Flying Free es el nombre del primer videojuego para móviles donde todos tienen acceso al entretenimiento y al mismo tiempo pueden cuidar especies en peligro de extinción a través de compras que se volverán donaciones.
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), México es el cuarto país con mayor biodiversidad del planeta, donde 108 mil 589 especies conocidas representan 6.5 por ciento de biodiversidad a nivel mundial y se encuentran en territorio nacional.
Del total de especies que se encuentran en el país, existen 127 que ya se extinguieron en vida silvestre y hay alrededor de dos mil 605 que están en peligro de extinción o amenazadas.
Bajo este contexto, Alejandro Trujillo Gallegos, licenciado en diseño gráfico digital y director general de Flying Free, ha reunido un equipo que, con la misma visión, desarrolla un videojuego que protege a las especies y al mismo tiempo ofrece un producto de entretenimiento al público consumidor.
La idea inicial se basa en la descarga del juego a través del celular o tablets y que, a partir de la experiencia en los niveles, se puedan hacer donaciones con las compras de ciertos accesorios que complementan el avance dentro de la aplicación.
Con la intención de hacer más atractiva la experiencia en los consumidores, Flying Free ha evolucionado a un sitio de realidad virtual y realidad aumentada que ofrece al usuario la combinación entre el videojuego, turismo virtual y turismo físico, e instituciones como el Zoológico de Guadalajara o la Fundación Ornitológica Txori se verían beneficiadas con las donaciones.
“Mi responsabilidad principal es todo lo relacionado con la visión, proyección, alianzas y el liderazgo del proyecto en general”, comentó Trujillo Gallegos en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo surgió la idea de hacer Flying Free?
Alejandro Trujillo Gallegos (ATG): Salió primero como un proyecto que nos pidió un aviario famoso cerca de la Ciudad de México. El proyecto necesitaba tener la capacidad de exportarse a Latinoamérica y el resto del mundo de forma fácil, y además debería brindar un apoyo económico.
La empresa no sabía que quería abarcar al público millenial, entonces desarrollamos la idea a través de un estudio de mercado, vimos hacia dónde iba el mercado mexicano en cuanto a telecomunicaciones, dispositivos, etcétera.
Al final de este estudio decidimos ofrecer un videojuego y después de algunas renovaciones vimos que Flying free tenía potencial para ser no solo un videojuego, sino una empresa que utiliza la tecnología para apoyar a especies en peligro de extinción, que es lo que realmente lo define.
AIC: ¿Cuánta gente está incluida en el equipo?
ATG: Son alrededor de seis a once personas dependiendo de la carga de trabajo, pero el equipo básico se conforma del director de tecnología que es mi hermano, Ángel Trujillo Gallegos y es ingeniero en sistemas operativos computacionales, la directora de arte es Wendy Lara, Arlette Lara y Gloria Islas Silva son las diseñadoras de la empresa, y en programación tenemos al director de desarrollo que se llama Sergio Domínguez; los demás programadores son Alexis Domínguez, Javier Castillo y Miguel Romero.
AIC: ¿De qué trata el juego y en qué consiste el proceso de donación?
ATG: Renovamos la perspectiva del juego y lo que construimos ahora es un sitio de experiencias de realidad aumentada y realidad virtual donde se podrá conocer todo el mundo y las estructuras a través de este tipo de experiencias que se encuentran en nuestro sitio, queremos ofrecer una mezcla de videojuego, turismo virtual y de aventura física.
La cuestión de apoyo a especies entra en un programa que se llama Quetzal Partners, este programa está diseñado para apoyar a todo tipo de proyectos de conservación con difusión masiva global de forma innovadora dentro de nuestra plataforma.
Con ayuda de marcas y empresas comprometidas con nuestro planeta, buscamos conectar a millones de personas a través de experiencias virtuales y físicas, creando apoyos económicos, publicitarios, socios y alianzas para que puedan seguir trabajando.
El sistema sigue siendo el mismo que la versión anterior de Flying Free, es parte de una donación pero es exclusivo de esa sección de Quetzal Partners.
El modelo es muy fácil: con nuestros socios escogemos una causa, puede ser una especie específica o algo más general, buscamos una marca o empresa socialmente responsable, o bien que busque apoyar este tipo de causas en forma de padrino.
Posterior a eso, creamos un nivel exclusivo de nuestra causa y diseñamos un plan de experiencias y neuromarketing con nuestro padrino, después unimos a medios aliados, como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y juntos hacemos el lanzamiento con eventos “bajo la línea” (BTL, por sus siglas en inglés).
Además, todos los socios causa tienen donaciones por la venta de sus experiencias en nuestra plataforma, se trata de un proceso ganar-ganar. Nuestro trabajo es conectar esas empresas que buscan ser socialmente responsables con una causa real y todo para que la gente los conozca.
Dentro del sitio hay cuestiones o secuencias que serán de paga, haces tu inscripción por experiencia o grupos de experiencia. Puedes comprar tal vez todas las experiencias del aviario por cierto precio y todo lo que se gane de esa transacción se va al aviario.
AIC: ¿Qué instituciones son las beneficiadas con este juego?
ATG: Estamos platicando con Africam Safari en Puebla que tiene un programa de reproducción del águila y el lobo mexicano que se vería beneficiado con las donaciones, también buscamos que el Zoológico de Guadalajara esté involucrado y la Fundación Ornitológica Txori.
La ayuda ha sido mutua ya que ellos también aportan a Flying Free para hacer mejor nuestro producto. Nos han explicado cosas como tipos de vuelo, alimentación de las aves, las especies que hay en México y todo lo relacionado con su reproducción.
Estamos ante un reto tecnológico antes que científico o incluso histórico, que una vez que lo tengamos cubierto el resto fluye de manera natural, ya que tenemos la oportunidad de contar con personas que nos han apoyado con especialistas en biología y otras ciencias que mejoran la calidad de la experiencia de jugar con Flying Free.
AIC: ¿Tienen planeado incluir otras especies en el juego?
ATG: Sí, vamos a abarcar más especies, no solo aves, pues es parte del nuevo programa de Quetzal Partners y la gente que ya ha tenido la experiencia de jugar lo pedía mucho.
Todo el ámbito de derechos de autor y registro de marca ya está cubierto. Tuvimos apoyo del personal del IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial) para poder hacer esto posible y a partir de octubre del año pasado hasta la fecha hemos tenido alrededor de dos mil 500 descargas.
Para esta nueva versión —que sería la versión beta— se tiene planeado el lanzamiento en dos meses más aproximadamente para saber qué es lo que dice el público y si les parecen las experiencias.
AIC: ¿Cómo ves este proyecto en los próximos años?
ATG: Siempre vi a Flying Free como un producto global en el que puedes viajar por el mundo sin salir de casa siendo tu animal favorito, y al mismo tiempo como una plataforma de turismo. Es una mezcla entre videojuego, cuidado de especies y turismo.
Lo veo como un proyecto para conocer todo el mundo, para conocer aquellos espacios a los que no puedas ir por distintas cuestiones de nuestro estilo de vida que es muy agitado.
La experiencia de trabajar en este tipo de causas es muy gratificante porque siempre nos quisimos ver apoyando algo más allá de lo económico y es un proyecto que deja huella por generaciones.
Fuente: CONACYT.
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