Enmarcado por la Sierra Madre del Sur se encuentra Huatulco, cuyo vocablo significa “lugar donde se adora o reverencia al madero”; se dice que por ahí llegaron los toltecas y Quetzalcóatl, quien plantó una enorme cruz de madera.
Con un calor intenso y la visión del mar en el horizonte, investigadores de la Red Temática Mexicana para el Desarrollo e Incorporación de Tecnología Educativa (Red Late) —que forma parte de las Redes Temáticas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)—, realizaron un taller de robótica en la localidad con el fin de iniciar un proceso de intervención en la comunidad, en vinculación con la Fundación Pintando Esperanza.
Otro de los propósitos fue el levantamiento de información asociado a la cibercultura y al uso de tecnología educativa en las comunidades beneficiadas por la fundación.
En esta primera intervención, integrantes de la red interactuaron con los alumnos de dos escuelas de nivel primaria y secundaria, con el propósito de mostrar que la robótica, la mecánica, la electrónica y la programación pueden ser áreas “iniciáticas” en el camino de la ciencia, la tecnología y el pensamiento algorítmico.
“Tomando como mandato una instrucción para las redes temáticas Conacyt, que es atender estados con rezago en el tema que les ocupa, venimos a Oaxaca, con la idea de después sumar Guerrero, Michoacán y Chiapas. Nos subimos en esta aventura, y la primera parada es Huatulco. Llegando al aeropuerto nos encontramos con una obra maravillosa de una pintora que hoy día nos recibe para estas estancias de investigación a través de su Fundación Pintando Esperanza”, afirmó Claudia Marina Vicario Solórzano, miembro del Consejo Técnico Académico de Red Late.
En trabajo conjunto con la artista plástica Susana Rubín, quien impulsa un proyecto de aulas educativas en las comunidades periféricas de Huatulco a través de Pintando Esperanza, encabezado por la comunidad Arroyo González, se impartió un primer taller a alumnos de las escuelas Josefa Ortiz de Domínguez y del Instituto México de Huatulco.
“Hemos organizado este taller que tiene como misión tender puentes (…) Estamos tendiendo puentes entre varios mundos, por un lado los niños del Instituto México de Huatulco y la escuela Josefa Ortiz de Domínguez. La idea es que los niños de estas distintas instituciones se acerquen con una mirada diferente a la tecnología”, afirmó Marina Vicario, catedrática del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y una de las principales impulsoras de la red.
Despertar la creatividad
Alrededor de 30 niños se reunieron en el patio del Instituto México de Huatulco —instancia que ha acogido a 50 niños mixes y al afamado equipo de basquetbol que ha ganado competencias internacionales, pero cuyos integrantes ahora ya no practican descalzos.
Los talleristas de la Red Late, Leticia Cerda Garrido, docente del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, y Roberto Oceguera Ruiz, ambos del grupo Edukreativos, realizaron actividades iniciales para romper el hielo y crear un clima de confianza entre los participantes de ambas escuelas.
La actividad presentada enmarcó temas de “robótica como un espacio de aprendizaje de las tecnologías educativas, con las cuales ellos van a ejercer habilidades y competencias que les pueden permitir desarrollarse en la actualidad y en el futuro cercano”, afirmó el responsable técnico de Red Late, Amadeo Argüelles Cruz.
“Nuestro interés es que aprendan a programar. Estamos acercando la programación desde edad temprana para que logren un pensamiento algorítmico. Partimos de las tres partes principales de la robótica, en la cual se les enseña electrónica, mecánica y programación”, explicó Leticia Cerda, quien además de pertenecer a Red Late, es coordinadora del Club de Robótica e Informática del CCH Azcapotzalco.
Para Roberto Oceguera Ruiz, quien ha sido profesor de la Universidad Pedagógica Nacional por 32 años y cofundador de grupo Edukreativos en 2013, en la actualidad el código que tienen que aprender los niños es justamente el código de programación, porque las mejores oportunidades las van a tener quienes conozcan ese código.
“Siempre iniciamos con una actividad lúdica, de integración. Después con una actividad creativa, y esa actividad la llevan a la simulación en programación de Scratch, que es el software de desarrollo con el que estamos trabajando. Y de ahí partimos hacia lo que es el hardware, ya sea con un robot Lego Guido o con una tarjeta controladora Arduino, y entonces con esto hacemos ya la parte de electrónica y mecánica y empezamos a conjuntar el software con el hardware”, afirmó Leticia Cerda.
En este caso particular, trabajaron con Arduino y la actividad creativa fue un dragón de simulación a partir de Scratch, que primero tenía la boca cerrada, luego lanzaba fuego, y esto hacia que de manera intermitente prendiera y apagara un led, que estaba conectado a la tarjeta Arduino.
Después se pasó hacia la protoboard, la cual es una especie de tablero con orificios, en la que se pueden insertar componentes electrónicos y cables para armar circuitos, con lo que se trabaja la electrónica. Para terminar, decoraron la actividad creativa, que en este caso fue la que el equipo denominó Yo robot.
“Los niños dibujaron un robot con algo alusivo a lo que esperan dedicarse cuando fueran grandes. La actividad tiene que concluir al ponerle los leds, puede ser en los ojos, en una estrella, una flor, algo de lo que hayan puesto. El led va a prender y apagarse, en lo que nosotros llamamos circuitos de papel, que puede ser desde tener una simple pila, pero que ahora se conectó a lo que fue el Arduino y entonces se trabaja con la pila de la computadora”, explicó Leticia Cerda.
Apropiación de la tecnología e importancia del conocimiento
Para los integrantes de la red, es determinante que a través de las tecnologías educativas se pueda lograr un pensamiento algorítmico y tener las habilidades para resolver problemas con una metodología.
“La programación es lo que hace justamente generar estructuras mentales, que sus neuronas estén trabajando. Es una forma diferente de aprender, independientemente de si van a construir o no robots cuando sean mayores, son habilidades que les dan creatividad; el conectar componentes electrónicos, el que hablen un lenguaje técnico desde temprana edad, les va a permitir trabajar diferente”, aseguró Leticia Cerda.
Por ello, el robot propiamente es un mero pretexto para que hagan una programación atractiva.
Además, para Red Late es importante la apropiación de la tecnología “por y para el empoderamiento de las mentes de nuestros niños y jóvenes, particularmente en esta apuesta en desarrollar el pensamiento computacional que se traduce en habilidades de lógica y matemáticas, no solamente desde el punto de vista racional sino también heurístico”, afirmó Marina Vicario.
El taller concluyó con la asignación de una serie de kits de robótica y mecatrónica con el apoyo y colaboración del Conacyt, el CCH Azcapotzalco y el IPN, con los que los niños de la escuela de la comunidad Arroyo González trabajarán.
“Con el cobijo de la Red Late se queda la comunidad de Arroyo con estos materiales, sobre todo se queda con un puente tendido con los miembros de la red, con su maestro, para poder seguir trabajando estas habilidades con los niños, en lo que será la agenda de nuestras actividades como red en el 2017”, aseveró Marina Vicario.
Para Leticia Cerda, es importante dejar los materiales para hacer un trabajo colaborativo y a distancia, por medio de asesorías en línea. “Se les está haciendo una asignación de estos materiales, digamos que están bajo su resguardo, nosotros hablamos de que el robot es de quien lo trabaja, ellos lo van a poder usar todo el tiempo que sea necesario. Ya existe el compromiso de que vamos a estar en contacto, se les va a dar un tutorial para construir un móvil, entonces llevarlos desde el principio hasta concluir su robot”.
Formadores de tutores
La particularidad de los talleristas de la Red Late es que a partir de la experiencia que han tenido en el Club de Robótica del CCH y el grupo Edukreativos, uno de sus principales objetivos es ser formadores de tutores.
“Formadores de formadores, ese sería nuestro programa. Queremos que todos sepan de programación, y nuestros propios alumnos nos han dicho que pueden atender de manera indirecta a un alto número de niños si sus maestros derivan los talleres a sus alumnos. Normalmente trabajamos en el programa Alumnos enseñando maestros y esos maestros van haciendo trabajos que después nos exponen para ver el plan de intervención que se ha hecho”, explicó.
De esta forma, les solicitan asesorías que incluso pueden ser en línea para realizar proyectos temáticos. “La propuesta es que todo mundo pueda ser capaz de programar desde temprana edad. Estamos trabajando con niños que a veces no saben leer pero que ya están aprendiendo a programar y se trabaja con materiales lúdicos”.
Para Roberto Oceguera, la idea en el caso del Instituto México de Huatulco es que los profesores de computación y robótica se empoderen de estas habilidades y, a partir de ello, puedan impartir este tipo de talleres con su asesoría. “Este es un primer acercamiento, empoderar a los profesores para seguirlos en línea”.
Red Late en Oaxaca
Red Late, afirma su secretario técnico, Amadeo Argüelles, es un espacio donde confluyen diferentes investigadores, personas que atienden política pública, alumnos que realizan trabajo en diversos niveles, y que tiene como principal objetivo la producción de todos aquellos elementos que intervienen en el desarrollo de la tecnología educativa. “Todo un crisol de personas interesadas en hacer que la tecnología educativa avance en el país”.
Registrada como Red Temática Conacyt en 2016, actualmente tiene presencia en Oaxaca en un proyecto colaborativo de prefactibilidad del Clúster Educativo en el Istmo de Tehuantepec como zona económica especial, en relación con el diagnóstico de la cibercultura y la cultura de uso-aprovechamiento de la tecnología educativa, que realiza el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca (CIIDIR) del IPN.
“Con el CIIDIR Oaxaca, en sinergia con la red y su núcleo, tenemos un momento de sincronicidad, porque en el mismo momento que estábamos iniciando nosotros actividades, el CIIDIR estaba a punto de arrancar el proyecto del clúster educativo para la región del Istmo, solicitado en una convocatoria por el gobierno estatal en el marco nacional de la nueva ley de zonas económicas especiales”, explicó Marina Vicario.
Para la especialista en tecnología educativa, Red Late está centrada en cuatro grandes macroprocesos que le ocupan en la reflexión y acción a nivel nacional.
“El proceso en el que 30 años hemos invertido energía y muchos recursos es un proceso de apropiación, un proceso en donde desplegamos una cantidad importante de dispositivos que tienen que ser usados en las escuelas y que desafortunadamente no llegan para quedarse. Entonces esta tarea de apropiación es un tema que le ocupa a la red, pero desde la perspectiva de los líderes nacionales, estatales, regionales, locales, municipales e institucionales que llevan a cuestas la selección de los recursos educativos orientados a la tecnología”.
Otro aspecto que aborda la red, dice la especialista, es la producción de tecnología. “Que se había descuidado durante años. Este descuido ha sido grave, la factura que hemos pagado es alta, no solamente porque no hemos consolidado la industria, sino porque al no consolidarla tampoco hemos logrado demasiado, como lo podíamos haber hecho en las mentes de nuestros alumnos”.
Para la investigadora, no solo la apropiación y la producción les ocupa en la agenda de este 2017. Los estándares, las mejores prácticas y la capacitación de talentos que se relacionan con la gestión de la tecnología educativa son los ejes que los guiarán este año.
“Pero todo ello estaría incompleto si no nos ocupamos en algo que Conacyt tiene como mandato, que es la política pública. Entonces todos estos doctores, empresarios de base tecnológica, con sus microempresas, con sus grandes corporativos, estos funcionarios públicos que toman las decisiones nacionales y también la sociedad civil representada en funciones como esta, es con quienes estamos trabajando”, afirmó.
Bajo estos lineamientos, Red Late inicia y contempla a Huatulco como punto de partida para sus proyectos en el estado de Oaxaca porque, afirman, representa un crisol de comunidades, una zona que tiene premios mundiales de sustentabilidad y que en su periferia habitan comunidades que presentan retos que tienen que ser abordados. “Huatulco, al mismo tiempo, representa una esperanza para el estado de Oaxaca”, expresó Marina Vicario.
Fuente: CONACYT.
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