A través del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) de la Presidencia de la República, el sector científico lanzó un llamado para que sus integrantes, es decir, toda la comunidad de investigadores, se informen acerca de las modificaciones a la Ley de Ciencia y Tecnología y a la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, que hace más de un año fueron aprobadas, y se embarquen en proyectos de emprendimiento empresarial.
En conferencia de prensa, donde también fue lanzado el micrositio “Investigadores con vocación empresarial: se terminó la espera”, voceros del CCC explicaron que en México es necesario surjan más empresas desde el sector académico —de base tecnológica— para detonar la innovación e impactar el desarrollo económico del país, tal y como ha ocurrido en otras naciones como Estados Unidos, Corea y Japón, solo por mencionar algunos ejemplos.
Al respecto, el doctor Arturo Menchaca Rocha, coordinador general del CCC, detalló que desde que se aprobaron las modificaciones que permiten a los investigadores embarcarse en la creación de empresas para explotar los desarrollos derivados de sus proyectos de investigación, se han dado pasos muy pequeños debido al desconocimiento de esa información por parte de los investigadores y a la falta de la regulación institucional necesaria para este tema.
Precisó que aun cuando existe un decreto que obliga a las instituciones académicas y centros de investigación a crear un marco regulatorio para que los investigadores puedan constituir empresas, en la mayoría de los casos el mandato se ha incumplido y que ese detalle, sumado a que el grueso de los investigadores aún desconoce que pueden crear sus propias empresas sin incurrir en el llamado conflicto de intereses, de poco ha servido hasta ahora el esfuerzo realizado en torno a la política científica.
El doctor Enrique Galindo Fentanes, miembro del CCC, se dijo preocupado por esa situación toda vez que el país cuenta con el potencial y las capacidades para lograr un despegue económico basado en nuevos modelos empresariales. “En países emergentes como Corea del Sur, Israel, India y China se han movido cada vez más hacia las economías del conocimiento, donde las empresas cada vez dependen más de recursos científicos y tecnológicos”.
Añadió que ello ha reducido, en aquellas naciones, considerablemente la brecha entre el desarrollo científico y su aplicación tecnológica; no obstante, en México la situación es distinta. “En México, contamos con 27 mil investigadores reconocidos y productivos y, aunque el número aún es bajo para el tamaño de la economía del país, refleja que la ciencia nacional tiene un muy buen nivel y que muchos de sus científicos son de talla mundial”.
Sin embargo, la ciencia que se produce en México desde hace muchos años y que es consecuencia de una inversión pública enorme, mencionó, fue a lo largo del tiempo objeto de restricciones para llevar a buen puerto la transferencia tecnológica.
Al respecto, detalló que los tres caminos para lograr esa transferencia son el licenciamiento de patentes por parte de las instituciones hacia un particular, el intercambio de personal y ahora, gracias a las modificaciones a la Ley, la creación de empresas por parte de los científicos.
Al enfatizar la importancia del tercer esquema de transferencia, el cual es posible desde el 8 de diciembre de 2015, señaló que se debe a que la mayor parte de la investigación y desarrollo tecnológico de este país se origina en sus centros públicos de investigación y en las universidades. “El conflicto de intereses fue removido de la Ley”, concluyó.
Fuente: CONACYT.
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