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Un día en la vida de un becario en CERN

Recientemente, Solangel Rojas Torres, becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para estudiar el doctorado en física en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), y quien desde la maestría participa en estancias en el proyecto más ambicioso de la historia, el Gran Colisionador de Hadrones, asumió una responsabilidad dentro del detector AD del proyecto ALICE.

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Ese detector fue con la colaboración UAS-Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados) y su principal línea de investigación es el estudio de la física difractiva en las colisiones de iones pesados y de protón-protón.

El estudiante de 29 años de edad trabaja en coordinación con un amplio grupo y se encarga de realizar los cambios técnicos del detector, así como del mantenimiento, verificar la realización de las tareas, el estatus del funcionamiento del detector, la calidad de los datos colectados, así como realizar los cambios para el correcto funcionamiento del detector AD.

Entre los logros de ese detector, se encuentra la medición de los denominados eventos difractivos, que suceden con colisiones de protón-protón.

“Esos han sido algunos de los estudios que se han visto hasta ahorita y con todos estos estudios y mantenimientos se pretende entender más fenómenos físicos con el detector y tener más claridad en los datos. En algunos de los análisis aún no hay claridad en cuanto a la información que arrojan y uno de los objetivos es esclarecer toda esa información que estamos viendo, ya con la física”, explicó Solangel Rojas Torres.

Becado

Solangel recibe apoyo de manutención de parte del CERN para cubrir los gastos de estancia, alimentación o vivienda. Recibirá una cantidad mensual, la primera de ellas fue de cuatro mil francos suizos, y se encuentra también en el trámite de una beca mixta para cubrir los gastos.

Un día como becario

Para Solangel Rojas Torres no hay días típicos, esto depende de las prioridades en ese momento, mismas que pueden cambiar de un momento a otro.

“Estos dos o tres meses anteriores, estuvimos trabajando fuertemente en el mantenimiento y mejorando algunas cosas del detector. Hicimos muchas intervenciones porque el experimento estaba detenido, no había operación de colisiones. Aprovechamos para hacer cambios, reparaciones y para investigar algunos problemas del detector”, comentó.

Entre las actividades, se encuentran reuniones con colegas en CERN para determinar las acciones a realizar.

El día de Solangel inicia cada mañana a las 7:30 horas. Prepara su desayuno al estilo sinaloense, que generalmente consiste en huevos mezclados con algún otro ingrediente. En otras ocasiones opta por comprar un pan de chocolate de camino a CERN.

Más tarde, recorre cerca de cuatro kilómetros en bicicleta y arriba a CERN minutos antes de las 9:00 horas. Algunos días ingresa a las oficinas, otros al área de laboratorio y hay días en que ingresa directamente al experimento.

Cada día, al llegar debe revisar correos electrónicos para verificar si hay actividades para el día, o bien si se registraron novedades con el detector AD.

“CERN te da un servicio de préstamo de autos para moverte dentro de las instalaciones, vamos por los materiales y nos movemos al punto dos, donde está ALICE, para bajar a la caverna”, comentó.

Por la responsabilidad que asumió este año, Solangel debe permanecer alerta las 24 horas del día.

“Una de las actividades a desarrollar es que una persona debe hacerse responsable del detector. Se me asignó esa responsabilidad por ciertos periodos para llamarme a un número de teléfono en caso de que haya pasado algo. A veces es un sistema electrónico, o un software que no está funcionando, ha pasado que se trata de falsas alarmas”, comentó.

Las necesidades se han presentado también por la noche e incluso durante la madrugada.

“Una vez hicimos guardias porque el detector tuvo un problema, pero fuera de eso no he tenido que asistir por la madrugada. Me han llamado a las tres de la mañana, o a las cuatro, y de forma remota accedo al sistema a hacer cambios. El año pasado era muy frecuente, ahora ya no tanto”, dijo.

Quince personas integran el equipo de trabajo del detector AD, muchos trabajan de forma remota y entre cinco y ocho de manera presencial.

Entre las tareas de Solangel Rojas, se encuentra trabajo en oficina, tareas como análisis de datos, reuniones y discusiones sobre el estatus del detector, o la física a discutir con todo el grupo para el análisis de múltiples detalles.

Ante tanto trabajo, el joven estudiante decide tomar tiempo libre para practicar deporte.

“Hay muchas personas que trabajan todo el día. He visto muchas formas de trabajo, hay quienes solo trabajan en ciertos horarios. Prefiero hacer también otras actividades para mantener la concentración”, comentó.

Solangel es integrante del equipo de futbol Nifa, con compañeros de diversos países, y realizan encuentros dos veces por semana.

“El año pasado jugué con el equipo y nos fue muy mal, no ganamos ningún partido. Ahora ya cumplimos el objetivo que era ganar al menos un juego”, comenta entre risas.

Fuente: CONACYT.

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