La revista Ciencia es el órgano representativo de difusión que la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) posee y tiene como principal objetivo dar a conocer el quehacer científico y humanístico por medio de artículos de divulgación.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el director de la publicación, Miguel Pérez de la Mora, explicó la labor de esta revista que se ha mantenido activa en el mundo de la ciencia durante 16 años.
“La revista Ciencia hace posible uno de los mandatos que la sociedad mexicana hace a la Academia, que siendo la organización que agrupa la mayor parte de los científicos mexicanos, tiene la obligación de educar en materia científica a la población”.
Los inicios de la revista
Fue por invitación del doctor René Drucker Colín que Miguel Pérez de la Mora, quien es investigador del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pasó a formar parte de la publicación a partir del año 2000.
“La encomienda que me dio el doctor Drucker fue generar una revista de divulgación”, comentó. Parte de esta encomienda fue crear contenido para todo público en temas de ciencia, tecnología y humanidades de manera amena y entendible.
El reto de llevar temas de ciencia a la gente es escoger tópicos que sean de interés general y a la vez novedoso, “al mismo tiempo también se tenía la intención de dirigir la publicación a los miembros de la Academia y el objetivo siempre fue que la revista saliera a la calle y se viera en los puestos de periódicos, tener suscriptores y, en general, un público más grande”.
Para lograr sacar una revista con estas características y que pudiese ser comprada, se llevó a cabo una reunión con el comité editorial que aseguró el éxito que podría ser Ciencia basados en las entrevistas previas que hubo hacia los lectores de ese entonces.
La nueva versión de la publicación llevó poco más de un año para que saliera a la luz y es la versión que se conoce hasta la fecha.
“Afortunadamente le ha ido bien a la revista, tenemos un buen número de suscriptores, la gente la estima y conoce”, añadió. Actualmente se vende en puestos de periódicos seleccionados estratégicamente con base en la localización de universidades o zonas de mayor afluencia de personas en quienes puede haber mayor interés por la ciencia.
¿Cómo es su estructura?
Ciencia es una publicación trimestral y tiene en cada periodo una total de seis mil a siete mil ejemplares aproximadamente. La periodicidad se debe a decisiones de índole presupuestal que tiene la AMC.
“Hacer esta publicación con una periodicidad mensual o bimestral implicaría mayor presupuesto y la contratación de más personal que participe en cada número”, afirmó el director.
Con la intención de dar mayor versatilidad y dinámica a la publicación, sin perder la calidad del contenido y así tener mejores y mayores lectores, Ciencia cuenta con dos secciones principales: una sección temática en la que se expone un tema específico al público de manera clara y amena, como por ejemplo, la diabetes, y que es escrita por un editor huésped especializado en el tema.
La siguiente sección se basa en comunicaciones libres de distintos temas y, de acuerdo con Pérez de la Mora, estos temas están relacionados con las secciones temáticas que hay dentro de la AMC.
“Debido a la cantidad de artículos que recibimos, nos hemos obligado a eliminar una sección temática y dedicar un número entero a publicaciones libres”, añadió.
A través de caricaturas y otras ilustraciones, se representan en tono accesible los temas que van desde salud a ingenierías y que de acuerdo con el especialista permiten acercar a la gente a conocer de temas que a veces no son familiares y les dan un mayor entendimiento sin demeritar la calidad del contenido.
Después de estas dos secciones principales se encuentran otras subdivisiones que tratan de noticias de ciencia y comentarios generales de los temas tratados.
Desmitificando la ciencia
Para dar mayor atracción a Ciencia, se tiene la idea de que es necesario tener en cuenta dos aspectos, uno de ellos es tratar de desmitificar la ciencia. “La gente piensa que la ciencia es solo para gente muy inteligente y que habla un idioma muy particular y científico”.
El segundo aspecto, de acuerdo con Pérez de la Mora, es presentar una revista de ciencia colorida y atractiva a los ojos sin quitar la seriedad que ciertos temas científicos requieren.
“Cualquiera que vea nuestra revista se dará cuenta que tiene ‘monitos’ y caricaturas y no por eso estamos bajando la calidad de la ciencia, simplemente usamos un lenguaje apropiado para la mayor parte de la gente y que así sea más entendible”.
Otro aspecto que tiene relevancia para el director en cuanto al acercamiento de la gente con la revista y el mundo de la ciencia, está en saber escribir de ciencia de manera accesible, pues no todos los especialistas que llegan a tener colaboración con la publicación tienen la facilidad de escribir de esa forma ya que les puede parecer demasiado simple.
Inicialmente la revista tenía escritores invitados que tomaban temas para escoger autores que de alguna manera tenían conocimiento de algunos aspectos de la ciencia que se hacía en México en ese entonces.
Actualmente los escritores llegan a ellos, pues hay mayor acercamiento y familiaridad con la revista, “lo que sucede es que la gente, académicos o no académicos, nos envían artículos y forman parte de la sección de comunicaciones libres; los que quieren hacer alguna sección temática se contactan con el editor huésped para escribir sobre ello”.
El director considera que, a diferencia de otras revistas de ciencia, la publicación de la AMC tiene la ventaja de estar involucrada directamente en el medio y garantiza que sus contenidos mantienen la objetividad que los temas ameritan.
El doctor Pérez de la Mora declaró que esta publicación de la AMC todavía está en proceso de crecimiento y, por lo tanto, explora las posibilidades de crear nuevas secciones, como una de entrevistas a especialistas en diferentes temas de ciencia, y espera que en el futuro tengan más adeptos que permitan ser la diferencia en la educación científica de la población.
Fuente: CONACYT.
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