tuvo el éxito que esperaba porque fue una innovación, y tuvo tanto éxito que quebré por falta de dinero. Resulta que Sumesa —la única cadena de supermercado— me hizo un pedido muy grande y no me pagó a tiempo, sino 14 meses después, por lo que no tuve solvencia económica y no pude seguir abasteciendo pedidos. Pera en ese tiempo ya había gente que me venía pisando los talones y aprovecharon y yo me quedé atrás”, recuerda.
Sin embargo, su ánimo y deseos de emprender no desistieron. Trabajó en diferentes industrias “para aprender lo más que se pudiera de tecnología y mercados. El último puesto que tuve fue como gerente y a la par desarrollaba productos en mi laboratorio casero, donde instalé un primer reactor químico”.
Con la convicción de emprender su propia empresa, durante años ahorró 50 por ciento de sus ingresos; al poco tiempo se le presentó la posibilidad de entrar a un mercado nuevo. A partir de las técnicas que ya dominaba, desarrolló una emulsión asfáltica tipo “clay” con excelente desempeño en impermeabilización, que innovó en su fabricación y la forma en que se aplican estos materiales.
“Era un impermeabilizante emulsionado en agua, por lo cual no producía humos ni olores, no contaminaba la atmósfera y no tenía que ser puesto al fuego para su aplicación, porque en esa época se utilizaba chapopote caliente. El producto que desarrollé tuvo un impacto favorable en los procesos de fabricación, representaba menores riesgos para los trabajadores que lo aplicaban y se ofrecía a un precio competitivo”, refiere.
La patente de este impermeabilizante la vendió a una empresa en Estados Unidos y a partir de las ganancias que obtuvo, pudo instalar una fábrica más en forma, con diseño e ingeniería propios.
La consolidación
Con base en arduo trabajo, posteriormente desarrolló productos para concreto y selladores, como aditivos, grouts libres de contracción y de alta resistencia; morteros poliméricos, curadores y desmoldantes, adhesivos para concreto, mortero y yeso. Estos productos tienen una buena aceptación, por su buen desempeño, y empresas fabricantes de cementos, Cemex y Holcim, se convierten en algunos de sus clientes más importantes.
“Fabricamos aditivos químicos para cemento, sin los cuales no da la resistencia o el tiempo de trabajo o consistencia que se requiere. Estos aditivos permitieron que Cemex exportara sus productos y desarrollara plantas en todo el mundo”, dice.
La innovación ha sido la base de su empresa. En la década de los 80, diseñó y construyó una planta para la fabricación de rollos de papel impregnados de asfalto, ideal para impermeabilizar techumbres de madera; un producto que se exportó en grandes cantidades a Estados Unidos.
Además, construyó una torre de oxidación para asfalto, así como máquinas para la fabricación continua de rollos soldables a base de asfaltos modificados con elastómeros estireno-butadieno-estireno (SBS) y polipropileno atáctico (APP).
En la década de los 90 y en medio del auge de los materiales poliméricos, impulsó el diseño y construcción de dos reactores para la fabricación de polímeros de poliuretano, empleados para barnices y selladores elásticos de uno y dos componentes. En tanto que en el año 2000, introdujo al mercado una línea de pintura a partir del diseño y construcción de una planta para la fabricación de resinas vinílicas, acrílicas y estiren-acrílicas.
En los últimos años, sus desarrollos han atendido las demandas del mercado, por ejemplo, ofrecer productos que sean aplicados sobre superficies húmedas o mojadas, que permitan la circulación de la humedad, que sean autoadheribles y de fácil aplicación.
Recientemente puso en el mercado pinturas decorativas impermeables para muros, pinturas antibacteriales ecológicas pensadas para su uso en hospitales y escuelas; pintura que ante el calor, por ejemplo de incendios, aumenta 40 veces su volumen y retrasa el calentamiento de la estructura en que está aplicada; además de resinas de uretano expansivo que permiten la impermeabilización de elementos de concreto con inyecciones estructurales, las cuales han sido utilizadas en el Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México y en grandes tanques almacenadores de agua potable de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Hay oportunidades en México
El ingeniero Gómez Galvarriato hace una retrospectiva de su fructífera carrera y asegura que ha valido la pena todo el trabajo y esfuerzo que ha invertido en Imperquimia.
“Hice productos que requería el mercado de la construcción en ese tiempo. A la fecha, Imperquimia tiene más de 220 productos y todo ha sido desarrollado, inventado por nuestra empresa, en donde ahora hay tres diferentes laboratorios de investigación, somos pioneros en el mercado y vamos a la vanguardia en las innovaciones que nos han permitido seguir creciendo”, asegura.
Por ello, considera que en México hay muchas oportunidades para los jóvenes emprendedores y lo que recomienda es que desarrollen innovaciones que los sectores requieran.
“Si es una innovación lo que desarrollan, tienen ventajas sobre lo que ya existe. Si se sabe vender esas ventajas a los clientes, es casi un hecho que tendrán éxito. Actualmente hay miles de oportunidades de negocios porque en el país todavía muchos mercados se basan en modelos manuales o técnicas antiguas; y los mercados están ávidos de productos con mejor desempeño”, indica.
Lo que se requiere —asegura— son profesionistas que estudien a fondo los productos que actualmente se fabrican y que superen las ofertas actuales, que tengan conocimiento de las patentes que ya son de libre acceso, y se acerquen a las incubadoras y programas de apoyo gubernamentales para ejecutar su empresa.
Finalmente, recomienda ser escrupulosos en la administración de las empresas que van creciendo, porque resulta muy fácil gastar las utilidades en proyectos personales y no invertir en el mismo negocio.
“En mi caso, opté por no usar las utilidades para vivir muy bien o para presumir. En esas primeras etapas vivía con máximo 20 por ciento de las utilidades y el resto lo invertía en el negocio”, concluye.
Fuente: CONACYT.
IMPORTANTE:
Sí: El usuario podrá preguntar, felicitar, realizar críticas constructivas y/o contribuir con opiniones relevantes en el campo de la ingeniería e infraestructura.
No: Molestar, intimidar o acosar de ninguna manera.Tampoco utilizará el espacio para la promoción de productos o servicios comerciales, así como de cualquier actividad que pueda ser calificada como SPAM.
Para saber más consulta los Términos de Uso de INGENET.